En abril pasado, según los datos del Ministerio de Agricultura, los argentinos finalmente comimos una mayor cantidad de pollo que de carne vacuna.
En el primer caso, el consumo anualizado se calculó en 48,47 kilos per cápita, es decir 1 kilo por arriba de la ingesta promedio de carne vacuna, que se ubicó en 47,43 kilos. El fuerte encarecimiento de este alimento tiene mucho que ver con esta situación absolutamente inédita en la historia local.
Los cortes vacunos aumentaron de precio más del 75% desde el año pasado. En cambio, las subas del pollo han sido más moderadas, cercanas al 55%. En este escenario fue que los consumidores locales fueron mudando de una carne a la otra y finalmente se produjo este escenario tan inusual, pero que se venía anticipando en mediciones extraoficiales. Ahora los datos son los del propio gobierno.
La situación es diferente si se compara el consumo de ambas carnes a lo largo del primer cuatrimestre de 2021. En ese caso la situación se invierte y la carne vacuna sigue superando a la de pollo por 1 kilo anual por habitante. En el caso de los cortes bovinos se comieron anualizados unos 46,14 kilos por habitante, mientras que el consumo de carne aviar promedió 45,26 kilos.
Si a la oferta de esas dos carnes -que ya se disputan cabeza a cabeza el liderazgo- se le suma la ingesta de carne de cerdo, que se ubicó en 14,62 kilos anuales per cápita, tenemos que en el primer cuatrimestre del años los argentinos tuvimos un consumo de más de 106 kilos anuales de estas tres proteínas animales, que sigue siendo uno de los más elevados del mundo.
A esto se refieren los analistas ganaderos para explicar que una caída en el consumo de carne vacuna como el que se está produciendo en la actualidad no debería generar tanta alarma como en el pasado, puesto que hay buenas opciones para reemplazarla en el pollo y en el cerdo.
A partir de la consolidación de los datos oficiales del primer cuatrimestre de 2021 puede evaluarse que la suba de los precios de este tipo de alimentos ha impactado fuerte sobre las familias argentinas, pues hay un descenso de sus compras respecto del mismo periodo del año anterior.
- Los precios tuvieron mucho que ver con esto. La carne subió 75% y esto provocó que las compras se redujeran fuerte, en 6 kilos anuales por habitante, lo que equivale a 10,42%.
- A pesar de ser más competitiva y accesible, la carne de pollo también sufrió cierto cimbronazo y sus recios minoristas se incrementaron casi 60%. Por eso el consumo per cápita se achicó 3,7% en la comparación interanual.
- El cerdo también subió fuerte en los últimos doce meses, en torno al 65%. De todos modos, al cabo del primer cuatrimestre el consumo per cápita mostró una muy leve mejoría de 0,3%.
Una segunda lectura que debería hacerse a partir de estas cifras es que la situación de caída de consumo ha ido atenuándose con el correr de los primeros meses de 2021. Por ejemplo, en el caso de la carne vacuna el mes de enero mostró indicadores paupérrimos cercanos a los 41 kilos por habitante, que fueron mejorando y ahora se ubican cerca de los 47 kilos.
De todos modos, es muy visible el deterioro del poder de compra de los salarios respecto de la carne vacuna desde 2018, año en que comenzó a tallar fuerte la crisis económica. En aquel momento el país cerró con un consumo de 56 kilos por habitante/año, que luego se redujo a 51 kilos en 2019, a 50 kilos en 2020 y a los 46 kilos del primer cuatrimestre de este año.