Es como si una mano gigante te levantara tirándote del pelo. Algo así se siente la primera vez que se vuela en helicóptero: no hay preparativos, acá te distraes y pum ya estás allá arriba. Son las 16:30 del martes 12 de septiembre y estoy a punto de subir a un helicóptero de la policía bonaerense porque mi editor me ha asignado una nota: cubrir la presentación de unos drones que servirán para fortalecer la seguridad rural. Suena bien.
A las 17:30 ya estamos en el aeroclub de la ciudad de Verónica donde se despliegan preparativos para el evento: micrófonos, cámaras con grúa, una gran pantalla, sillas y mucha gente. Mientras esperamos la llegada del ministro de Seguridad Sergio Berni y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, hago tiempo y empiezo a conversar con un funcionario del Ministerio sobre cómo se reclutan y capacitan, hoy, los jóvenes que integran la policía rural (más tarde haré una nota sobre este tema puntual). Una de las cosas mas difíciles, dice, es lograr la disciplina, respetar las consignas y a las autoridades. “Hay mucho de Foucault en esto”, agrega con una semisonrisa, como si compartiéramos un código. Lo miro y le sonrío también.
Foucault, el panóptico que vigila todo el tiempo. Y los drones encargados de cuidar el patrimonio del campo, como dirá el ministro cuando cierre este evento. Pero ahora los datos técnicos de estos Vehículos Aéreos No Tripulados: realizan despegue y aterrizaje vertical (lo cual facilita mucho las cosas ya que no necesita pista y se evitan muchos accidentes) y vuelo horizontal; poseen tecnología híbrida, con motores eléctricos para despegar y aterrizar, y motor de cuatro tiempos (que utiliza nafta Super) para el vuelo horizontal. Se han adquirido 10 equipos completas cuya capacidad alcanza para monitorear las más de 300 mil hectáreas que componen la Provincia.
El vehículo en sí es un avión que posee un ancho de ala de cinco metros y un largo de fuselaje de tres metros y medio, con un peso operativo de cien kilos, autonomía de diez horas y capacidad de volar a 100 km/h. Posee un conjunto de cámaras de alta definición con un zoom de 30 aumentos, cámara para visión nocturna y en condiciones meteorológicas desfavorables, y utiliza un iluminador laser para determinar las posiciones exactas de los objetos observados sobre el terreno. La aeronave se complementa con una estación de control terrestre, antena girodireccional y trailer de transporte.
El sol va bajando y entonces llega el momento de hacer la demostración de cómo despegan y vuelan estos avioncitos. Hay entusiasmo en el ambiente y un poco de nerviosismo. El despegue se desarrolla con total naturalidad, al igual que el vuelo, y casi dan ganas de aplaudir. Funcionan bien. Qué bueno. En lo personal no tengo nada que ver, pero me alivia que todo marche.
“El Gobierno se encargó de dar una respuesta al tema de la seguridad rural, algo que siempre planteaban los productores”, arranca el ministro, contento, y dando inicio al encuentro. “Al principio se pensó en utilizar helicópteros pero no son eficientes para este tipo de tarea y además cada 100 horas todas las unidades, aunque estén en buen estado, deben ser desarmadas y armadas según la normativa de seguridad”.
Ya ha oscurecido y luego de las palabras del ministro asistimos a un ejemplo de cómo se usan estos (vulgarmente llamados) drones. En la pantalla gigante vemos un llamado al 911 donde una persona pide un móvil porque ha visto dos hombres con “armas largas” en las inmediaciones del camping de Punta Indio. Apenas el operador atiende le llega la ubicación georreferenciada de quien llama, lo cual agiliza mucho los tiempos de auxilio. Una vez que se corta la comunicación el operador dirige en dron a la zona donde está el conflicto y empieza a rastrear, en este caso, a los dos individuos que podrían ser cazadores furtivos. Los detecta y esa información la brinda a las patrullas que están en tierra, para que actúen.
“Con este sistema entramos en una nueva era de la seguridad rural. Cuando llegamos a esta provincia lo que encontramos era un desastre, poca capacitación al cuerpo de policías y vehículos un millón de kilómetros, por eso hemos renovado la flota y creado una formación especial para la policía rural. Ahora, con esta tecnología, los delitos tendrán otro tipo de respuesta y también contribuye a disuadir a quienes delinquen porque pensaban que podían quedar impunes”, dice el gobernador y agrega: “Todo esto requirió una inversión de 7 millones de dólares, que por supuesto son inversiones de riesgo como cada vez que se encara algo nuevo, pero era indispensable darle una respuesta a los pedidos de seguridad rural”.
Como corolario asistimos a otros dos ejemplos donde se utilizan los drones con éxito y luego se genera una miniconferencia de prensa, a cielo abierto, donde todos nos agolpamos para escuchar y grabar las palabras de Axel y de Sergio. Alguien pregunta cuándo comenzarán a estar en actividad los drones y los funcionarios responden que en octubre y agregan que ya se han capacitado 23 pilotos y que habrá más en el corto plazo. Siguen las preguntas- respuestas y en un momento en que se hace un hueco pregunto qué forma esto puede contribuir a eliminar (o algo así) la violencia doméstica. Me responden que no está pensado para eso. Al ratito termina la conferencia.
Sin embargo me quedo pensando porque, si los drones dan la ventaja de que la llamada queda automáticamente geolocalizada, puede ayudar mucho a una persona que está en una situación de riesgo. Ya se verá, habrá que consultarles a las mujeres rurales en un tiempo; lo cierto es que yo no sé nada de seguridad y son cosas que se me ocurre preguntar. Lo bueno es que los drones ya están en el aire.