En ferias como Agritechnica uno puede medir, sin demasiada sofisticación, cómo se ordena el mapa global de la maquinaria agrícola. Alemania juega de local con sus gigantes, pero entre los pasillos también aparece otra postal: empresas argentinas que, contra viento y marea, se siguen colando en la conversación tecnológica mundial. “Estamos como jugando en la Champions League”, resume Edgardo “Tati” Cuffia, director de Abelardo Cuffia, que viajó a Hannover para cerrar el año en el que la firma cumplió 35 años.
El empresario nos recibió en el stand de Abelardo Cuffia, dentro del pabellón argentino, con un reconocimiento que no es habitual: “Tenemos buena maquinaria, buena electrónica… y estamos compitiendo bien pese a la situación del país”. Para Cuffia, la clave es el productor argentino. “Tenemos un cliente muy innovador, muy ‘metedor’, que incorpora tecnología rápidamente. Eso nos ayuda a seguir creciendo y desarrollando productos”, cuenta. Y asegura que afuera lo notan: “Cuando alguien en una feria internacional ve que habla con un argentino, sabe que está involucrado y que tiene conocimiento. No pasa en todos los países”.

La charla avanzó sobre el clásico interrogante: ¿qué ve el mundo cuando mira a la industria argentina? “Nos ven bien”, dice sin vueltas. “Tenemos grandes extensiones, hacemos trabajos que en Europa les lleva un año. Eso nos obliga a tener máquinas más robustas y equipos que soporten más el tiempo. Esa experiencia se nota cuando salimos al exterior”.
Pero si algo entusiasma a Cuffia es el motivo del viaje: la presentación de un nuevo concentrador electrónico y, sobre todo, un sensor inteligente que detecta dobles y fallas en siembra en tiempo real. “Es un chiche, pero un chiche importante”, se ríe. “Va aprendiendo lo que estamos sembrando y puede determinar cuándo hay una semilla doble o una falla. Es el primer sensor inteligente desarrollado en la Argentina y, a nivel América Latina, no hay otro”.
Ese sensor trabaja conectado a la consola que la empresa presentó en junio, la plataforma FGS Pro —la misma en la que estuvieron presentes ustedes— y que, según Cuffia, “tiene una usabilidad distinta, más adaptada al trabajo diario del productor”. Innovaciones pensadas para resolver problemas concretos, más que para exhibirse en una vidriera internacional.

La participación argentina en Agritechnica fue récord y le preguntamos qué espera hacia adelante. Su respuesta vuelve a abrir la escena: “Cuando venís acá, el stand argentino es la primera puerta de ingreso. Te abre los ojos, te enseña a trabajar distinto”. Y agrega algo que suena casi a advertencia amistosa: “Si los recursos acompañan, muchas empresas van a decidir participar individualmente, como algunas que ya lo hacen desde hace años. Es un camino de ida”.
Antes de despedirse, devuelve el agradecimiento: “Gracias por venir a mostrar lo que hacemos y lo que presentamos en Alemania”. Pero lo cierto es que, visto desde los pasillos alemanes, la industria argentina vuelve a demostrar que no viaja solo a mostrarse: viaja a competir.





