Los auditores forenses que investigan a Vicentin SAIC, con el propósito de establecer el origen del desastre que llevó a la compañía agroindustrial argentina a concursarse a fines de 2019, descubrieron que, lejos de tratarse de una sorpresa, la empresa hacía años que constituía una “bomba de tiempo”.
El equipo de auditores forenses de Deloitte Argentina, designado por el juez del concurso preventivo de Vicentin SAIC Fabián Lorenzini, analizó los estados contables bajo normas argentinas (AR GAAP) y los estados elaborados en base a Normas Internacionales de Información Financiera (IFRS por sus siglas en inglés), los cuales eran exigidos por acreedores internacionales.
El directorio de Vicentin SAIC discontinuó la preparación de los estados contables IFRS a partir de julio de 2019, para lo cual el equipo auditor debió compararlo con el AR GAAP para evaluar qué sucedió entre julio y octubre de 2019 (el momento anterior a la cesación de pagos).
Entre las variaciones más significativas observadas en ese trimestre se incluye una pérdida del Patrimonio Neto del 148%, lo que representó aproximadamente una reducción de casi 910 millones de dólares, la cual se explica por una caída de los inventarios y por el aumento de las deudas comerciales.
Entre julio y octubre de 2019 las deudas comerciales, fiscales y sociales de Vicentin SAIC pasaron de 106 a 686 millones de dólares, es decir, tuvieron un aumento del 544%. Mientras tanto, los bienes de cambio en el período pasaron de 714 a 155 millones de dólares, lo que representa una disminución de los inventarios de casi 560 millones de dólares en ¡apenas tres meses!
“Si bien a la fecha nos encontramos analizando los inventarios, con la información que se nos ha proporcionado no es posible validar la razonabilidad de los stocks a las fechas de cierre. Cabe mencionar que no tuvimos acceso a los papeles de trabajo de las tomas de inventario físico”, detalla el último informe de los auditores forenses presentado a Lorenzini.
Se solicitó a responsables de la concursada que explicaran cómo se registraban contablemente las operaciones. Integrantes de Vicentin SAIC indicaron que, una vez aplicado un contratos de compra, si el precio del grano estaba fijado, se registraba como pasivo. Pero si el precio no estaba fijado, entonces se registraba al momento en que el proveedor solicitaba fijarlo.
“La contabilización de estas operaciones debe reflejar que la mercadería (el grano) ha dejado de pertenecer al vendedor (el productor) y que el adquirente tiene un pasivo con el mismo. El stock adquirido debe ser reflejado en cuentas del rubro Bienes de Cambio y la deuda, dentro del pasivo, en el rubro Proveedores”, expone el informe de los auditores para indicar cómo se deberían computar las operaciones granarias (lo que evidentemente no sucedió en el caso de Vicentin SAIC).
Así es como los auditores detectaron un aumento del 618% de las deudas comerciales al 31 de octubre de 2019 respecto del año anterior. “El mayor incremento nominal se produce en los proveedores de materias primas, los cuales pasan de 32,4 millones de dólares al cierre de octubre de 2018 a 571,1 millones en octubre de 2019, lo que representa un aumento del 1664% durante el último ejercicio”, remarca el informe.
“Se han realizado diversas consultas a la concursada sobre los aumentos de los pasivos comerciales, específicamente proveedores de materias primas. La respuesta dominante fue que, debido al resultado de las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias realizadas en agosto del año 2019, recibieron un incremento sustancial de solicitudes de fijación de precio de sus proveedores, en razón de las incertidumbres relacionadas con eventuales cambios en la política cambiaria e impositiva aplicable. La concursada también ha invocado esta causa como el principal origen de la crisis financiera que derivó en el pedido de concurso de acreedores del 10 de febrero de 2020”, añade.
Efectivamente, durante los meses de agosto a octubre de 2019 las fijaciones de precio en toneladas tuvieron un incremento del 121% respecto del mismo período del año anterior, lo que representó un incremento del 242% en dólares. La cuestión es que esa avalancha de fijaciones entre agosto y octubre de 2019, que sumaba más de 630 millones de dólares, no estaba registrada como pasivo comercial.
“La respuesta que obtuvimos cuando consultamos (a Vicentin) cómo registraban las compras de granos con precio a fijar (y sus pasivos correspondientes) y el costo de producción, fue que el costo de ventas se calculaba por diferencia de inventarios. Solicitamos documentación sobre los inventarios realizados, que aún está pendiente de recepción”, indica el informe de los auditores.
“Va de suyo que este punto –central respecto de la interpretación de la información financiera que pudieran realizar los usuarios– merece que la concursada acceda a brindar una explicación que ayude a que este cuerpo de auditores forenses pueda reconstruir toda la historia relativa a los stocks, inventarios, pasivos y otros asuntos relacionados con este punto”, sostiene.
Al no poder acceder aún a toda la documentación solicitada al directorio de Vicentin, los auditores entonces recurrieron a fuentes alternativas para intentar reconstruir el origen del default comercial más grande de la historia de la agroindustria argentina, para lo cual se requirió información a veinte grandes proveedores sobre los saldos pendientes de pago en kilos, pesos y dólares.
“Del análisis preliminar de las respuestas de proveedores obtenidas, podemos observar que para los ejercicios 2017 y 2018, los montos declarados por los proveedores como granos con precio a fijar superaron ampliamente el pasivo granario informado por la concursada”, alerta el informe.
Es decir: solamente considerando la información recibida de ocho grandes proveedores seleccionados (cuando el concurso tiene más de 1800 acreedores granarios), se observa con claridad que el pasivo expuesto en los cierres de octubre de 2017 y 2018 no incluía la totalidades de la deuda por la compra de granos con precio a fijar.
Por ejemplo: en octubre de 2017 en el rubro “Proveedores de Materias Primas” mostraba una deuda contable de 6,5 millones de dólares, mientras que los proveedores seleccionados manifestaron tener entonces un saldo de granos pendientes de fijar precio por un valor de 138,8 millones de dólares a la misma fecha. En octubre de 2018 esa misma relación era 32,4 versus 75,6 millones de dólares. En otra palabras: hacía años que el default de Vicentin SAIC se venía incubando sin que nadie en el mercado granario o el sistema financiero lo advirtiese gracias a la “magia” de las operaciones a fijar.
“Aún no tenemos certeza si esas deudas con los proveedores granarios fueron efectivamente registradas y, en todo caso, en qué rubros del balance estaban incluidas. Lo que sí parece evidente, al menos con la información parcial recibida hasta el momento, es que no se encontraba expuesta en el Pasivo”, sostiene el informe de los auditores.
“Esa situación, eventualmente, conllevaría a un impacto en la no registración del activo, como así también debería tenerse en cuenta la potencial subvaluación del costo de productos vendidos. En caso de confirmarse alguna de las incidencias mencionadas, podría tener un impacto en los ratios que se utilizaban para evaluar la salud financiera de la concursada. Nuevamente enfatizamos la importancia de que la concursada nos ayude a interpretar estas cifras de manera acabada”, sostiene el equipo de auditores liderado por Raul Ricardo Saccani.