Por Matías Longoni (@mariaslongoni).-
Había caras de felicidad en Syngenta. La sede central de esa compañía en la Argentina, ubicada sobre Avenida del Libertador, en Olivos, recibió el viernes a unos 400 empleados de Nidera, una de las semilleras líderes en el país. En persona o por teleconferencia, fueron convocados a una reunión para conocer a sus nuevos jefes, que los recibieron con los brazos abiertos. Como quien recibe a alguien al que se esperó durante mucho tiempo.
Pocas veces antes en estos tiempos de multimillonarias fusiones entre compañías globales se ha visto un acople tan perfecto: Nidera Semillas le cae a Syngenta como anillo al dedo. Y quizás también a la inversa.
“Es como un sueño que veníamos acariciando desde hace años”, explica Antonio Aracre, el director regional para América del Sur de la compradora. Lo flanquean los principales ejecutivos del área de Semillas de Syngenta a escala global y a escala regional, un gringo y un chileno, respectivamente. Todos dan muestra de alegría frente a lo que el ejecutivo argentino bautiza “una complementariedad enorme”.
Dicen los ejecutivos, en conferencia de prensa, que los 400 empleados de Nidera en Argentina, la semillera, también salieron sonrientes y satisfechos de la reunión con ellos, sus nuevos jefes. Y puede ser, porque el área de semillas de la firma vendida venía sufriendo ninguneos, recortes, cierres de plantas y hasta la discontinuación de planes de investigación.
Expliquemos: la china Cofco, dedicada a los comodities, salió de compras en los últimos años y adquirió dos grandes traders, con elevadores y todos los yeites necesarios para comerciar con granos y subproductos: Noble y Nidera. Pero con ésta última vino adosada la sección semillas, que no despertaba demasiado interés. Por eso, la venta de ese sector a otra empresas de insumos agrícolas también puede haber llevado alivio a su propia gente.
La sintonía es evidente. Con 22% de las ventas de agroquímicos, Syngenta desde hace un par de años domina esa parte del mercado, la vieja química hoy rebautizada “CropSciences”, como se dice de modo cool. Nidera, en tanto, pelea cabeza a cabeza con Don Mario por ver quien domina en el mercado de la semillas: tiene más del 20% de las ventas de soja y otro tanto en maíz, bastante más en girasol y una aceptable participación en trigo, con los famosas variedades francesas. Nidera tiene germoplasma como para tirar para el techo y es eso lo que justamente Syngenta necesita.
La tercer pata del negocio actual de los insumos agrícolas, que es la creación de eventos mediante biotecnología, viene creciendo de la mano de la aparición de malezas resistente al glifosato, que están empiojando todo no solo aquí sino en todos los países agrícolas parecidos. Syngenta dice tener una serie de “soluciones” a la vuelta de la esquina y Nidera podría proporcionarle el soporte necesario. Como alguna vez hizo, en 1996, con la soja RR de Monsanto.
En una reunión con periodistas, luego de despedir a sus nuevos empleados, y prometerles que por ahora no habrá nada que cambie demasiado, los directivos de Syngenta anunciaron que la marca “Nidera” también cambió de manos: ya no es de Cofco. Queda más que claro que la seguirán utilizando para la venta de semillas, que no va a desaprovechar ese capital. En todos caso, como sucede en otras compañías, convivirán dos marcas.
“Dentro de las empresas de semillas Nidera es de las primeras marcas, y en esta operación la marca se la quedó Syngenta”, explicó Aracre. En Brasil, donde tiene el 17% del mercado de semllas de soja, Uruguay y Paraguay, la marca Nidera también es importante.
“Esta es la adquisición más grande que ha hecho Syngenta desde que pasó a manos de ChemChina”, destacó el chileno, jefe regional, Claudio Torres. De todos modos, rechazó dar a conocer el valor de la transacción ya que todavía deben cerrarse aspectos formales. Poco tiempo atrás, Cofco gastó más de us$ 3.000 millones en comprar Nidera y Noble, mientras que ChemChina gastó us$ 43.000 millones al adquirir Syngenta. Respecto de aquello, ahora debe ser un vuelto el dinero que ahora estuvo en juego y que, en definitiva, cambiará de una empresa china a otra empresa china.
Los ejecutivos coincidieron en que la compra de Nidera permitirá acelerar los procesos para el desembarco de nuevas tecnologías transgénicas desarrolladas en la casa matriz de Syngenta, con una inversión superior a los US$ 3 millones diarios en investigaciones. Allí también trabajan en la confección de un trigo híbrido que permitiría incrementar de 10 a 15% los rendimientos, además de resistir al frío.
Pero lo de siempre. Como local que era, Aracre aclaró que en dicho proceso será fundamental que la Argentina cuente este mismo año con una nueva Ley de Semillas que permite a las empresas que desarrollan estas tecnologías recuperar sus inversiones. Incluso arriesgó que con un marco legal adecuado en la Argentina podrían florecer 10 mil nuevos puestos de trabajo en el sector de las semillas.
Por cierto, la propia Nidera venía siendo una víctima importante de la falta de reglas claras en la materia, ya que en el mercado local solo un 15% de la semilla de soja era certificada y quienes la desarrollaron cobraban royalties. Por eso Syngenta redobló ahora sus esperanzas a que la nueva ley proteja los derechos de los obtentores y ponga límites mediante un Uso Propio oneroso.
“La Argentina ahora está dando pasos en la dirección correcta”, enfatizó el CEO local de Syngenta, expresando su confianza en que el Ministerio de Agroindustria logrará el consenso necesario para que la nueva Ley sea aprobada en el Congreso durante al año legislativo 2018. “Somos muchos los que necesitamos avanzar en innovaciones tecnológicas, pero el país no nos había dado buenas señales hasta el momento. Ahora tenemos indicios muy positivos”, resumió Aracre.