De la mano del Centro Multiplicador de Biocontroladores (Cemubio) del INTA Alto Valle, Argentina concretó su primera exportación de biocontroladores al exterior.
Se trata del envío a Uruguay de 4.950 ejemplares de Goniozus legneri, una avispa parasitoide utilizada en Patagonia Norte para controlar grafolita y carpocapsa, dos plagas de alto impacto económico en la fruticultura.

La iniciativa forma parte del proyecto del Procisur —la plataforma de articulación tecnológica del Cono Sur— orientado a la validación cruzada de bioinsumos desarrollados por instituciones de Argentina, Chile, Brasil, Paraguay y Uruguay. En ese proceso, Goniozus legneri fue el único biocontrolador propuesto seleccionado para ensayo en Uruguay, que será empleado en montes de manzanos. Aún resta el envío de seis cargamentos más, que totalizarán los 34.650 individuos exportados.
De la primera exportación -que requirió de la articulación del INTA, el Senasa, la Subsecretaría de Ambiente de la Nación y la Secretaría de Ambiente y Cambio Climático de Río Negro- participaron, además, investigadores locales que viajaron hasta Uruguay para trabajar junto a técnicos del INIA en la definición de estrategias de evaluación y manejo integrado. Esto resulta fundamental para garantizar la implantación y eficacia del biocontrolador en condiciones locales.
La experiencia fue celebrada por miembros del INTA Alto Valle: “En un contexto donde los servicios ecosistémicos de los sistemas frutícolas cobran un valor creciente, el uso de bioinsumos será clave para construir planes sanitarios eficientes y ambientalmente responsables”.
El Cemubio, creado en 2018, abastece actualmente la mayor superficie bajo control biológico de cultivos intensivos del país, contribuyendo a reducir la aplicación de insecticidas químicos.




