Luego de ser bautizado por Bichos de Campo como un “coleccionista de café”, por su intenso y apasionado trabajo en el armado de su propio vivero con distintas genéticas de aquel cultivo que va buscando por todo el país, el agrónomo Tomás Forte podría recibir también, a los ojos de este medio, el mote de “neonatólogo de semillas y plantines”, por el desarrollo que ha hecho de distintos productos para el cuidado de aquellos primeros estadios de las plantas.
De eso se encarga en su rol como gerente de desarrollo de productos en la firma Ing. Carluccio, abocada a la fabricación y provisión de insumos y tecnologías para aquellos interesados en realizar agricultura intensiva. En ese rol ha participado de la fabricación de distintos tipos de sustratos, claves en la etapa inicial de la germinación de las semillas.
“Las semillas necesitan de un medio físico que las sostenga, y que retenga entre el 20% y el 40% de los nutrientes necesarios, además de protegerlas del sol o del exceso de humedad. Al sustrato se lo entiende como cualquier materia que le pueda dar las condiciones ideales a una semilla para germinar”, explicó Forte en conversación con Bichos de Campo.
El uso de sustratos se extiende tanto a la producción convencional en viveros y planteos intensivos, como a métodos alternativos como el hidropónico.
La paleta de productos de la empresa comprende sustratos especiales para cítricos, palta, tabaco, horticultura, hidroponia y hasta cannabis medicinal, y se vale como insumo clave de la turba.
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“La turba es un musgo que se degrada y de a poco va reteniendo agua. En muchos años esa agua se va yendo y se va formando una esponja. Esta esponja retiene nutrientes, agua y semillas en este caso. Nosotros empezamos a traer sustratos importados de Finlandia, porque allí hay turberas, y luego empezamos a desarrollar las de Tierra del Fuego, en la zona de Tolhuin”, indicó el agrónomo.
A continuación, indicó que Ing. Carluccio se destaca por ofrecer PAT, una preforma aglomerada de turba, que le permite a la planta sacar raíces de forma rápida y con los nutrientes necesarios en aquella primera etapa de vida.
“La planta pueda sacar las raíces y yo la pueda sacar de la bandeja de germinación antes que la raíz envuelva el pan de tierra. Gano tiempo, la puedo sacar muchos días antes, y si lo llevo al sistema hidropónico se disuelve allí. Lo producimos en Buenos Aires, en nuestra planta de Burzaco, y lo exportamos a Chile y Brasil. Es un producto muy innovador”, sostuvo. Esto se combina con el uso de fertilizantes y bioestimulantes para mejorar su desarrollo.
-Finalmente es como una guardería, tratan de preservar el cultivo cuando es bebé, para que salga bien alimentado de entrada.
-Exactamente. La cantidad de nitrógeno, de fósforo y potasio que le damos, va en función de lo que queremos hacer. Para semillas o plantines, por ejemplo, de papas semillas, hay una fertilización puntual que se lo ponemos en el sustrato. Lo mismo para el cítrico. Le vamos agregando una cantidad de microelementos al sustrato para que en los primeros estadios cumpla todas las funciones, como si fuera una neonatología, donde se va formando toda la planta. Luego puede tener un potencial para desarrollar durante, por ejemplo, 20 años, como una planta de cítrico o como una planta de café. Se analiza qué va a requerir cada uno en toda su vida y se lo pone en la primera instancia para que se alimente de eso y no tenga ninguna falencia.