El secretario de Energía, Gustavo Lopetegui, blanqueó hace unos días el verdadero pensamiento del gobierno de Mauricio Macri en materia de la política de biocombustibles: ellos piensan que resignan una gran recaudación fiscal al obligar a las petroleras a cortar los combustibles fósiles con un porcentaje -aunque sea pequeño- de biodiésel y bioetanol elaborados a partir de soja, maíz y bioetanol. Si todo fuera gasoil o nafta ingresarían al Tesoro mayor cantidad de recursos en impuestos.
El jueves pasado, ante una pregunta del titular de la Bolsa de Cereales de Córdoba, Juan Carlos Martínez, quien pidió ampliar el cupo de 12 al 15% para el corte con bioetanol, Lopetegui dudó sobre los beneficios de esa medida y consideró que el sector debe moverse dentro de un mercado de libre competencia. También remarcó que hacerlo implica un costo fiscal para un “Estado que está fundido”.
Las reacciones ante ese “sincericidio” llegaron desde todos los wines.
Por un lado, el Centro Azucarero Argentino rechazó en un comunicado “las desafortunadas declaraciones del secretario de Energía sobre el régimen de promoción de los biocombustibles consagrado con jerarquía de ley por el Congreso de la Nación y que contó con el apoyo explícito del presidente Mauricio Macri”.
“Las referencias de Lopetegui a los subsidios parecen más dirigidas a Vaca Muerta que a los biocombustibles, a los que tan sólo se les exime el pago de impuestos en virtud de los beneficios que producen al medio ambiente”, criticó la entidad que agrupa a los ingenios azucareros del Noroeste Argentino (NOA), y que a partir de este régimen se han volcado a la producción de bioetanol para cortar las naftas al amparo de un régimen de promoción instaurado por la ley 26.093, que tiene vigencia hasta 2021.
“La decisión del Estado de generar la promoción tuvo raíz en distintos motivos de interés público, como solucionar la coyuntura energética ocurrente en el país, el objetivo de aportar medidas que tiendan al cambio de la matriz energética, los beneficios propios de generar energía a través de energía renovable, la intención de desarrollar economías regionales y la consecuente creación de empleo en dichas jurisdicciones”, recordó el Centro Azucarero, estableciendo que la discusión abarca más tópicos que la recaudación fiscal y el déficit de las cuentas públicas.
Desde Córdoba, donde funcionan algunas plantas que producen el mismo bioetanol a partir del procesamiento del maíz, los dichos de Lopetegui fueron criticados por el ministro de Industria, Comercio y Minería, Roberto Avalle. “Recibí con profunda preocupación y algo de decepción la mirada que el Gobierno Nacional tiene sobre la producción del bioetanol”, apuntó el funcionario del gobernador Juan Schiaretti.
“Lamento profundamente estas expresiones, porque se pone en evidencia que no contabiliza el extraordinario aporte que se realiza en el agregado de valor al maíz, que se logra transformando el excedente de esta materia prima en combustible”, agregó el funcionario.
“La mirada de Lopetegui es poco informada”, cuestionó ante el diario La Nación Patrick Adam, director ejecutivo de la Cámara de Bioetanol de Maíz (Biomaíz). “Hace mal las cuentas, ya que al transformar el maíz en origen pagamos 21% de IVA y Ganancias e Ingresos Brutos, cuando si se exportara el grano la recaudación sería menor. Es una compensación”, explicó.