“El proteccionismo a nivel mundial crece día a día. No olvidemos que en Estados Unidos y Europa hay subsidios agrícolas. Solo en Estados Unidos se gastan 97.000 millones de dólares por año, o sea que el agro está subsidiado y también los fletes”, dijo Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles, respecto de las penitencias comerciales que ambas potencias han establecido en los últimos tiempos contra el biodiésel argentino.
Molina, así, enmarcó las sanciones que ya había impuesto Europa a ese combustible en 2013 (aunque ahora relajó) y los altos aranceles que acaba de imponer Washington, a una pelea de fondo, exculpando a la industria aceitera argentina de cometer dúmping, como afirman esos mercados. “La gran lucha es dónde se desarrolla el trabajo y quién agrega valor a la materia prima. La Argentina se posicionó en este sentido, rápidamente con cantidades importantes y ahora se reabre el mercado europeo para este país”, explicó el especialista.
Mirá el reportaje completo a Claudio Molina:
Molina recordó que cuando se aplicaron sanciones en 2013 contra el biodiésel de producción local, la Argentina “destinaba, en ese momento más del 90% de sus exportaciones a Europa. En 2012 llegamos a exportar casi 2.000 millones de dólares”, graficó.
En el caso de los Estados Unidos, la puja por el biodiésel viene desde agosto, tras una denuncia de una entidad de productores norteamericanos, la National Biodiesel Board (NBB), que se quejó de un supuesto subsidio por parte de Argentina por vía de las retenciones. Sucede que los embarques de biodiésel tributan sólo el 0,13% por derechos de exportación, mientras que el grano de soja debe pagar un 30% y el aceite un 27%.
Al respecto de ese enrome diferencial de retenciones, Molina expresó: “Luego de tanto debate, la OMC estableció hace muchos años que los impuestos diferenciales de exportación no son subsidios. Un subsidio se da cuando hay un desembolso directo. En este caso hay un impuesto más alto para los productos de menor valor agregado, y uno más bajo para los que tienen mayor valor agregado. En nuestro caso, las desgravaciones figuran como gasto tributario y no como subsidios”.
Entonces, ¿qué hacemos mal para tener dos grandes mercados retándonos por este tema? Para Molina, nada. “La aplicación del 57% de sanción impuesta al producto argentino es totalmente arbitraria. Le ganamos una causa a Europa a través de un panel en la OMC y no hay lucro cesante. Pensemos que en ese continente perdimos más de 4.000 millones de dólares de exportaciones”.