Todo insumo que se aplique a campo, ya sea de síntesis o biológico, antes debe haber sido evaluado, aprobado y registrado. Quien se encarga de eso es un área específica dentro del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), que enfrenta a los productos a una serie de pruebas que miden su riesgo y su eficacia. El proceso culmina con un registro, que no es una mera cuestión administrativa sino que contempla una batería de información técnica y científica, que llega al productor a través de la etiqueta o marbete del insumo.
“Todo producto, elemento o aparato que se manipule en forma incorrecta generará un efecto no deseado. Un producto que no está alcanzado por un sistema de registro formal, argentino o de cualquier país, no brinda la certeza de lo que contiene”, explicó a Bichos de Campo el ingeniero agrónomo Sebastián Gómez, quien además es responsable de evaluar productos biológicos dentro de Senasa.
“El tema de los biológicos en particular es un universo muy amplio, que puede ser extremadamente útil o extremadamente peligroso en el caso de que la contaminación por un microorganismo alcance algún alimento. Uno se cansa de ver situaciones de contaminación por Escherichia coli. Una mala manipulación de un alimento o de un elemento puede generar una algo sencillo como una descompostura o algo más grave como la muerte, dependiendo de la cepa o del microorganismos que me este alcanzando”, puntualizó el especialista.
Mirá la nota completa acá:
Estos controles no apuntan a los efectos en la salud y en la productividad de los cultivos, sino incluso a la posibilidad de formular los productos escala, que podrían posicionar a Argentina en el mercado internacional.
“Muchos de los problemas suceden cuando uno aísla un microorganismo, lo formula, y luego lo escala. Una cosa es producir 300 gramos de algo y otra producir 3 millones de toneladas y te salga igual. Y como viene la demanda se va a necesitar cada vez más. Que un producto tenga el sello de Senasa te permite no sólo el tránsito federal por el país, sino exportarlo. Argentina hoy por hoy, por el conocimiento científico y técnico que tiene, puede posicionarse como generador y exportador de este tipo de productos, y no como un consumidor de lo que hacen en otros países”, aseguró Gómez.
-¿Cómo se viene trabajando en Senasa en función de estos nuevos productos que están surgiendo?– le preguntamos al especialista.
-Desde el 2013 hemos llevado adelante una reducción de aranceles para el registro de este tipo de productos. Para registrar un bioinsumo uno paga menos que para registrar un insumo de síntesis. Se han agrupado muchas de las empresas del sector, en general son en su mayoría pequeñas y medianas empresas, y han generado un espacio de trabajo donde interactúan con organismos como Senasa, el INTA, e internacionales como el IICA. Es parte de la organización del sector.
-¿Las normativa actuales respecto al uso de fitosanitarios pueden adaptarse en función de estos nuevos productos o es necesario hacer una nueva normativa?
-Para la parte de terapéutica tenemos vigente la normativa 350 del año 1999. Que si bien son muchos años los que han transcurrido, es una norma muy solida. La norma habría que aggionarla pero interpretándola bien podemos trabajar. Por otro lado tenemos la de fertilidad o estimulación, la 264 del año 2011. Hoy por hoy están muy de moda los bioestimulantes, que son una categoría que no existe registralmente. Sí tenemos los promotores de crecimiento, aunque encuadraríamos por ahí a ese tipo de productos que atienden a la fertilidad y estimulación de los cultivos. Normas hay para cada una de las situaciones. Algunos usos nuevos que se van incorporando.
A continuación Gómez agregó: “Nunca se volvió un registrante con su carpeta abajo del brazo a su casa porque no encontrábamos la forma de hacer el registro. Siempre encontramos el lugar donde ese producto cuadra”.
-De acá para adelante, ¿qué líneas de trabajo proyecta Senasa en función de estos nuevos productos?
-Tenemos que generar un espacio para este tipo de productos. No digo separarnos de lo que es la gran gama de productos de síntesis química, pero sí tener un lugarcito donde le demos un tratamiento especifico a estos productos, y que de a poco vayamos unificando criterios entre las evaluaciones que tenemos para fertilidad y para terapéutica, como para acompañar un poco más los procesos de registro. Tenemos muy buen dialogo con el sector, tanto cámaras como empresas en forma individual y el resto de los organismos que pueden participar del tema.