Capítulo 1: En enero de 2022 todas las cámaras de la industria molinera rechazan la implementación de un fideicomiso para subsidiar la harina. Consideran que va a distorsionar todo el mercado. Y sugieren que lo mejor es subsidiar directamente a los consumidores.
Capítulo 2: Con la excusa de la guerra, en abril de 2022, el ex secretario de Comercio Roberto Feletti igual crea ese fideicomiso, al que bautiza FETA (Fondo Estabilizador del Trigo Argentino). Se adhieren solo 2 grupos molineros de los 154 existentes.
Capítulo 3: El 19 de mayo, horas antes de dejar el cargo, Feletti transfiere apresurados anticipos del fideicomiso a esas empresas. Las del Grupo Navilli (Molino Cañuelas y Molinos Florencia) cobraron 1.360 millones de pesos, mientras que una pequeña planta de La Pampa, Molisud, embolsó 36 millones. Todavía ni siquiera estaba designado el funcionario contralor de esos pagos.
Capítulo 4: Se conoce una denuncia penal de la Coalición Cívica en la que Feletti queda imputado. De los distintos secretarios que lo suceden en Comercio, ninguno de ellos se anima a modificar las reglas de juego y por el contrario se sigue “invitando” a los molinos a adherir. Por la competencia desleal que surge en el mercado, lo hacen unos 20, pero siguen siendo una visible minoría frente a las empresas que se resisten.
¿Cómo se llama la película? Los argentinos debemos ser muy boludos porque en nuestra propia cara se desviaron cientos de millones de pesos a subsidiar el precio de la harina de trigo sin que esto impacte en los precios del pan, que era lo que se quería subsidiar. Por el contrario, el kilo de pan común se elevó de 250 a 400 pesos desde que comenzó el sistema.
Más boludos nos sentimos aquí, en Bichos de Campo, donde todos estos meses nos hemos tomado el trabajo de informar sobre todo este escandaloso proceso mientras en el resto de los medios casi nadie dice nada.
Ahora hemos obtenido las cifras oficiales de los desembolsos de BICE Fideicomisos, la administradora estatal del FETA, desde que el Estado mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia firmado por el presidente Alberto Fernández y todos sus ministros (suelen firmar todos cuando saben que se están mandando una macana) decidió destinar a este fideicomiso la recaudación de la suba de 2 puntos en las retenciones a los derivados de la soja. Es decir una suma equivalente a 400 millones de dólares anuales.
Según estas cifras, al pasado 20 de septiembre (último desembolso del FETA a los molinos adheridos), las dos empresas pertenecientes al Grupo Navilli habían cobrado casi el 80% de los dineros oficiales en juego. Entre anticipos y compensaciones consolidadas, el fideicomiso había girado a las empresas una cifra total de 6.550 millones de pesos, de los cuales 5.190 millones fueron a parar a las cuentas bancarias de Molino Cañuelas y Molinos Florencia.
¿Usted vio la harina subsidiada? ¿Sabe cuántos kilos de pan común se elaboraron con ella? ¿Sabe si en realidad se subsidió la harina Triple Cero que se utiliza para hacer pan o si ese dinero se usó para bonificar harinas especiales y premezclas que se utilizan para otras preparaciones para un público de mayor poder adquisitivo? Nosotros no lo sabemos. Los panaderos se quejan de que ellos tampoco reciben la harina barata.
Sabemos sí, por ahora, que el FETA ya recaudó de las retenciones sojeras, a un promedio de 190 millones de pesos diarios, una suma total de unos 20.300 millones de pesos (el equivalente a 135 millones de dólares al valor oficial). Y que con esa torta (de dinero, no de harina) se pagaron un total de 6.549 millones de pesos a solo un grupo de 20 molinos, de los cuales los dos del grupo Navilli absorbieron 79% de los recursos.
Que Florencia y Cañuelas son parte del mismo grupo lo confirmó hace rato una investigación de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia. Entre ambos llegaron a moler hace unos años el 30% del trigo de la Argentina.
El total de los pagos por ahora es el siguiente. Hay además 107 millones de pesos aprobados y por pagar:
Sí la enorme y visible concentración de los pagos (repetimos, casi 80%) en un único grupo empresario es todo un dato, más significativo resulta conocer el dato de que la nave insignia de ese grupo, Molinos Cañuelas, ingresó en convocatoria de acreedores en septiembre de 2021, es decir unos pocos meses antes de que Feletti comenzara a empollar esta idea del fideicomiso, dejando un pasivo de 1.300 millones de dólares que todavía debe renegociarse. Dentro de los que quedaron pidiendo por su plata está la AFIP, con unos 2.500 millones de pesos. Pero esas deudas fueron consideradas “no exigibles” por Feletti a la hora de armar las reglas de juego de este fondo triguero.
Milagro argentino: El FETA ya le transfirió a Cañuelas más lo que ésta debía de impuestos.
En el activo de este fideicomiso para bajar los precios del pan, como surge de este primer balance obtenido por Bichos de Campo, hay todavía 15.000 millones de pesos acumulados, que seguramente los 20 molinos ya están reclamando sin que haya certezas (al menos visibles) de que han entregado la harina más barata al mercado como el fideicomiso les exige.
Algunos molinos son pequeños, pero en esta lista que publicamos por primera vez también hay jugadores de peso, como Morixe (que ya cobró 317 millones de pesos y cotiza en bolsa); Lagomarsino (el segundo en el negocio, que ya embolsó 186 millones); y Molinos Río de la Plata (del grupo Pérez Companc, que recibió 115 millones).
En las últimas horas, las cámaras de la industria molinera -como al principio de esta película-, volvieron a recomendar públicamente a sus socios no sumarse a este sistema y evitar las intimaciones del gobierno, algunas de las cuales llegan desde una casilla de mail particular de una mujer tucumana llamada Inés Yamuss, que ni siquiera es funcionaria pública. Es docente de una universidad privada y proviene de una familia adinerada de la provincia, dedicada al negocio de la salud.
Los molinos que no adhieren recuerdan con claridad que esta película tienen final cantado, porque se trataría de un revival de otro sistema de compensaciones que armaron en 2008 los ex funcionarios Guillermo Moreno y Ricardo Echegaray desde la ex ONCCA, y que dejó a mucho molinos sin cobrar un peso mientras otras empresas recibían el dinero en tiempo y forma, y hasta más de lo que les correspondía. El Estado todavía está litigando en varias causas judiciales por haber incurrido en dichas deudas. Las vamos a terminar pagando entre todos.
No hace falta ni siquiera identificar qué molinos pertenecía a este segundo grupo tocados por la varita mágica del poder.
Quiero expresar mi apoyo a Longoni, que es un periodista comprometido con sus lectores y que se atreve a informar estos hechos deplorables de un gobierno que se llena de la boca de palabras de apoyo a las PYMES y luego las favorece a las mayores empresas del sector. Corporativismo puro. Equidad cero.
y nosotros los empleados de navilli seguimos cobrando chauchas.