Los medios de comunicación, en sus diferentes rubros, tienen tanto información, un activo indispensable para entender la dinámica cambiante del entorno en el que vivimos, como entretenimiento, que es también necesario para “regular”, con profilácticas distracciones, las dificultades y amenazas cotidianas.
El problema es que los periodistas suelen, por lo general, estar capacitados para producir información, porque esa, precisamente, es su tarea, mientras que no son tan proclives a desarrollar contenidos de carácter lúdicos.
Con la instalación de los medios digitales –las ediciones en papel van camino a ser piezas de museo–, la competencia entre medios se exacerbó de manera exponencial, de manera tal que algunas empresas del sector llegaron incluso a propiciar el entretenimiento en desmedro de la información, algo que, si bien en el corto plazo puede redituar beneficios, implica desnaturalizar la relación con el público demandante de noticias.
Pero, en cualquier caso, todos los medios de comunicación deben recurrir al entretenimiento –sin excederse– para que pueda seguir siendo viable la generación de información.
¿Por qué es útil conocer ese fenómeno? Porque cualquier persona puede, con un poco de creatividad, pasar a ser un insumo de esa maquinaria “sedienta” de contenido para generar entretenimiento a cambio de publicitar su actividad con “costo cero”.
Cuánto mayor sea el impacto creativo, mayor será seguramente la difusión del evento en cuestión y, por lo tanto, también lo será el “ahorro” del costo publicitario.
Eso lo entendió muy bien Walter Berter y Mariana Coria, quienes este fin de semana, luego de quince años de novios, decidieron casarse de una manera inédita: usaron una cosechadora para reemplazar al tradicional vehículo de boda.
La ceremonia, realizada en la iglesia San José de Banda Norte de la ciudad cordobesa de Río Cuarto, finalizó con los novios retirándose del lugar en una cosechadora.
Según contó Berter al programa Valor Agregado Agro del colega cordobés Germán Tinari, él se desempeña como jefe de taller de la firma Catpro, que se dedica la comercialización de maquinaria agrícola y es concesionaria oficial de New Holland.
La ceremonia, además de generar lindas anécdotas para relatar a los nietos, operó como un eficiente material publicitario de “costo cero”, en el cual pudo comunicarse con claridad tanto los servicios prestados por Catpro como los productos de la marca New Holland.
Germán Tinari, finalmente un periodista agropecuario que está acostumbrado a buscar información y no a producir entretenimiento, en la entrevista con los originales novios les llegó a preguntar a los representantes de la empresas, Eliana Damario y Marcos Provens, si este no era un ardid del marketing, como desconfiando de la situación. Ellos juraron y perjuraron que no.
Pero Tinari siguió con el oficio y también puso en duda que los novios pudiesen haber salido de la iglesia a bordo de una cosechadora de otro color (en referencia seguro a las John Deere, que son verdes y la gran competencia de las New Holland). “La sangre de Walter es azul y amarilla”, contestó allí su amiga y empleadora.
Los medios, por supuesto, quedamos agradecidos porque gracias a la cobertura periodística realizada por Valor Agregado pudimos contar con material para entretener al público. Y las empresas mencionadas también, porque se ahorraron un dineral en publicidad. Todos contentos.