Un comunicado oficial de Ministerio de Agricultura de Brasil remarca que ese país sudamericano fue el que registró el mayor crecimiento del producto bruto agropecuario en las últimas dos décadas.
Tal afirmación no está sustentada en un estudio propio, sino en un documento –según se indica– elaborado por el Servicio de Investigación Económica del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA).
Según el estudio del USDA, el producto bruto del sector agropecuario brasileño creció entre 1961 y 2019 en un promedio anual del 3,75%, solo por debajo del producto de China, que en el período registró un crecimiento promedio anual del 4,41% anual. El cálculo del producto bruto agropecuario incluye 162 cultivos, 30 productos derivados de animales y 8 de la acuicultura.
Pero cuando se hace la comparación con los años más recientes, 2000 a 2019, la productividad agrícola brasileña aumentó en un 3,18% anual. Se trata de la tasa más alta entre los países seleccionados en el estudio.
Esta última afirmación va acompañada por un gráfico de barras en el cual el impresionante crecimiento registrado por Brasil se muestra convenientemente al lado de la bajísima performance que tuvo la Argentina en el período.
Según José Gasques, coordinador General de Evaluación e Información de la Secretaría de Política Agrícola, en los últimos años Brasil instrumentó reformas en el sistema de financiamiento agropecuario, en la política de precios –con recorte de subsidios– y en los seguros rurales, entre otras medidas, que impactaron de manera favorable en la productividad agrícola.
“Entre esos cambios, se generó un aumento de recursos destinado al agro, con énfasis en el crédito para inversiones, y se crearon varias líneas de financiamiento tanto para la agricultura comercial como familiar”, explicó el funcionario que analizó el informe del USDA.
Entre 2000 y 2018, por ejemplo, el volumen de recursos financieros destinados al crédito rural aumentó un 298% en términos reales, según datos del Banco Central de Brasil.
Las inversiones en investigación agrícola, la adopción de prácticas agrícolas conservacionistas, como la siembra directa y los sistemas silvopastoriles, también repercutieron en el aumento de la productividad. “Estos sistemas aportaron importantes ganancias en la productividad agrícola”, afirmó Gasques.
Si bien la productividad de los principales cultivos argentinos mostró un crecimiento significativo en las últimas dos décadas, cuando el análisis comprende a todas las actividades agropecuarias que se extienden por los diferentes rincones del territorio, la realidad es bastante diferente porque, justamente, la creciente presión tributaria, distorsiones cambiarias y regulaciones disfuncionales perjudicaron por demás el desarrollo de numerosas economías regionales.