En una recorrida de Bichos de Campo por el departamento Victoria, Entre Ríos, hay una escena que se repite una y otra vez en cada puerto improvisado entre los juncales: la del pescador artesanal que, con manos curtidas y canoa a motor, intenta ganarse el mango mientras el río baja y el precio no sube. La actividad, tan noble como silenciosa, forma parte del alma productiva del litoral. Y sin embargo, es una de las más castigadas por las asimetrías del sistema.
A esa recorrida, en la que estamos describiendo la pintura de las costas, dimos en llamar Bichos de Río. En estas páginas ya contamos dos historias, como la del gastronómico que se volvió pescador por necesidad, y la de los pescadores que se unieron en cooperativa por el mismo argumento, el de la necesidad. Todo esto puede verse completo en nuestra última edición de Bichos de Campo TV.
La geografía del lugar ya marca el ritmo de lo que ocurre. “El departamento está en un 70% conformado por isla. La parte productiva es muy importante”, explica Pamela Padularrosa, directora de Desarrollo Productivo Económico Sustentable de la Municipalidad de Victoria. Su rol excede largamente los papeles y se vuelve cotidiano en el territorio: acompaña, articula, interviene.
“Victoria es una ciudad que se encuentra dentro del departamento Victoria, conformado en su mayor parte por isla. También está la zona urbana, la ciudad, y la zona rural, dividida políticamente por comunas y juntas de gobierno. Todo lo que es en sí el departamento Victoria es altamente productivo, donde se desarrollan diferentes líneas de producción”, explica la funcionaria sobre la administración.
Hasta Padularrosa fuimos a charlar para conocer lo que se está haciendo desde los roles estatales y gubernamentales para mejorar la condición humana de los pescadores artesanales, siempre castigados.
Cuando se piensa en la producción isleña, la mente viaja rápido a la ganadería. Pero hay mucho más. “Hay mucho más allá que actividades productivas de ganadería en la isla”, insiste Padularrosa. “También pasa por la pesca, que es una actividad productiva que tiene muchos actores y muchas acciones. Y también la apicultura, que no es una actividad menor, al contrario, viene creciendo”.
Pero la pesca artesanal, ese arte silencioso de vivir del río, tiene un protagonista claro: el pescador.
“Lo describo desde el actor principal, que es el pescador artesanal que se encuentra desarrollando esa actividad productiva en la isla. Está durante largo periodo, por semanas enteras, viniendo los viernes a Victoria, algunos jueves…”, relata la funcionaria. Se trata de una vida que depende del nivel del agua, del viento, del sol, de la suerte, y sobre todo, de un sistema comercial que no lo incluye del todo.
“El pescador artesanal es el que juega un papel muy importante, uno de los actores principales en la cadena de producción de la pesca. Pero es también el más vulnerable. Muchas veces no se encuentra bien retribuida la mercadería que entrega”, advierte.
El pescado que sale de las islas se entrega a acopiadores o frigoríficos, quienes procesan y exportan. Pero el margen para el pescador es tan fino que “a veces no alcanza ni para el combustible”. También, ellos están bajo su propio riesgo. Viven casi a la margen del sistema legal.
“Evidentemente es el sector más vulnerable. Sabemos cuál es la problemática que acá surge, emerge, resalta”, dice la directora. Y frente a ese diagnóstico, el municipio decidió actuar.
Desde la Dirección de Producción buscan ofrecer nuevas formas de comercialización. “Ya hay casos y tenemos experiencias de productores que, con lo capturado, tal vez entregan un 70% u 80% a acopiadores y frigoríficos. Pero lo que queda se trabaja desde la dirección para que este productor pueda darle un agregado de valor”.
¿Qué significa esto? Que esos pescadores, en vez de resignarse a un precio irrisorio, pueden transformar su materia prima: patés, conservas, lomitos de pescado. “Lo que en un supermercado se encuentra con una marca determinada a nivel nacional, hoy Victoria lo está produciendo”, dice con orgullo.
Para lograr eso, el municipio necesitaba más que voluntad: necesitaba herramientas. Fue ahí donde Padularrosa decidió integrar bromatología dentro del área de producción, un paso que le dio otra musculatura al acompañamiento estatal.
“La importancia de que Producción cuente con el área de Bromatología es clave”, asegura. “Es la autoridad sanitaria a nivel municipal, local, que formaliza tanto al establecimiento o salas de procesados, como también el producto final, el transporte y el mismo operario, el manipulador”.
Gracias a esa integración, se armaron talleres de cocina, capacitaciones y un acompañamiento técnico que va desde cómo procesar el pescado hasta cómo diseñar una etiqueta atractiva para venderlo en góndolas.
“La etiqueta es una herramienta de comercialización. Yo siempre les digo: pásenme todas las etiquetas, voy viendo, chequeando. No solo que cumplan con el Código Alimentario Argentino, sino también con lo cultural, el marketing, el turismo. Intervenimos hasta en los colores”, cuenta.
El objetivo es claro: que los pescadores puedan ofrecer productos inocuos, legales, atractivos y que puedan circular no solo en ferias locales sino en toda la provincia e incluso el país.
Mirá la entrevista completa con Pamela Padularrosa:
Pero más allá de los productos, lo que está en juego es la dignidad del trabajador del río.
“Vimos a lo largo de la recorrida productores, en realidad pescadores, en condiciones muy desleales”, apunta Padularrosa. No están en un sistema. ¿Qué se puede hacer para que pertenezcan, para que se les pueda pagar, para que gocen de los beneficios que tiene cualquier otro trabajador?, le preguntamos.
Desde el Estado local, el primer paso es tener información. Por eso se está avanzando en la actualización del registro de pescadores del departamento Victoria. “Necesitamos tener registro, estadística de qué números, qué cantidad de productores hay, qué cantidad de producción se realiza. Para tener una base de datos y de esa manera empezar a trabajar con este sector vulnerable”.
El segundo paso será avanzar con el comité de productores de la pesca artesanal, una herramienta para que los pescadores tengan más espalda, representación, respaldo legal.
“Queremos que estén parados de otra manera ante esta actividad productiva. Hoy en día es la realidad que tenemos, pero hay que mejorarla. Y vamos por eso”, concluye la funcionaria.
Victoria era el paraíso de la pesca en los 90′, el impacto de la construcción del terraplén para la ruta del puente será tema de estudio para profesionales, pero el descontrol en la depredación de especies siempre fué evidente, no se respetaban las vedas, no se respetaban las dimensiones para las redes ni los tamaños permitidos de las piezas, incluso recuerdo las esquinas llenas de nutrias despellejadas cuando era negocio el cuero y hace unos años atrás hasta ví negociar mojarras en tachos por 25 litros y piezas menores para procesar y hacer harina. A los que no entienda que los recursos son escasos y no infinitos, hay que educarlos antes de asistirlos ,sino nada se va a arreglar para las generaciones que vienen. Este es el resultado del proceder de las generaciones anteriores y algunos de los que también vivieron esos tiempos, por la ignorancia, egoísmo o desidia.
Típico comentario de un burócrata de escritorio, el desastre ecológico en la fauna ictícola del Río Paraná y sus humedales corresponde a las políticas liberales y reducción de los controles del Estado , la eliminación de sociedades intermedias , falta de política ambiental, escuchamos a él Presidente negar el cambio climático, en cada entrevista ratifica que solo interesa el negocio y no la preservación a largo plazo de los recursos naturales, privatización a extranjeros, eliminación de instituciones como Inta, Senasa, CONICET son muestra de la falta de interés en mantener un País saludable , lamentablemente aparecen los improvisados que culpan al pobre pescador que intenta todos los días llevar el alimento a su familia, poco puede hacer de su humilde lugar , todos los días se enfrenta a gigantescos buques extranjeros que con motores superiores a 10.000 hp de potencia destruyen los alevinos en crecimiento, el dragado de la Hidrovia que causa una aceleración de la corriente secando las lagunas y arroyos lugar donde se reproducen y crian las especies, la falta de control de los buques extranjeros que lavan sus depósitos de combustible y arrojan la contaminación al río, la falta de recursos de personal y embarcaciones de Prefectura Naval Argentina, podemos ver sus integrantes garrote ando a jubilados en Plaza del Congreso en lugar de cuidar nuestras aguas, pero siempre el hilo se corta por lo más delgado
Los pescadores comercializan apenas un 10/15 % al mercado doméstico en forma directa, el grueso va acopio/frigorífico, pescaderías o restaurantes que procesan, por lo tanto son parte del sistema extractivo sin control que viene afectando desde hace años los volúmenes de peces en nuestros ríos. El principal problema es la pesca comercial indiscriminada, por eso no hay peces y si los hay cada vez más chicos. La pesca comercial es el principal causante de la disminución de especies a nivel global, por ahora , muy lejos vienen la modificación de habitad y contaminación.. El pescador artesanal prácticamente no existe más, para asignar esa categoría debería cumplir muchos requisitos que ninguno cumple, ejemplo la cantidad de redes, tamaño de maya, especies que pescan, etc. Todos practican la pesca de arrastre, lanceo o calado de tejidos en cauces, totalmente prohibido y contrario a lo que pregona la pesca artesanal, por eso se quejan de los barcos que le cortan las redes., porque van colando los ríos . Los recursos naturales son de las provincias, principales responsables de gestionarlos y sobre todo cuidarlos.. No intenten hacer creer que esto empezó ahora, esto es de siempre y las consecuencias ya se ven hace rato, claro, para verlas hay que conocer y estar todo el día en el río . hay que recuperar las buenas prácticas de la pesca artesanal, y desde ahí trabajar para puedan integrarse en la cadena de valor, mejorando su bienestar económico/social.