“Nosotros nos juntamos básicamente para ir probando distintas tecnologías a campo, por interés propio”. Luego, para materializar esta premisa y hacerla viable, los ingenieros agrónomos Julián Arpón y Andrés Rocamundi crearon la Consultora Agrónomo, un emprendimiento desde donde ponen a prueba sus conocimientos y destrezas a la hora de armar campos experimentales para exposiciones agropecuarias.
Después muchos de estos lotes -además de ser una especie de vitrina para el público general convocado por esas muestras- también funcionan como material de estudio para los estudiantes de de agronomía.
Aunque ambos cordobeses dedican la mayor parte de su tiempo a asesorar de forma privada a los productores de la zona de Villa María, su colaboración más reciente fue armar 60 parcelas de cultivos diversos en el campus de la Universidad de Villa María, en el marco de la última edición de EnBiO 2024.
Julián hace más de 20 años que pasa la mayor parte de su tiempo al lado del productor, indicándole cómo producir y aplicar recetas agronómicas específicas. Andrés hace exactamente lo mismo, pero también se desempeña como distribuidor en una empresa de semillas, tecnología y siembra.
Estos amigos y socios ocasionales se volvieron a juntar para contar a Bichos de Campo cómo armaron las parcelas del tercer encuentro nacional de bioinsumos, como antes lo hicieron con otras exposiciones. “Puntualmente recibimos todos los protocolos de cada una de las empresas asistentes. Algunos tienen que ver un con tratamiento de semilla, otros tratamientos foliares, etc. De esa manera ejecutamos para cada una de las empresas sus instrucciones. La verdad fue una experiencia interesante por la variabilidad de productos que tuvimos que usar y la variabilidad de empresas”, explicaron.
En esta oportunidad, en el campus de Villa María, los agrónomos se encargaron de los nuevos plots. En su experiencia suman parcelas de alfalfa, implantadas anteriormente para un evento específico sobre la planta forrajera.
Para lograr que los cultivos tratados únicamente con bioinsumos luzcan radiantes, los socios emplearon un equipamiento tecnológico de última generación y trabajaron coordinados con las ocho empresas de bioinsumos que llevaron sus ensayos. Los tratamientos se hicieron a base de productso formulados con hongos, bacterias , consorcios microbianos y otros.
Mirá la entrevista a los agrónomos Julián Arpón y Andrés Rocamundi:
Según Andrés, en esta oportunidad la paleta de productos era bastante amplia en cuanto a las formas de aplicación y el tipo de microorganismos del que provienen. “Hay variabilidad respecto a los momentos de utilización de los productos porque hay inoculantes y tratamientos foliares. Además de tener distintos orígenes los productos biológico, hay de bacterias, pueden ser hongos y hay productos que emiten las bacterias, como aminoácidos, estimuladores. Entonces, empezamos a entrar en un mundo donde tenemos que analizar más la fisiología, los cultivos y su respuesta fisiológica a estos productos”.
-¿Es más complicado armar una exposición con bioinsumos?
–La ejecución de los productos biológicos es la misma que utilizamos siempre y a la que se está acostumbrado el productor, a utilizar con cualquier tipo de producto. Sí, obviamente debemos darle mayor precisión a la hora de ejecutar, por las concentraciones. Pero tenemos herramientas y tenemos maquinaria para eso. El productor ya está acostumbrado a hacer las cosas bien. Es como si fuesen los productos de síntesis química con que estamos trabajando anteriormente.
Siguiendo la misma línea, Julián aclaró que estos productos de origen biológico, a diferencia de los agroquímicos, son más bien para un tratamiento preventivo y con resultados que se ven a largo plazo. “En realidad son herramientas pensadas para sectores periurbanos, áreas en donde por ahí el químico es mucho más complejo manejarlo y por eso te obliga a entender otros tiempos, otros plazos, otras respuestas de cultivo. Los productos biológico interfieren o participan en cuestiones fisiológicas de la planta y no son tan inmediatos algunos resultado, pero no tiene nada que ver con el éxito.
-¿En el caso de esta exposición la mayoría de los productos que aplicaron en los ensayos son promotores de crecimiento, biofertilizantes o hay otras cosas?- le preguntamos a Andrés Rocamundi.
–Hay de todo, inoculantes, promotores de crecimiento, hay aminoácidos, hay productos que establecen un mejor enraizado y desarrollo radicular de las plantas. Fue lo que fuimos aprendiendo con todos los técnicos y las empresas a empezar a ver esas respuestas fisiológicas del cultivo en la utilización de los bioinsumos. Entonces eso hace que empecemos a estudiar más de la fisiología y los cultivos y entenderlo como es. Esto mejora la salud de las plantas, es lo que nos van comentando los distintos técnicos de las empresas.
Por eso para Julián, esta edición de EnBiO 2024 les sirvió para “desmitificar ese concepto que muchos agrónomos tenemos de decir ¿esto funciona?”. Entonces lejos de mirar con escepticismo se dedicaron a aprender. “El mayor desafío que nos llevó a asumir la conducción de este campo experimental para la jornada fue aprender y conocer”. explicó.
Asimismo recordó los primeros años de los bioinsumos y la resistencia al uso de los inoculantes, fundamentalmente mal llamados “agua sucia”. Era un dicho muy común en el campo, para referirse a los inoculantes para soja. “Sin embargo, cuando vos entrás en el rubro, cuando vas a visitar las empresas, ver los laboratorios cómo funcionan, ver la respuesta tanto a campo como en laboratorio te vas dando cuenta que hay una gran especificidad y mucho laburo atrás”, enfatizó Julián.
-¿Qué le recomiendan a un productor, si va a incorporar paulatinamente los bioinsumos? ¿Cómo le conviene empezar?
-Siempre nosotros recomendamos una franja testigo. Siempre al momento de asumir una nueva tecnología, recomendamos no hacer todo el lote. O sea, si el productor está decidido a probar, dejar una franja sin usar algo nuevo. Siempre que lo haga en su propio establecimiento, para que tenga su propia experiencia. Respecto a lo biológico, hay que entender que son una pata más. Es lo mismo, como cuando abrimos la caja de herramienta y tenemos distintos elementos. Entonces hay que probarlo, hay que verlo, pero siempre con la franja testigo, siempre con un comparativo. Además deben apoyarse mucho en el desarrollo de las empresas que tiene gente capacitada.
-A lo largo de la entrevista han resaltado que en materia de bioinsumos están abiertos a aprender de las empresas desarrolladoras. ¿Pudieran sintetizar que han aprendido de esta experiencia?
-En la parte operativa no tiene nada diferente. Lo que sí, al tener un año extremadamente difícil (toda la región agrícola se vio afectada por una sequía) nos vuelve a resaltar la importancia del ambiente físico. Esto nos vuelve a las bases, a la naturaleza hay que entenderla, hay que trabajarla, nada es mágico y hay que trabajar, ver las plantas y probar, esto si, esto no y siempre compararlo. Yo creo que eso es la la mayor experiencia que nos dejó. Puntualmente cuando trabajamos con las empresas y se empiezan a mover las plantas, empezamos a mover la vaina, empezó a mover el diámetro del tallo y vemos los resultados- respondió Andrés.