Es raro que un comunicado oficial -en este caso fue uno emitido por la Secretaria de Agroindustria-, ponga en el candelero nuevas opciones productivas. Suele suceder en general que los funcionarios utilizan la prensa estatal para contar todo ‘lo bueno’ que han hecho y no lo que se podría hacer.
Pero sucedió este viernes: un comunicado oficial nos avisó de la Acrocomía como nueva chance productiva para las provincias del Noreste (NEA).
¿What the fuck? Diría un adolescente. La popular frase tiene demasiadas traducciones. Pero quedémonos con esta: ¿De qué diablos me estás hablando?
Acrocomía. De eso hablamos. En principio sabemos que es un género de plantas pertenecientes a la familia de las palmeras, originaria de América y que tiene presencia en el norte del país, en Paraguay y en Brasil. El comunicado oficial contaba sobre la realización de una jornada para analizar las posibilidades de ese cultivo en el país. La organizaban la propia Secretaría de Agroindustria, su par de Ciencia y Tecnología; y la Facultad de Agronomía (FAUBA).
El profesor en la Cátedra de Cultivos Industriales en esa facultad, Diego Wassner, explicó allí de qué venía la cosa: “La palmera nativa Acrocomia totai -tal es su denominación científica- posee un altísimo potencial para la producción de aceites con fines industriales, como biodiésel y cosméticos, con un rendimiento diez veces superior al del principal cultivo oleaginoso de la Argentina, la soja”.
Agrega Wassner, en esta provocadora comparación, que “es posible obtener con este cultivo nuevo “entre 4 y 5 mil litros de aceite por hectárea, mientras la soja genera alrededor de 500 litros en la misma superficie”. Por eso resaltó que es importante evaluar la Acrocomía para ver si se puede cultivar así, ya que en Brasil y Paraguay ya se explota comercialmente y con buenos resultados.
No cierra. Será imposible hacer en el futuro buenos comunicados oficiales con la palabra Acrocomía en el título. No imaginamos tampoco a los presidentes hablar del “milagro de la Acrocomía” como hoy hablan del “milagro de la soja”…
Por suerte después nos enteramos que a esta palmera también se la conoce en Paraguay vulgarmente como “cocotero”. Ahora si que suena más lindo. Imaginamos a la Argentina debatiendo en las próximas décadas sobre los problemas causados por “el monocultivo del cocotero”.
Ahora en serio, en la Jornada “Biorrefinerías de Acrocomia: una alternativa para el NEA”, varios especialistas coincidieron en que hay que analizar la factibilidad de producir Acrocomía en el norte, para así “impulsar un nuevo sistema de producción que genere arraigo rural a través de la demanda de mano de obra, y sea compatible con gran parte de las producciones actuales”. ¡Vaya objetivo!
Los impulsores del cocotero creen que podría ser compatible con gran parte de las producciones actuales, como la ganadería y la horticultura, “brindándole viabilidad económica a los proyectos, ya que la palmera comienza a producir a partir de los 4 o 5 años de edad, con una vida útil en proyectos comerciales de más de 40 años”, según explicó el comunicado.
“Además del potencial como cultivo oleaginoso, los frutos de Acrocomia totai poseen potencial como recurso biomásico. Las provincias de Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa, tienen las condiciones de clima y suelo aptos para el desarrollo de esta planta. Este cultivo, apto para extensiones reducidas, puede convertirse en una alternativa conveniente para pequeños productores”, afirmó Wassner.
De sus frutos, que tienen una alta cantidad de aceites, pueden producirse biocombustibles líquidos y productos cosméticos. Pero también se puede producir energía a partir de la biomasa y hasta alimento para ganado a partir de las hojas. Desde 2014 un grupo de investigadores de la Cátedra de Cultivos Industriales de la FAUBA comenzó a trabajar con la evaluación del potencial productivo de Acrocomia totai.