Los futuros de la soja estadounidense en el CME Group (“Chicago”) siguieron subiendo este miércoles impulsados por el informe del USDA, publicado ayer, que asegura que la oferta de la oleaginosa en EE.UU. será menor a la esperada.
La realidad es que el movimiento de los valores de la soja en el CME son exagerados o bien están contemplando la posibilidad de un acuerdo comercial entre EE.UU. y China que garantice el flujo de exportaciones de poroto estadounidense hacia el mercado asiático.
Sonrisas y lágrimas: El informe del USDA vino con doble sorpresa para el maíz y la soja
En los hechos, ese optimismo puede resultar peligroso porque no existe ninguna señal por parte de China de que las negociaciones están bien encaminadas; más bien lo contrario.
Un comunicado oficial del gobierno chino señala que el mandatario Xi Jinping aseguró “que su país está dispuesto a trabajar con Brasil para convertirse en un ejemplo de unidad y autosuficiencia entre las grandes naciones del sur global”.
“Xi también reiteró que China apoya al pueblo brasileño en la defensa de su soberanía nacional y respalda a Brasil en la protección de sus derechos e intereses legítimos, exhortando a todas las naciones a unirse para combatir con firmeza el unilateralismo y el proteccionismo”, añade en referencia al arancel adicional del 50% aplicado por EE.UU. a Brasil a muchos productos clave, como el café y la carne vacuna.
Los valores de la soja estadounidense tienen un recorrido bajista enorme por experimentar si las negociaciones entre EE.UU. y China finalmente fracasan, algo que no puede descartarse. Por el momento, la nación asiática sigue comprando soja sudamericana de manera frenética mientras no realizó a la fecha ninguna orden de compra de soja estadounidense de la nueva campaña 2025/26.
Esa realidad se viene reflejando en el diferencial de los valores FOB de la soja Golfo de México (EE.UU.) versus la originada en Brasil y la Argentina.
En los hechos, el precio de la soja estadounidense está conectado al “respirador artificial” del régimen de promoción de biodiésel, el cual garantiza un crecimiento del consumo interno de aceite de soja y, por lo tanto, eleva de manera sustancial el precio de ese producto.
La “magia” de nuevo régimen de promoción de biocombustibles aprobado por el Congreso de EE.UU. es que, para evitar lo que sucedió durante la administración de Joe Biden, se impide la importación de fuentes alternativas más baratas que puedan hacerle “sombra” a la producción local de aceite de soja (con excepción del aceite de colza canadiense y del sebo bovino mexicano, que podrán seguir ingresando a EE.UU.)
De todas maneras, la fortaleza del aceite de soja estadounidense –producto de la política de promoción de biocombustibles impulsada por Trump– también contribuye a afirmar los valores del aceite sudamericano, contribuyendo a mejorar los márgenes de las industrias aceiteras de Brasil y la Argentina.