La reunión de este miércoles del Consejo Federal Agropecuario, el ámbito donde la Nación y las provincias deberían acordar sobre la política pública agropecuaria, fue el hecho político de esta semana, pero no tanto por los progresos que allí se hicieron (francamente no sucedió algo novedoso) sino por la cantidad de “chicanas” que se cruzaron entre sus protagonistas.
Este es un pequeño manual elaborado por el equipo de Bichos de Campo para que no se le escape a nuestros lectores ninguna de estas pequeñas anécdotas que enriquecen el debate público sobre el agro en medio de una de las peores sequías de los últimos tiempos, con productores repletos de problemas para conseguir insumos, asfixiados por una enorme presión impositiva, alarmados por una brecha cambiaria insostenible, y todos los etcéteras que usted quiera agregar.
La reunión del Consejo Federal Agropecuario había sido convocada por el ministro Julián Domínguez desde principios de la semana pasada y escondía dos objetivos centrales para ese funcionario. Uno de ellos era la presentación de sus nuevos equipos de funcionarios (de hecho sentó a Matías Lestani y a Jorge Ruiz a su lado, a pesar de que ninguno de ellos fue designado formalmente en el Boletín Oficial) y realizar una suerte de relanzamiento de su gestión blandiendo uno de sus principales estandartes: el Plan GanAr, que consiste por ahora en reunir una masa de créditos por 100 mil millones de pesos para fomentar la ganadería y la producción de carne.
Pero ni bien comenzaron desde Ceremonial a hacer circular las invitaciones, comenzaron las primeras chicanas.
Primera chicana: El lunes, dos días antes del encuentro, La Mesa de Enlace emitió un comunicado en el que anticipaba -pero no confirmaba- que no enviaría a sus dirigentes al encuentro promovido desde Agricultura porque el temario planteado por Domínguez no incluía el tema más acuciante para los productores: el impacto de la sequía y de las inundaciones que la sucedieron al algunas zonas.
En esa primera chicana, los dirigentes rurales recordaron que “son miles los productores afectados en este momento por las dramáticas consecuencias de la sequía y/o las inundaciones”. De esa manera, el bloque agropecuario pateó la pelota hacia el lado de la cancha del gobierno. Incluso le reclamó a Domínguez que adopte una medida que no depende de su cartera, como la suspensión del pago del “anticipo de Ganancias” a todos los productores declarados en Emergencia.
Por supuesto, al día siguiente los ruralistas no asistieron a la reunión con los ministros provinciales y en dicho encuentro jamás se habló sobre esta facilidad impositiva.
Segunda chicana: Herido en su orgullo por el faltazo de los dirigentes de la Mesa de Enlace (incluidos los representantes de Coninagro, que habían anticipado su voluntad conciliadora) , el ministro Domínguez retrucó con declaraciones en las que lamentó que “el sector agropecuario está altamente politizado”. Pero lejos de bajar la espuma, en la gacetilla oficial donde difundió lo sucedido en la reunión con las provincias, el funcionario nacional cometió la segunda gran chicana de la semana: resaltó especialmente la presencia de Córdoba en la reunión.
Luego de informar que el Plan Ganadero prevé a partir del 1° de febrero una línea de créditos por un monto total de 100 mil millones de pesos a tasa bonificada, el comunicado nacional indicó que “las provincias, principalmente Córdoba, manifestaron su acompañamiento y respaldo a la iniciativa en sus territorios”. E insistió que “el ministro de Agricultura y Ganadería de Córdoba, Sergio Busso, destacó los objetivos del Plan y adelanto el acompañamiento de la provincia y del Banco de Córdoba que participará con 3 mil millones de pesos”.
No parece necesario recordar que tanto Busso como su gobernador, Juan Schiaretti, han sido muy críticos de la política agropecuaria nacional, cuestionando en público no solo la persistencia de altas retenciones para la soja y los cereales, sino también el cepo a la exportación de carne vacuna vigente desde mediados de 2021, y que es más que visible a pesar de que el propio Domínguez desmienta su vigencia.
La mención explícita a Córdoba fue claramente la segunda chicana de la semana: Domínguez les refregó en la cara a las entidades de la Mesa de Enlace que su gobernador favorito había ido a la reunión y apoyado las medidas.
En el medio, una chicanita: Parece ser que en medio de la reunión con los ministros provinciales, Domínguez presentó a Lestani, su nuevo secretario de Agricultura, había integrado las filas ruralistas y hasta era presidente de una sociedad rural enrolada en Carbap y en CRA, la de General Rodríguez, en el oeste del conurbano bonaerense.
La entidad bonaerense salió muy presta a desmarcarse de Lestani, aduciendo que en realidad solo había sido asesor de CRA. En declaraciones Radio Génesis, Horacio Salaverri, el titular de Carbap, desmintió que el nuevo secretario haya pertenecido a sus filas.
Tercera chicana: En un comunicado de prensa, el ministro cordobés Busso salió a aclarar que durante su participación en el Consejo Federal Agropecuario no cambió ni una coma de lo que venía diciendo la provincia. “En sintonía con las declaraciones emitidas días atrás por el gobernador Juan Schiaretti, el ministro Busso también puso sobre la Mesa Nacional la imperiosa necesidad de avanzar hacia un esquema de eliminación de las retenciones al sector”, explicitó.
“Debemos eliminar este impuesto a la producción, al trabajo; y que se permita poner a las retenciones a cuentas de Ganancias. Si ese dinero quedara dentro de la Provincia, se podrían hacer muchísimas inversiones que benefician a la sociedad en su conjunto”, declaró Busso, respondiendo claramente a la manipulación que intentó hacer Domínguez con su presencia en la reunión.