La Asociación Maíz y Sorgo Argentino (Maizar) dio inicio formal a su tradicional congreso anual, en donde -junto a instituciones, empresas y representantes de toda es cadena- aprovechará a celebrar su vigésimo aniversario.
Sin la presencia finalmente de la citada vicepresidenta de la Nación, Victoria Villarruel, la apertura estuvo a cargo de Federico Zerboni, presidente de la entidad, Ignacio Garciarena, presidente de esta nueva edición del congreso, y Fernando Vilella, secretario de Bioeconomía.
Bajo la consigna “Liberemos nuestro talento colectivo”, Garciarena marcó la cancha y exhortó a los presentes a “ponerse incómodos” pero de una forma “motivadora, movilizante y sobre todo curiosa”.
“Apunta a la co-creación de valor. Nosotros no producimos bienes primarios. Tampoco solo industrializados. Producimos bienes complejos a partir de la fotosíntesis Cosechamos la luz del sol y con su resultante vendemos carne, polenta, bioplásticos, combustibles y maíz en cientos de formatos. Eso es muy complejo”, afirmó el presidente del congreso.
La temperatura del encuentro subió sin dudas de la mano de Zerboni, quien recordó que esa edición se da después de “tres años de implacable sequía”, y de una “incertidumbre propia de un año electoral”, así como de la llegada de “políticas públicas más favorables”.
“Las cadenas agropecuarias son un pilar fundamental de las cadenas argentinas y generan el 64% de las divisas que ingresan al país. Junto a otros sectores tenemos el potencial de impulsar un crecimiento enorme, pero eso se ve obstaculizado por la falta de un marco estable que fomente la confianza y la inversión. Necesitamos reglas claras y duraderas, apertura económica para integrarnos al mundo y aumentar las exportaciones”, afirmó sin tapujos.
“Somos un país rico en recursos humanos y ambientales, enorme potencial productivo, pero seguimos atrapados en una economía estancada, con alta inflación y con más de 50% de población sumida en la pobreza. ¿Cuánto tiempo llevamos planteando lo mismo? ¿Dentro de diez años, vamos a seguir hablando de nuestro potencial mientras estos problemas persisten?”, se preguntó el titular de esa entidad a continuación.
Zerboni remarcó que el sector agroindustrial soportó durante mucho tiempo el peso de “las retenciones, el desdoblamiento cambiario y una alta carga impositiva”, pero buscó mostrarse conciliador.
“Se voto un cambio. El gobierno actual heredo una economía al borde de una hiperinflación y con distorsión de precios relativos. Confiamos que estas trabas se resolverán pronto, tal como se fijo en la campaña electoral”, sostuvo y pidió por un “cambio real”.
Cambio de escenario: ahora los fondos agrícolas están más optimistas con el maíz que con la soja
Hacia el final, el presidente de Maizar dijo: “Para 2030 aspiramos a producir más de 80 millones de toneladas, aumentar las exportaciones y generar divisas, transformando mas granos en proteína, bioetanol y otros productivos con valor agregado”.
A su turno, el secretario Vilella se refirió al pedido de Zerboni: “La bioeconomía sin dudas conforma el complejo más competitivo de la argentina que busca devolverles la rentabilidad a los productores. En el mejor escenario de precios internacionales, al campo se le sacó la renta con gran creatividad y tres formatos: múltiples regulaciones de mercado interno y externo como fideicomisos, volúmenes de equilibrio, cuotas y restricciones de distinta naturaleza; una brecha cambiaria creciente, con acceso arbitrario a divisas para importación que dependían del humor de funcionarios o de la capacidad de lobby; y los derechos de importación. De las tres pudimos avanzar rápidamente en las dos primeras. Prometemos hacerlo con la tercera cuando las condiciones macro lo permitan”.
Acto seguido, el funcionario aprovechó para enumerar otros gestos del gobierno para con el sector.
“Muchos expositores acá en mayo del año pasado mencionaron el gran peso de las regulaciones. Por eso bajamos las declaraciones SISA de cinco a dos, y eliminamos la mayor parte de esas regulaciones que desestimulaban la inversión y el crecimiento”, indicó.
“En junio pasado la Bolsa de Cereales publicó un estudio que decía que para maíz, trigo y girasol una reducción de la brecha cambiara sería más favorable que bajar las retenciones. Y hoy la brecha se redujo sustancialmente”, añadió luego.
Vilella también mencionó la reducción en los aranceles de fertilizantes y herbicidas, y ejemplificó el trabajo con el caso de la urea: “A nivel mundial la urea bajó desde febrero su precio en menos de un 10%. En nuestro país lo hizo de 800 a 520 dólares. No fue magia”.
“Después de años han aparecido créditos en dólares del Banco Nación, del BICE y de la banca privada. También hay líneas en pesos que cada pocos días bajan las tasas. Todo porque el Estado dejó de ser el único tomador de crédito con tasas estrafalarias”, dijo el funcionario.
“Además de producir hay que vender, y este verano hemos logrado la apertura del mercado Chino para el mercado del maíz luego de años de negociaciones”, sumó hacia el final.
Y aunque el foco estuvo mayormente puesto en la cuestión económica, la apertura no omitió referirse al achaparramiento del maíz causado por el Spiroplasma, que en muchas zonas ha causado estragos en el último tiempo.
Tanto Zerboni como Vilella coincidieron en el trabajo coordinado que se realizó entre entidades privadas y públicas con el fin de recopilar información y barajar estrategias que permitan contener la situación, además de pensar en posibles soluciones de cara a la próxima campaña.
“Todas las instituciones hemos reaccionado rápidamente para coordinar acciones para la próxima siembra. Había un solo producto histórico para tratarlas y ya Senasa habilitó 7. En genética no había materiales tolerantes y ahora INASE armó un marco para caracterizar a los materiales que se vayan inscribiendo. El INTA tiene varios expertos que desde hace muchos años estudian los ciclos del insecto y de la enfermedad. No podemos dejarnos superar por el miedo ni tampoco ser temerarios. Podemos hacerlo bien sin bajar área de cultivo o productiva. Estamos juntos y lo superaremos”, concluyó Vilella.
en que pais vive Vilella? seguro que en la Argentina no vive