En la última semana la “estrella” del mercado de commodities agrícolas fue el aceite de soja con subas de precios impresionantes y muy superiores a las alzas registradas por el poroto.
Hoy martes el contrato de aceite de soja CME Marzo 2021 finalizó en 1215,8 u$s/tonelada con una suba en la última semana del 7,5%, mientras que la posición del poroto de soja CME Marzo 2021 terminó hoy en 529,5 u$s/tonelada con un alza intrasemanal del 1,9%.
El primer factor que impulsó los precios internacionales de los aceites vegetales –tal como se anticipó– es la decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de no incrementar la oferta de petróleo (salvo por un pequeño aumento autorizado a Rusia y Kazajistán) al considerar que no están dadas las condiciones para volcar más crudo al mercado global.
Como se espera que este año la economía mundial comience a recuperar parte de la destrucción de riqueza ocurrida en 2020 por el aislamiento obligatorio, la estabilización de la oferta de petróleo por parte de la OPEP en un nivel “pandémico” es claramente un factor alcista que arrastra a los aceites vegetales de soja y palma, que son el principal insumo para elaborar biodiésel.
El segundo factor es la gigantesca demanda china. El USDA proyectó hoy que la importación de aceite de soja por parte de la nación asiática en 2020/21 sería de 3,80 millones de toneladas, cuando un mes atrás preveía 3,60 millones.
En 2019/20 las compras del biocombustible por parte de China habían sido de un millón de toneladas, lo que implica que en apenas un año va camino a cuadruplicarlas.
El tercer ítem es un factor interno estadounidense: el gobierno de Joe Biden está promoviendo una “Ley del Futuro Limpio” (CLEAN Future Act) con el propósito de alcanzar la “descarbonización” de la economía de ese país.
Si bien buena parte de los esfuerzos de ese proyecto, en lo que respecta a transporte, están focalizados en promover los vehículos eléctricos, en el “mientras tanto” se espera que, hasta lograr el recambio tecnológico, se promueva el consumo de biocombustibles en EE.UU. en desmedro de los combustibles elaborados con fuentes fósiles.