La aplicación de neo-retenciones y el fuerte recorte de los reintegros a la exportación descolocaron a los productores de garbanzos del centro y norte de Córdoba. La nueva ecuación tributaria derivada de las urgencias de dinero que tiene el Estado perjudicó en este caso seriamente a los privados, que reclamaron una urgente revisión del tema.
La voz cantante la lleva la Sociedad Rural de Jesús María, que envió una nota al ex ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere. Allí lo insta a evaluar el impacto que está teniendo el actual sistema de retenciones sobre el garbanzo y otros cultivos que conforman la paleta de “especialidades”.
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La agrónoma Melisa Braun, del CREA Córdoba Norte, aportó datos para fundamentar este reclamo. Aseguró que el nuevo decreto 793/2018 afectó severamente los negocios de exportación de especialidades “haciendo que hoy la producción sea inviable y afectando directamente a la cadena de valor”
¿Cuál es el problema? La especialista indicó que la mayor distorsión de las neo-retenciones sobre el garbanzo y otras especialidades se produce porque la alícuota a pagar se “se calcule sobre un valor FOB de REFERENCIA y NO sobre valores ACTUALES/REALES de ventas FOB”.
Esto quiere decir que un funcionario en Buenos Aires determina que el valor FOB oficial de exportación del garbanzo sea de 540 dólares por tonelada (esto según la última circular del 11 de octubre) y entonces la neo-retención se determina aplicando un tributo de 4 pesos por dólar exportado (es decir, la tonelada paga 2.160 pesos).
Pero los productores afirman que ese valor FOB Oficial es antojadizo y no siempre coincide con el que realmente cobran en una operación, por lo que la neo-retención aplicada realmente suele ser mucho mayor al porcentaje del 12% que se estableció como máximo.
“Necesitamos que la alícuota no esté sobre calculada. Es decir que sea calculada sobre valor FOB real de cada producto, y no utilizar uno de referencia. Para esto, debemos exigir con urgencia la actualización de los valores FOB de acuerdo a la realidad”. indicó el trabajo de Braun, que además se queja porque todo el descuento recae finalmente sobre el productor y no sobre otros actores de la cadena.
Para tratar de explicar el problema, el especialista Adrián Poletti aclaró que el valor FOB oficial no es erróneo, ya que se determina por dos vías: por el promedio del valor Fob que se está cargando durante el mes y con datos reales del mercado informado por las propias cámaras sectoriales.
Pero Poletti reconoció que “el problema es que los cultivos especiales tienen dentro de su valor FOB un alto componente de costos referidos a servicios (procesamiento, bolsas, cargas, fletes, gastos de despacho), que dado el famoso costo argentino, en muchos casos es tan alto como el valor de la mercadería misma”.
“Es por este punto donde la retención efectuada queda totalmente desproporcionada respecto al 12% que el gobierno quiso imponer. Como no es posible hacer una retención sobre los servicios que forman el precio FOB, el impuesto queda completamente gravoso contra el precio al productor. Es cierto que este sistema de retenciones está haciendo inviable la producción de muchos de estos cultivos si no hay un cambio rápido en su forma de liquidar”, indicó el especialista en cultivos especiales.
En la carta a Etchevehere, la rural de Jesus María le recuerda que el garbanzo, al que se puede caracterizar como una “economía regional”, se ha instalado en el centro norte de Córdoba (Departamentos Colón, Río Primero, Totoral y Tulumba) como “una alternativa atractiva para el invierno, desplazando a un trigo incierto para estas latitudes”.
“Tratándose de una especialidad, que tiene como destino la exportación, requiere adecuar la mercadería para ese mercado (limpieza, selección y embolsado), todo lo cual se realiza en origen. De este modo, además de incorporar una rotación agronómica adecuada, genera inversión en infraestructura industrial y consecuentemente un plus de empleo en pueblos y ciudades del interior”, destacaron los productores cordobeses.
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La SRJM indicó que la distorsión que provocan los precios FOB oficiales no son privativas del garbanzo, sino que se extienden a otros cultivos como el maní, los porotos y el maíz pisingallo. Son todos cultivos que “al no contar con mercados de referencia, están expuestos a precios inestables y muy volátiles, al tiempo que son inexistentes los mercados de futuros y coberturas”.
“Si a esta incertidumbre le sumamos el costo de alistamiento, entonces el impacto de retener 4 pesos por dólar FOB es sensiblemente mayor al que sufren las commodities agrícolas tradicionales”, se explicó.