Si se buscara armar una genealogía de las retenciones, el testimonio de Armando Zavala es uno de los que no podría faltar en el capítulo dedicado a la larga lucha de los productores para librarse de ese tributo.
Como miembro fundacional del piquete histórico de la rotonda de Salto, en las afueras de esa localidad homónima de Buenos Aires, aquel autoconvocado estuvo al frente de la carpa por la que pasaron todo tipo de personalidades durante la turbulencia del año 2008, y que permaneció armada hasta 2014, mucho después del “voto no positivo” de Julio Cobos a la aprobación de la resolución 125.
Poco más de una década después, y a sus casi 70 años, Zavala mantiene intacto su espíritu, así como su contacto casi diario con las bases que se gestaron en esa época. “Tengo 14 o 15 grupos de WhatsApp con productores de distintas partes del país. Serán unos 3 mil y pico”, dice, al tiempo que bromea con transformar sus memorias en un libro.
Pero la verdadera razón para eso está en el sentimiento de haber sido protagonista de una lucha no concluida, y que solo verá el fin cuando el tributo aduanero deje de existir, algo que muchos políticos prometieron pero no cumplieron.
“Las retenciones empezaron mucho antes del 2008. Yo fui testigo cuando en 2002 varios dirigentes de las gremiales fueron, con espíritu solidario, a ofrecerle un 5% de retenciones al presidente de Cáritas. Cuando este los rechazo, se lo ofrecieron al ex ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, que lógicamente las aceptó. Después vino Lavagna, que las subió, y el resto es historia. Hay muchos productores que no saben eso. Yo me negué, siempre me pareció una locura. Y muchos de los que las promovieron después fueron protagonistas del 2008”, recordó Zavala durante una entrevista con Bichos de Campo.
“Para mí ese fue un tremendo error de las gremiales, así como fue un tremendo error haber desactivado la movilización después del voto de Cobos, porque a partir de ahí desaparecieron más de 100 mil productores. Siempre digo que las entidades gremiales del campo hacen medidas y las levantan prácticamente sin conseguir nada”, señaló el productor, que dio cuenta de que aquello lo empujó a fundar, junto a otros productores, la Fundación Barbechando.
-Los reclamos por retenciones que se reavivaron con fuerza en el último tiempo, ¿son consecuencia de aquel error de terminar con la movilización?- le preguntamos.
-Son consecuencia de que siempre le sacan del bolsillo a los productores, no solo de las economías regionales sino de muchas de las principales economías a las que no les dan los números. Yo creo que Milei se equivoca en cómo maneja los tiempos, y se equivoca la Sociedad Rural Argentina en encorsetarse tanto. Creo que está esperando algún tipo de anuncio para la inauguración de Palermo, posiblemente el 1° de julio otorguen algún puntito en algo como para calmar los ánimos, pero me parece que ya nos estuvieron robando muchísimos años. El mismo Milei en campaña expresó varias veces que las retenciones eran un robo. Ahora está haciendo lo mismo que anunció, está siendo cómplice de un robo. Lamentablemente seguimos con lo mismo.
-¿Para usted no se aprendió del 2008?
-No, no se aprendió. No sé si muchos de los dirigentes tienen miedo o no tienen el suficiente apoyo. Yo estuve mucho tiempo atrás de los agrodiputados, acompañándolos en todo ese periodo que estuvieron, pero las entidades los han dejado solos, o fueron en su momento cooptados por el partido por el que entraron, y priorizaron el mandato partidario antes que el mandato de los productores.
-¿Desconfía entonces del lobby político?
-No está mal lo que está haciendo Barbechando, pero para mí no alcanza con eso. Para mí hay que tener gente que tenga la camiseta de los productores. En la Cámara de Diputados hay más de 250 legisladores. En el 2008 había más de 20 diputados de origen sindical. Yo creo que el campo debería tener gente de su propia camiseta ahí, porque no alcanza con influenciar. No está mal, pero no alcanza.
-¿Y en las entidades que conforman la Mesa de Enlace sí confía?
-Hasta cierto punto, no del todo. Porque llega el momento y no se consiguen muchas cosas. ¿Cuál es la fuerza de un gremio? Hacer un paro y conseguir cosas. Nosotros movilizamos y no conseguimos nada. Con ese antecedente, ¿cómo se va a conseguir movilización? En la década del 90 íbamos a parar los remates de los campos, cuando los bancos se abusaban luego de las inundaciones de La Picasa, de Junín, de distintos lados. Incluso hemos ido entre 700 y 800 productores a reclamar a la Corporación de Rematadores, ahí en la calle Cangallo, y no vino ningún dirigente. Cuando había que poner el cuerpo, no lo ponían. Como en todas las entidades, hay gente buena, luchadora, y hay otra gente que va por el título.
¿Siente entonces que Milei faltó a su palabra?
-Sí, no cumplió. Aparte no olvidemos del intento de subirlas apenas asumió. En 2023, cuando empezaba la campaña, tuve oportunidad de hablar con Patricia Bullrich. Ella se movilizó, siempre se mostró partidaria del sector, pero cuando le pregunté por las retenciones me dijo que a partir del segundo mandato podrían bajar, o sea que tenía que ganar dos veces. Si uno mira que muchos del equipo económico de Milei eran parte del equipo de campaña de Patricia Bullrich, ¿qué podemos esperar?
-¿Cuáles son las necesidades que tiene el productor hoy?
-Que le bajen las cargas impositivas, que le devuelvan el diferencial de IVA, estabilidad en las reglamentaciones, que no las cambien cada dos por tres, que vean que el sector, si le sacan la pata de la cabeza, va a invertir y a producir más. Pero los que cortan el bacalao siempre ven por otro lado la cosa. No ven la parte de la producción.
-¿No lo ven o hay desconocimiento?
-Ellos lo saben pero no quieren hacerlo porque es muy fácil sacarle al campo, es muy fácil sacarle por las exportaciones. Solamente con la exportación de Rosario sacan casi todo.
-¿Qué cree entonces que va a pasar ahora? ¿Puede cambiar algo en este contexto?
-A partir del 1° de julio me da la sensación de que algunos tributos los van a dejar a la baja, no sé si será el maíz o qué, y harán algún anuncio de una baja de algunos puntos de la soja para congraciarse con (Nicolás) Pino. Me parece que hay que tener un diálogo con el gobierno, pero no un diálogo tan cariñoso. Si uno no tiene una fuerza de respuesta ante las medidas que toma el gobierno, que son tan negativas para el sector, no tenés posibilidad de hacer nada.