Carlos Alberto Antinori es un productor pequeño que tiene un campo de 30 hectáreas sobre la ruta 51, en el partido bonaerense de Ramallo, más cerca de Pergamino, y que además alquila otras 200 hectáreas en la zona, y su balance tras la cosecha de la soja no es positivo.
Es que los rendimientos recolectados están muy por debajo de las expectativas iniciales, e inclusive de los promedios históricos. El cálculo del productor es que terminará con una cuarta parte de lo que debería haber rendido el cultivo en un año sin problemas climáticos.
“En toda esta zona muchos terminamos de cosechar la soja de primera con rindes que van, en los mejores casos en 15 quintales por hectárea, porque lamentablemente la media general estuvo en 10 quintales por hectárea, aunque también hubo quienes sacaron 4 quintales”, dijo Antinori a Bichos de Campo. En los campos de esa zona, en un año sin sequía, la soja rinde con tranquilidad entre 35 y 40 quintales por hectárea.
Con el sorgo, que también sembró, Antinori encontró un pequeño consuelo. “Recién ahora está cosechándose y ahí talvez se vea un mejor rinde, pero tampoco será una locura ya que la faltante de agua que arrastramos hace dos años se nota mucho”.
El productor, que es director de la cooperativa agropecuaria de La Violeta, Pergamino, desde hace más de 30 años, explicó que esta campaña tuvieron que sembrar la soja sin perfil de humedad y que tuvieron muy poca agua durante el desarrollo del cultivo.
“Por la cooperativa mi área de trabajo es bastante amplia ya que tenemos planta en Doyle, partido de San Pedro, también en partido de Ramallo y acopios en Arrecifes y en Pergamino y la situación en esas zonas en general no es buena”, declaró.
A juicio de Antinori, la situación de los pequeños y medianos productores es muy complicada. “Ya veníamos mal pero ahora nuestro contexto empeoró del todo. Si me preguntas cómo vamos a seguir te digo que no lo sé, aunque sí te puedo decir que algunos productores ya pusieron en venta algunas herramientas y tractores como para saldar sus cuentas. De todos modos eso no resuelve nuestro problema hacia el futuro”, se lamentó.
“Si no viene en lo inmediato alguna línea de crédito blanda y a varios años será imposible que podamos seguir en la actividad. Acá no se requiere de limosna, porque todo lo que toma el productor agropecuario lo quiere pagar. Pero sí necesitamos líneas de crédito con 3 a 4 años para devolverlo y con un costo de interés que sea prácticamente 0%. Es la única forma de salir adelante o de seguir sobreviviendo”, concluyó.
De acuerdo al último Panorama Agrícola Semanal emitido por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), a la fecha, se ha cosechado el 26,3% de la superficie apta de soja de primera y se aguardan rindes por debajo a los registros históricos, como consecuencia de la limitada oferta hídrica durante los meses de febrero y marzo.