Los nuevos cambios en el organigrama de la –otra vez- Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación resultaron, a estas alturas, muy poco sorprendentes.
La salida de un Fernando Vilella despojado de todo poder –al que por lo menos se le mostró la gentileza de permitirle a que regresara de un lago viaje por China, Japón y Corea-, y la toma del mando por parte de Sergio Iraeta, ligado familiarmente con el secretario de Planeamiento y Gestión para el Desarrollo Productivo, Juan Pazo, e interventor de esa cartera desde el Palacio de Hacienda, se esperaban desde hacía varias días, por no decir semanas.
Con ese movimiento de fichas en el tablero, otro nombre cobró relevancia, también ya desprovisto del factor sorpresa. Se trata de Manuel Chiappe, el ex director ejecutivo de la Fundación Barbechando, que hasta ahora se desempeñaba como una suerte de Jefe de Asesores de Iraeta, y que desde ahora pasará a ocupar el cargo que éste dejó vacante en la Subsecretaría de Producción Agropecuaria y Forestal. Es, en los hechos, el segundo de esa cartera.
¿Pero qué es la Fundación Barbechando?
Aunque el lema que la acompaña es “El campo en el Congreso”, sus movimientos en el último tiempo demuestra que sus ambiciones han escalado y que también busca su lugar en el Poder Ejecutivo.
Nacida en 2008, en el áspero contexto que planteó la Resolución 125, esta ONG decidió hacerse con la responsabilidad de recorrer los pasillos del Congreso y “explicar y esclarecer las características del interior productivo”, a través de los interlocutores más honestos: los propios productores.
En esta articulación con diputados y senadores –originalmente con los catalogados como “agro-legisladores” aunque luego ampliándose a todos los espacios- han logrado poner en agenda preocupaciones del sector productivo, en muchos casos desconocidas por los representantes electos. Casi nada prosperó hasta convertirse en una ley a favor del sector, pero al menos sirvieron como dique de contención para leyes contrarias, como la de Humedales.
En este momento, Chiappe simboliza la avanzada de Barbechando en el gobierno de Milei, junto a Patricio Naveyra, quien está al frente de la Dirección de Prensa y Comunicación de Agriculturay también hizo carrera dentro de esa Fundación.
En los hechos, con la designación de Chiappe como segundo de Agricultura, ese grupo de productores que alguna vez decidió tratar de influir en la política agropecuaria (claro que en el Legislativo, no en el Poder Ejecutivo) logró lo que aspiraba hacer también en diciembre de 2023, cuando asumió el gobierno de La Libertad Avanza.
Con la llegada de un nuevo gobierno que prometía romper con todo lo anterior, Barbechando apostó a hacer un aporte dentro del nuevo organigrama que se estaba preparando, de la mano de Germán Paats, presidente de la Fundación desde 2020. También en ese caso se planteó que Paats ocuparía un lugar de relevancia como el que ahora le cabe a Chiappe, como parte de un tridente conformado también por Pedro Vigneau (despedido en marzo) y el propio Vilella (despedido finalmente hoy).
Con el cambio de gobierno y el alejamiento de Paats, la ONG quedó a cargo de la productora y por entonces secretaria Ángeles Naveyra, que es además la hermana del mencionado Patricio Naveyra, quien supo desempeñarse como vocal en esa institución.
Pero Paats, empresario y productor porcino de Tapalqué, que también fue ex presidente de la sociedad rural de esa localidad, no la tuvo para nada fácil. A pesar de ser presentado por Vilella para ocupar primero la secretaría de Agricultura y luego un lugar como Jefede Gabinete en Agricultura, el ex presidente de Barbechando jamás llegó a asumir un cargo.
La razón detrás de este imprevisto fue un comunicado de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), que salpicó su nombre sin siquiera mencionarlo. En una nota, la entidad reprobó a los “incumplidores” del agro, a quienes presentó como “los que, comercialmente hablando, desaparecen, llegan a una zona, realizan varias operaciones y de repente nadie más los ve, solo quedan las consecuencias, los lamentos y las pérdidas”.
Frente a esa acusación, Paats no ocultó que le había ido mal en un proyecto para instalar un criadero de cerdos en Tapalqué (incluso se conoció que tenía una estancia en proceso de remate hipotecario), pero argumentó que ese proceso fallido estaba siendo normalizado por los carriles normales.
Pero aún después de las aclaraciones pertinentes, la subsecretaría de Agricultura pasó a manos del productor cordobés y empresario del bioetanol Germán Di Bella, que tampoco tuvo tiempo de hacer grandes cosas pues fue eyectado del gobierno en marzo, junto a Vigneau. Para ese momento Paats hacía rato que había desertado.
Aquellos primeros alejamientos del equipo original planteado por Vilella para su gestión fueron los que abrieron la puerta para que Sergio Iraeta ocupara, con el visto bueno de Juan Pazo, primero la nueva Subsecretaría de Producción Agropecuaria y Forestal, en remplazo de la vieja subsecretaria de Agricultura, Ganadería y Forestación. Si bien era un desconocido total para la política agropecuaria, el nuevo secretario podía mostrar lazos con el sector productivo local a través del manejo de campos propios y de terceros en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba.
Y de entre sus filas, Barbechando hizo un intento más, porque puso a Manuel Chiappe como su segundo. Esta estrategia dio sus frutos hoy, cuando fue confirmado como nuevo subsecretario. Si el ex presidente de la Fundación no había podido llegar a ser el escolta, ahora sí lo hizo su ex director ejecutivo.