El “meme” del pasacalle que circula en redes sociales y señala “sos un fracasado todos progresan menos vos” encaja perfectamente en la situación del biodiésel en la Argentina.
Las principales naciones agroindustriales del mundo están promocionando la elaboración de biodiésel para consolidar la independencia energética.
“Las políticas de promoción de biodiésel tienden a apoyar las economías rurales, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el transporte y mejorar la calidad del aire”, señala un informe publicado esta semana por el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA).
“Las economías en desarrollo también buscan reemplazar los productos derivados del petróleo importados con combustibles de propia producción para mejorar su balanza comercial y apoyar a las industrias nacionales”, añade.
La producción mundial de biodiésel superó en 2022 las 50 millones de toneladas, una cifra equivalente a un corte del 3,5% con gasoil proveniente de fuentes fósiles, según estimaciones del USDA.
“Se espera que aumente aún más ahora el uso de biodiésel ahora que la industria del combustible de aviación sostenible (SAF) está en camino de convertirse en un gran consumidor”, apunta el informe.
¿Qué tendrá que ver la aviación con la soja? Mucho más de lo que imaginás
La producción de biodiésel está concentrada en Europa, América del Norte, Indonesia y Brasil, que en conjunto representan el 80% del mercado.
“Con el reciente aumento en la demanda del biocombustible, estimulado por la expansión de su uso en Indonesia, además del impulso de Europa hacia energías renovables, fundamentalmente con SAF, y los nuevos créditos fiscales SAF y estándares de combustibles bajos en carbono en EE.UU., aumentaron las preocupaciones sobre los efectos de los precios y la disponibilidad global de materia prima para elaborar biodiésel”, señala el USDA.
Las principales fuentes de elaboración de biodiésel en el mundo son los aceites de palma, soja y colza, aunque vienen creciendo de manera sostenida las fuentes alternativas que emplean, por ejemplo, sebo bovino y aceites de cocina usados.
Mientras ese fenómeno mundial se consolida, la situación presente en la Argentina es completamente la inversa, dado que las políticas implementadas en los últimos años parecen estar diseñadas para desincentivar el uso de biodiésel.
Tales desincentivos, junto con el cambio constante de reglas de juego y una crisis cambiaria y económica, vienen golpeando al sector, que este año producirá biodiésel con el nivel más bajo desde 2008.
La contrapartida de ese fenómeno es que el Estado nacional sigue promoviendo la importación de gasoil porque el país no puede autoabastecerse de ese insumo crítico que podría ser reemplazado con una mayor oferta de biodiésel, que en la Argentina se elabora en base a aceite de soja.
En el primer semestre de 2023, según datos oficiales (Indec), Argentina –país que está atravesando un crisis cambiaria severa– importó gasoil por un valor de 1391 millones de dólares.