Los reintegros a la exportación son una de las mejores herramientas que tiene el Estado para promover aquella tan mentada política para convertir a la Argentina en el “supermercado del mundo”. Los reintegros son todo lo opuesto a las retenciones: no son una quita sino una devolución de impuestos internos. Premian a quien exporta con un pequeño porcentaje del valor exportado, que crece a medida que el producto tiene mayor valor agregado.
Cuando Mauricio Macri y su gobierno creían que lo peor de la tormenta económica había pasado y apostaban todas las fichas a convertir al país en el “supermercado del mundo”, el decreto 1126 de fines de diciembre de 2017 estableció generosos reintegros a la exportación para todo el arco de productos exportables de la Argentina. En algunos casos llegaban al 6%, aunque el promedio general era bastante más bajo. En todo caso, era un intento del Estado por estimular las exportaciones de alimentos con valor agregado. El sueño de llenar las góndolas y no solo alimentar los chanchos ajenos, para que otros hagan los jamones.
Esta política “desarrollista” llegó a su fin, o al menos entró en un impasse. Como ya había adelantado el gobierno la semana pasada, cuando finalmente anunció retoques en la estructura de retenciones al complejo sojero, este lunes se concretó otra medida que ya no promueve sino que ajusta el torniquete. En apenas un año y medio la percepción sobre la bonanza económica se alteró por completo. Ya no es tiempo de promover sino de achicar gastos. Llegó el recorte de reintegros y se colocó en el freezer el plan para ser el “supermercado del mundo”, tan meneado por el presidente y su ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere.
El nuevo decreto 767/18 concreta una baja de reintegros a la exportación que será dolorosa para muchos productores y exportadores, sobre todo de las economías regionales. Los reduce en muchos casos a la mitad, pero en la mayoría a una cuarta parte.
En su momento, al anticipar la medida de ajuste, el Palacio de Hacienda había dicho que los reintegros a la exportación se iban a reducir el 66%, que es más o menos la corrección del valor del dólar en el mercado local en lo que va del año. Es que el gobierno especula que este recorte de beneficios para las empresas exportadoras será compensado por completo con la suba del dólar. Puede ser posible, pero en todo caso ahora los estímulos para exportar con mayor valor agregado quedaron en una mínima expresión. Y en el ajuste, habrá unos 29.000 millones de pesos que antes iban a manos de los exportadores de alimentos, y que ahora quedarán en las arcas del Estado, según los propios cálculos oficiales para 2019.
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Revisemos cómo quedaron algunos de los reintegros más significativos para el sector agropecuario:
- Para empezar, los reproductores de raza de las diversas especies ganaderas, que en general tenían un reintegro a la exportación de 2,05%, ahora recibirán 0,5% en concepto de devolución de impuestos internos.
- La carne vacuna recibía de 2,50% a 4% de reintegros, según el agregado de valor. Ahora casi todo queda entre 0,5% y 1% como tope. Es decir, se recortan los reintegros 4 veces.
- Otra muestra de la resignación a ser supermercado: los jamones y la panceta de cerdos que recibían una compensación exportadora del 5,5% ahora solo recibirán 3% de reintegro.
- El recorte de reintegros también ha sido fuerte para el sector de la pesca, que es netamente exportador. Los diversos productos recibirán de 0,5 a 1%, cuando antes recibían hasta 3,4%. No es la excepción la posición 0302.89.43, correspondiente a los Pacúes, que de 4 pasó a 1,25%.
- Los productos lácteos tenían en general un reintegro de 3 puntos porcentuales. Ahora solo recibirán 0,75%. En un exclusivo queso pasta azul los reintegros se reducen a la mitad, de 5 a 2,5%.
- En el Capítulo 05 del Nomenclador, dedicado a los cueros y los despojos de diversas especies, sobre todo bovinos, los reintegros quedaron en la mínima expresión, entre 0,25 y 0,50%. Se redujeron cuatro veces en promedio.
- Las economías regionales, pese a las promesas oficiales, son de las más castigadas. La exportación de cebollas pasó de 2,05 a 0,5%; las de flores, de 3,40 a 1%; las de papas y tomates, de 4 a 1,25%; las de ajos, de 4 a 1,25%; las de Aceitunas, de 5 a 2,50%.
- Seguimos con las economías regionales: los reintegros para los porotos y otras legumbres bajaron de 4 a 1,25%; en Mandioca, de 4,05 a solo 1,25%; en Frutos secos, de 4,50% a 1,75%, en Naranjas y mandarinas, de 3,50 a 1%, en Limones, de 3,50 a 1%.
- La solución a la crisis del alto valle de Río Negro es exportar más. Pero el gobierno también redujo fuerte los reintegros para esta región. En Manzanas bajan de 6,90 a 3,75%; y en Peras de 6,20 a 3,50%.
- Y también caen los reintegros para otros productos que no deberían faltar de cualquier góndola de supermercado. En Arándanos y otros berries, de 3% a 0,75%. En Té verde o negro, de 3,50 a 1,25%. En Yerba Mate, de 3 a 0,75%. En arroz descascarado el reintegro baja brutalmente de 3 a 0,25%. En Harina de trigo de 3 a 0,75%, En Harina de maíz (polenta), de 4 a 1,25%.
- En el cordobés Maní sin cáscara, los reintegros bajaron de de 2,50 a 0,50%, cinco veces. En Aceite de girasol lo hacen de 2,50 a 0,50%. En el paté o picadillo de carne, de 6 a 3% Y así podemos seguir largo rato.
En definitiva, el decreto de este lunes marca un claro ajuste que en el corto plazo servirá para que el Estado junte unos mangos. A costa de la solución virtuosa de producir más para exportar más y así obtener mayores ingresos. Y cobrar más impuestos por eso.
Habrá que ver ahora durante cuanto tiempo quedará congelado el sueño de convertir a la Argentina en “supermercado del mundo”.
En peras y manzanas tengo entendido que bajan del 8.5% al 7%