Claudio Molina es el director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno (AABH). En el 7° simposio “Del sur al mundo 2030” brindó el preocupante panorama del sector bioenergético en medio de la cuarentena por la pandemia del coronavirus. “Estamos sufriendo esta crisis de una manera muy especial por la importante retracción de la demanda de combustibles líquidos (nafta y gasoil)”, tituló Molina.
Pero además hay condimentos internos. Desde 2010 entraron en vigencia los mandatos establecidos por la Ley 26.093 de producción, comercialización y uso de biocombustibles, que establecen que el gasoil comercial debe cortarse con 10% de biodiésel y la nafta con 12% de bioetanol, divido en partes iguales entre sus orígenes, maíz y caña de azúcar. Ese corte no se estaría cumpliendo.
Esto pone en riesgo la capacidad instalada de la Argentina para producir biodiesel (existen 33 plantas habilitadas por la Secretaría de Energía, que pueden procesar 3.900.000 toneladas al año) y bioetanol (son 22 plantas productoras con una capacidad del orden de 1.440.000 metros cúbicos).
“Las perspectivas para el 2020 son muy negativas. En cuanto al bioetanol se espera que la baja sea no menor al 25% comparado al año pasado. Se trataría de un mercado de 825.000 metros cúbicos de consumo, versus los 1.100.000 del 2019”, alertó Molina.
Y agregó: “En cuanto al biodiésel ya se espera que la caída en demanda sea como mínimo de un 28%, unas 860.000 toneladas para el consumo doméstico”.
El biodiésel basado en el aceite de soja también tiene un mercadod e exportación, que tampoco andaría nada bien. “Con la Unión Europea como único destinatario, porque Estados Unidos y Perú están en conflicto, sería de unas 700.000 toneladas”, calculó el experto.
Así, el mercado del biodiésel totalizaría 1.560.000 toenladas, contra 2.150.000 del 2019. “El año más bajo desde 2007”, informó Molina.
El especialista aclaró que pese a que el consumo de naftas caería más que el de gasoil en medio de esta pandemia, la demanda de biodiésel terminará cayendo más porque el incumplimiento del corte por parte de las refinerías es mucho más pronunciado. Por otro lado, destacó que además de la demanda, el precio a nivel mundial de los biocombustibles se encuentra muy deprimido.
“Tengamos en cuenta que para el acuerdo de las 1.200.000 toneladas que la Argentina puede ubicar en la Unión Europea, el precio mínimo se determina en función al valor del aceite crudo de soja de los últimos 3 a 4 meses. Es por eso que el valor hoy es tan bajo que no se está exportando nada”, explicó Molina.
El analista mencionó que sus proyecciones son tomadas para la actual cuarentena y todo podría agravarse aún más si la misma se extiende en el año. “Hoy estamos tomando en cuenta una caída del PBI del orden del 10%, pero si continúa la cuarentena todo será peor”, mencionó.
Podés ver aquí la exposicipón completa en el seminario “Del sur al mundo 2030”:
Por otra parte, Molina manifestó la necesidad de focalizarse en la Ley de Biocombustibles 26.093, que vence el 12 de mayo de 2021, y que si bien podría extenderse hasta el 31 de diciembre de 2024 (15 años desde su implementación), ahora es motivos de mucho debate e intereses encontrados.
“Existe un sector -en el que me ubico yo-, que cree que no es positivo extender la vigencia de la actual Ley. Fundamentalmente porque pensamos que se mantendrá el nivel de conflictividad actual entre la asignación de cantidades -cupos- y la determinación de los precios, que en el pasado ha sido muy arbitrario y ahora, no conocemos desde diciembre porque no está publicados. De modo que la conflictividad se extenderá y las inversiones hasta 2024 no serán nuevas”, argumentó.
“Existen hoy en carpeta proyectos significativos vinculados a la formación de una oferta de bioetanol para atender en el futuro en el caso que se habilite la utilización de los motores flex-fuel, como lo que se utilizan en Brasil”, apuntó Molina.
“Desde la flamante Liga Bioenergética se constituyó el año pasado una comisión ad-hoc para la redacción de un anteproyecto de Ley del que tuve el honor de participar y esperemos que próximamente dicho anteproyecto sea convertido en proyecto de Ley con estado legislativo”, señaló.
Dicho documento propone una Ley de 15 años prorrogable por otros 5 y establece un contenido mínimo del bioetanol en las naftas de 15% desde un inicio y un aumento al 18% dentro de los 18 meses de vigencia, dejando un surtidor de respaldo para los vehículos más viejos con 15% de corte. Para el caso del biodiésel, propone 15% de entrada y que puede extenderse al 20%, dejando un surtidor de respaldo si hace falta.
Además, la iniciativa contempla la desgrabación de impuestos a los biocombustibles y esto para Molina es muy importante porque de otra forma no pueden competir con los combustibles minerales.
“La gran ventaja de los biocombustibles está vinculada al desarrollo sostenible del medio ambiente. Argentina asumió compromisos preventorios de reducción de gases de efecto invernadero a cumplir de cara al 2030”, recordó.