Christian Alessio es un apasionado de los bioinsumos. Gerente de desarrollo de la empresa alemana Helm, que tiene más de 15 años de presencia en la Argentina, este agrónomo cree que es momento de hacer un alto en el camino para comenzar a adoptar el uso de estos insumos biológicos, en un contexto donde los agroquímicos por sí solos, ya no dan respuesta a plagas y virus más invasivos y a malezas cada vez más resistentes .
No obstante, como la mayoría de los expertos, Alessio sabe que la familia de biológicos no compite con la de los químicos. Y mucho menos se trata de remplazar herbicidas y pesticidas por biofertilizantes o bioestimulantes. Más bien propone complementarlos para promover una agricultura cada vez más sustentable.
Convencidos de este proceso, desde hace unos años Helm viene incursionando fuerte en el mercado de biológicos para el tratamiento de semillas, en paralelo a su amplia paleta de productos convencionales.
En el encuentro nacional de bioinsumos realizado en Villa María (EnBio 2024), la firma presentó un producto que han desarrollado llamado Innobio Protergium Terra, un consorcio microbiano -compuesto por Trichoderma harzianum TH10 y Bacillus velezensis T2- que se utiliza en el tratamiento de semillas de soja destinadas a la siembra. Dice Christian que su éxito a campo depende de la capacidad de adaptabilidad, polivalencia, sinergia y eficacia de los microorganismos que lo componen.
“Es un producto donde en un mismo formulado conviven una bacteria con un hongo, una célula eucariota con otra célula procariotas. Entonces que en un mismo formulado que convivan biológicamente estos dos microorganismos es todo un desafío que pudimos lograr. Esta combinación hace que cuando trabajen en el suelo se manifiesten y cubren un abanico amplio de enfermedades”, explicó Christian Alessio a Bichos de Campo.
Mirá la entrevista completa acá:
-Entonces para lograr este producto se buscaron dos microorganismos que son beneficiosos para algo…
–Exactamente. Estuvimos recabando información hasta lograr una biblioteca, en este caso trichodermas y de bacilos, que fuimos recolectando de diferentes agrosistemas y con estos microorganismos pudimos hacer la mejor combinación posible.
-¿Específicamente para qué sirven? ¿Qué hacen bien estos microrganismos?
–Estos, como los químicos, tienen mecanismo de acción. Por ejemplo, en el caso del hongo del trichoderma, tiene mecanismos de acción de mico parasitismo También compiten por espacio, compiten por sustrato, son productores de diferentes metabolitos de bajo peso molecular que inhiben el desarrollo, en este caso, de los hongos patógeno. Y realmente actúan en combinación son todos habitantes de la planta.
-Para armar este consorcio identificás, seleccionás y multiplicás los microorganismos. Luego se convierte en un líquido que se aplica sobre las semillas. ¿El beneficio se expresa en la planta que saldrán de estas semilla?
-Justamente se trata a la semilla con el biológico, al igual que se hace con el tratamiento químico, y ese es el inicio. Después se siembra, por así decirlo, “contaminada” con estos microorganismos, que comienzan a reproducirse en el suelo y en la zona de la rizosfera de la planta. Entonces vemos que ocasionan diferentes mecanismos en la planta, como por ejemplo, mayor cantidad de raíces secundarias.
Sobre los beneficios de un mayor numero de raíces secundarias amplió Alessio. “Acá vamos a tener mucha más capacidad de asimilación de nutrientes y de agua. Y otra cosa, el uso de productos biológicos permite comenzar a medir otras variables. Tenemos que medir cuánto carbono nos deja esto en el suelo y eso es una variable muy importante, o qué cantidad de materia seca no deja este tratamiento”.
-¿Entonces el consorcio no trabaja solamente para la planta, sino que también para el suelo?
–Totalmente. Lo que pasa es que estamos muy involucrados en todo este paradigma químico, donde si bien se multiplicó por muchas veces la cantidad de producción de ahorro de agroalimentos, pero también trajo aparejado otros problemas. Pero bueno comenzamos con la presión social que demanda soluciones y las empresas comenzamos a ofrecer soluciones y productos que mitiguen esos efectos adverso que produjo la agricultura por muchos años después de la revolución Verde. Si bien tuvimos algunas falencias en cuanto a ese sistema de producción, pudimos abastecer de productos y de alimentos. Pero sin dudas ahora tenemos que comenzar a mitigar los efectos adversos que tiene ese tipo de agricultura.
-Ustedes no lo plantean como una competencia con los agroquímicos, por eso por más que vos le hayas hecho tratamiento que a las raíces, capaz que aparece una plaga arriba y vos tenés usar esos insumos.
–Cuando nosotros comenzamos a utilizar este biológico, estamos transformando una agricultura de insumos en una agricultura de procesos. Porque estos insumos llevan aparejado momentos óptimos de aplicación, mucho más ajustado que los químicos y también traen aparejado que tengamos que comenzar a fijarnos en otra variables. Tenemos que comenzar a fijarnos que en un entorno de estrés por sequía y esta cantidad de raíces van va a necesitar más agua que ésta. Y entonces tenemos que comenzar a ser más ingeniosos tenemos que comenzar a hilar más fino en los procesos y no tanto en los insumos. A estos productos biológicos yo los llamo soluciones. Ahora el tema son procesos y procesos dentro de un paquete de productos biológicos que tienen que ir acompañado también por lo químico.
-Se trata de pensar que es un proceso y que no dura solamente una campaña, sino pensar a más largo plazo.
-El capital más importante que tiene el producto es el suelo. Acá estás ahorrando en nutrientes, estás ahorrando en carbono. El suelo está capturando más carbono atmosférico. Acá tenés otra composición de tu suelo, acá tenés otra estructura. Tenemos que comenzar a pensar esa variable. El capital más importante que tiene el productor es el suelo.
-¿Cuántos integrantes tiene el consorcio que están presentados?
–Dos. Lo interesante de este consorcio es que está compuesto por una bacteria y un hongo. Eso es lo interesante, porque hay otros consorcios. Una Universidad en Estados Unidos planteó que se conoce aproximadamente entre el 6 y 7% de las interacciones de los microorganismos que hay en el suelo. O sea que falta más de un 90% por conocerse. Estamos todavía en pañales en relación a ese mundo que estamos pisando y que realmente es un universo.
-En países como Brasil la adopción de productos biológicos es mucho más rápida que acá. ¿Con qué tiene que ver?
–Hay muchísimos factores. Quizás haya factores de la macroeconomía, de la microeconomía, pero en sí son datos que como argentino y como desarrollador o productores tiene que comenzar a interesarnos. Tiene que comenzar a motivar para, para revertirlo, para que realmente la adopción de estas nuevas tecnologías que son adicionales. Esto lo podemos adicionar con el viejo análisis químico de suelo, con un análisis meta génico del suelo. Lo podemos ver con imágenes satelitales y poquito a poco vamos adicionando tecnología para que realmente tengamos en el futuro una agricultura no solamente rentable sino sustentable.