Así como la demanda de China transformó la matriz agroindustrial del mundo, el mismo proceso, aunque a un ritmo más lento, se está registrando en el otro gigante asiático
En julio pasado India importó 1,771 millones de toneladas de aceites vegetales, una cifra 46% superior a la registrada en el mismo mes de 2022.
En los primeros nueve meses del presente ciclo comercial las importaciones de aceites vegetales sumaron 12.254 millones de toneladas versus 9,97 millones en el mismo período de la campaña anterior, según datos informados por la asociación que nuclea a las principales industrias aceiteras de esa nación (The Solvent Extractors’s Association of India).
La entidad indicó en su informe mensual que “no será sorprendente ver importaciones récord por 15,0 a 15,5 millones de toneladas en la presente campaña comercial que finaliza en octubre próximo”. El récord anterior se había registrado en 2016/17 con 15,1 millones de toneladas.
En los primeros nueve meses del presente ciclo comercial las importaciones indias de aceite de palma crecieron un 46% respecto del mismo período de la campaña previa, mientras que las de aceite de girasol subieron 45%; las de aceite de soja, en cambio, cayeron 15% ante la menor oferta disponible del producto en el mundo como consecuencia del desastre productivo ocurrido en la Argentina.
Argentina sigue siendo el primer proveedor de aceite de soja de India, aunque Brasil viene peleando con ímpetu el segundo lugar. El dato es que, con Ucrania fuera del mercado desde el pasado mes de julio, Argentina ahora tiene posibilidades de incrementar su participación de mercado en ese rubro.
De todas maneras, no se trata de una tarea fácil, porque los valores de las exportaciones rusas de aceite de girasol son muy competitivos. De hecho, el precio CIF del aceite soja importado por India en julio pasado fue en promedio un poco superior al del aceite de girasol, lo que no tiene lógica, dado que la calidad del último es muy superior al del primero. Eso se explica, precisamente, porque Rusia –tal como sucede también con el trigo– prefiere bajar agresivamente sus precios FOB para desplazar con facilidad a sus competidores.
En términos estructurales, las autoridades de India prefieren autoabastecerse de productos agroindustriales para consolidar la independencia alimentaria. Sin embargo, en los últimos años, debido al crecimiento de la población y del nivel de vida medio, se están viendo obligados a incrementar las compras externas.