Los productores “integrados” a la industria avícola se sienten, como los tamberos, el último orejón del tarro. Son quienes están al frente de las granjas que prestan el servicio de engorde a las empresas productoras de pollos para carne: reciben los pollitos BB y el alimento, y varias semanas después entregan las aves listas para ir a faena.
Agrupados en la Cámara Argentina de Productores Integrados de Pollos (Capip), este grupo de productores ubicado sobre todo en el norte de Buenos Aires y en Entre Ríos, se está convocando en Arrecifes el 10 de octubre, un día antes de la protesta tambera en Trenque Lauquen, para denunciar el estado de cosas. Básicamente no dista mucho de la situación que viven los productores de leche. La síntesis es que desde hace varios meses vienen cobrando menos que lo que gastan en el proceso productivo, por lo cual o se endeudan o van perdiendo capital de trabajo.
“Nuestro reclamo choca con la indiferencia de los funcionarios de las empresas con las que se trabaja”, se quejan los integrados, que se sienten la variable de ajuste de la actividad. En ese sentido, observan que “cuando se está mal en la actividad, estamos mal todos, pero cuando las cosas mejoran, mejoran solo para las empresas”.
Alineada con Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), es el ex secretario de esa entidad, Ricardo Grether, uno de los dirigentes que más empuja el reclamo de los engordadores de pollos. Con ese histórico ruralista habló hace unos días Bichos de Campo para conocer el trasfondo de este conflicto.
“Los compradores son los que manejan el mercado. Son 4 o 5 empresas versus unos 4.500 productores integrados”, analizó de entrada Grether.
Según los números manejados por el dirigente de CRA, en este momento el productor integrado está cobrando 2 pesos el kilo cuando el consumidor está pagando 30, 40 o hasta 50 pesos el kilo. Los costos de producción, en tanto, estarían entre 8 y 9 pesos por kilo de pollo engordado. Es decir que en este escenario el pago alcanzaría a cubrir con suerte una tercera parte del dinero gastado.
Mirá la entrevista completa con Ricardo Grether:
“Todos los insumos son en dólares. Los jornales acaban de subir 28%, que están en pesos pero están indexados. El gas y los combustibles han subido todos los días”, enumera el veterano dirigente, que tiene claro que en el caso del sector avícola la devaluación actúa más como un salvavidas de plomo que otra cosa.
Los plazos de pago son otro asunto espinoso. Grether fue productor de pollos y recuerda que a él, antes de alejarse de la actividad, las industrias le pagaban hasta a los 6 meses. “Hoy en día cuando entrega el productor no sabe cuándo le van a pagar. Algunos cobran a 45 días, otros a 60, otros a 120. La situación es muy complicada”, relata.
El ex secretario de CRA explicó que no quieren “fijar precios como en la época de Moreno”, sino que necesitan de una mesa donde el Estado arbitre entre los productores, el sector industrial y los supermercados. “En dos años y medio no hemos conseguido una reunión”, se queja Grether sobre la falta respuestas de las autoridades de Agroindustria, donde funcionan decenas de mesas de competitividad pero no una específica que atienda la problemática del sector avícola.