El ex INTA Mariano Luna, especialista de Rizobacter Argentina en el control de plagas agrícolas, alertó a los productores y sus pares ingenieros agrónomos sobre los ataques de la isoca bolillera (Helicoverpa haletopoeon) en soja, donde no se conforma con alimentarse de las hojas sino que, en cuanto puede, avanza además sobre las vainas y los granos de soja.
En una charla para la Agenda Aapresid, Luna asegura que condiciones de sequía y zonas con predominancia de leguminosas benefician la aparición de estas orugas. Antecesores como lentejas, arvejas o cultivos de servicios como la vicia aumentan las poblaciones de la difícil bolillera.
Esta isoca produce diferentes tipos de daños dependiendo el momento que ataque. Durante la implantación actúa como cortadora de plántulas. En la etapa de emergencia, la hembra ovipone en el cotiledón o primer foliolo y, tras una semana, la larva nacida ingresa dentro de los folíolos y empieza a comer. Este daño puede ser insignificante, pero si las larvas poseen más de 1 centímetro pueden cortar los brotes apicales con la formación de sojas tipo “candelabros”. En etapas posteriores, se comporta como defoliadora.
“Pero el daño más peligroso es el consumo directo de granos, ya que a diferencia del resto de los lepidópteros, Bolillera se olvida completamente de las hojas cuando empiezan a aparecer las vainas, y van directo a comer los granos”, advierte Luna, que suele dar consejos sobre el control de plagas también en sus redes sociales.
Hilo-
Bueno este “alerta” se cae de maduro no obstante vamos a por ello.
Hay muuuuuuuucho maíz tardío
Muuuuuuchoooooo, y una plaga que ama el maíz tardío que es:
chan chan chan chan
Spodoptera frugiperda (Smith, 1797)
o Cogollero o Cogollera o Cogollere (para que nadie se ofenda) pic.twitter.com/ylG6k02SnT— Mariano Luna (@marianoluna79) January 2, 2023
En años normales, cuando la bolillera se comporta como cortadora de plántulas o brotes apicales el umbral es no más de 1 o 2 orugas por metro lineal. En años restrictivos hasta 1 bolillera/metro lineal.
En la etapa de defoliadora, en años normales, hasta 20% de defoliación y 5 orugas/metro lineal. En años restrictivos hasta el 10% de defoliación y 2,5 orugas/metro lineal.
En la etapa reproductiva jamás se toleran más de 0,5 bolillera/metro lineal. “Una bolillera cada 2 metros lineales es letal para el crecimiento y la producción de semillas” remarcó Mariano.
¿Y como se enfrenta? Lo primero, como siempre, es el correcto monitoreo, que en el caso de bolillera, implica recorridas de lotes semanales.
Llegado el caso de tener que realizar un control químico, todo depende del estadio. En el periodo vegetativo de la soja esta plaga suele ubicarse en los estratos superiores del cultivo y la recomendación para la aplicación de insecticidas son 50 gotas/cm2.
“Pero cuando están ubicadas en las chauchas es difícil llegar con el insecticida hasta abajo”, precisa Luna. En esta situación es importante no solo el tamaño y cantidad de gotas sino también las condiciones del viento que determinan cómo se mueven esas gotas. “Para velocidades del viento por debajo de los 11 km.hora-1 la recomendación es gotas de 160 a 200 micrones; y para vientos entre los 11 a 20 km.hora-1, gotas mayores a los 200-250 hasta 300 micrones”.
El principio activo a utilizar también depende del momento de ataque de esta plaga. Al inicio del cultivo se pueden utilizar los piretroides ya que no hay problemas de llegada al objetivo. “Pero cuando la bolillera está dentro del brote apical es definitorio utilizar insecticidas de acción translaminar, como las Diamidas Antranílicas y el Benzoato de Emamectina”, explica Luna.