“Previo al desarrollo de los comederos, en Argentina no existía la posibilidad de medir consumo de manera individual y automática: era necesario un trabajo muy laborioso donde cada animal se encerraba en un corral y se media de manera manual. Esta situación de aislamiento impide entender cómo afecta la interacción de los individuos tanto al comportamiento como al consumo”.
Quien habla es el ingeniero Ricardo Garro, coordinador del Proyecto Ganadería de Precisión y creador, junto al ingeniero en electrónica Matías Camiletti del Inta Anguil de La Pampa, de los comederos inteligentes, que surgen como respuesta a esta necesidad concreta de poder medir el consumo individual de alimentos de toros, vacas y otros animales.
“Otro elemento importante de los comederos inteligentes es que permiten evaluar comportamiento: es posible saber cuáles son los animales que han entrado más veces a comer, en qué horarios, cuánto tiempo estuvieron en el comedero o en cuál comedero entra habitualmente”, detalla. “Esto ayuda a entender diversas características de los animales bajo estudio ya que al tener la capacidad de identificar a cada individuo, al momento del egreso, el comedero calcula el alimento consumido y el tiempo de permanencia y envía el registro a la nube para su posterior procesamiento”.
“Este comedero nació de haber visto en el exterior que había equipos para medir consumo individual de animales a través de pesar el alimento y la detección de cada individuo gracias a una caravana”, detalla Camiletti, a cargo de armar un prototipo para ver cómo funcionaba. “Comenzamos en 2016 con el objetivo de medir el consumo de cada animal que debía estar diferenciado cada uno con una caravana… el tema es que en ese momento era difícil conseguirlas entonces compramos llaveros RFID (radio frequency identification) que tuvimos que adaptar con un minitorno para colocarlo entre dos caravanas pegadas con silicona, y funcionaron bien”.
María Coria es licenciada en Producción Animal y trabaja con los comederos en la Estación Experimental Naredo de Guaminí y comenta: “En los comederos uno puede medir el consumo individual del animal y esto permite, por ejemplo, evaluar la respuesta de cada individuo ante una dieta particular. En los próximos meses realizaremos una prueba con toros y vamos a ver cómo responden; esta información es muy importante porque sirve, incluso, como argumento de venta según la performance del animal”.
“El primer prototipo que realizamos fue en madera porque era lo que teníamos para probar y aunque obviamente no es el material ideal, duró bastante”, recuerda Camiletti. “El segundo fue construido en hierro y con material plástico rotomoldeado que es la misma tecnología de los tanques de agua, y también desarrollamos las plaquetas para almacenar la información. Cuando comprobamos que en laboratorios andaba bien el desafío era que funcionara en el campo a la intemperie, con animales que golpean y doblan los caños o donde no siempre hay luz ni señal, y lo logramos. Una vez que tuvimos el prototipo empezamos a mostrarlo en distintas exposiciones con muy buena respuesta y hoy esta tecnología fue transferida a la firma Balanzas Hook que está desarrollando el comedero que ya está disponible en el mercado para la compra”.
-¿Qué beneficios le aportan al productor los comederos?
-El principal aporte es brindar información individual de cada animal. Así, es posible identificar cuáles son los animales más eficientes en cuanto a consumo, además de conocer su comportamiento. Esto redunda en una mayor calidad en la información que se tienen de cada animal y su consecuente toma de decisiones; reduce tiempos de control de los rodeos y aumenta la eficiencia productiva con una adecuación óptima de los recursos de alimentación. Es una oportunidad de eficiencia del sector privado para optimizar el uso de alimentos y reducir costos.
-¿Dónde se están usando?
-En investigación aplicada en algunas Estaciones Experimentales de INTA y en el sector privado con rodeos de distintas escalas. La demanda de los comederos por parte de productores y empresas está creciendo rápidamente, lo cual es muy prometedor para el sector. Es una manera de generar información y agregar valor a la ganadería desde los desarrollos tecnológicos
-¿Son solo para bovinos?
-Hoy se usa fundamentalmente en estos animales pero se está trabajando para adaptarlos a otras especies. Hoy Argentina con esta tecnología tiene la posibilidad de evaluar consumo y comportamiento, evaluaciones que no eran tecnológicamente posibles hasta la llegada de los comederos.
Daniel Bovetti es productor de genética bovina de carne con raza Limangus y en su establecimiento ubicado en Alejandro Roca, Córdoba, utiliza los comederos inteligentes. “Tenemos 20 comederos colocados para hacer mediciones en machos, hembras, toritos y hembras de reposición; ya tenemos 500 animales medidos. La idea es dentro de la población Limangus dar prioridad a la producción de carne y a la eficiencia, y con los comederos podemos saber cuántos kilos de materia seca consume un animal para producir un kilo. Hay animales que consumen menos, o sea que son más eficientes mientras que otros no lo son tanto; para nosotros es imprescindible producir de manera eficiente empezando con la fertilidad del rodeo, con buenos nacimientos y con el logro de buenas carcazas”.