Buena parte de los productores y acopios que forman parte de la lista de acreedores del concurso preventivo de Vicentin vendieron en su momento granos “a fijar” a la compañía santafesina tentados por condiciones comerciales que en su momento fueron juzgadas como atractivas.
El “affaire” Vicentin debe servir como caso “escuela” para redimir a todos los analistas y consultores que, durante décadas, insistieron en el hecho de que las ventas de granos a fijar debían ser erradicadas del portafolio de opciones comerciales del empresario agrícola.
La mayor parte de los productores ignoraron siempre esa recomendación, imaginando que, al entregar los granos, podían desatenderse de la cuestión logística sin mayores riesgos y dejar una posición abierta que, en algunos casos, tenía incluso un “premio” de algunos dólares más por toneladas respecto del valor de referencia de fijación.
¿Aprendieron la lección? Los números dicen que no. En mayo pasado, mes correspondiente a la cosecha de soja de primera, se registraron en la plataforma Sio Granos operaciones por 3,66 millones de soja, de las cuales un 6% (la misma proporción que en mayo de 2021) se empleó para realizar canjes por bienes e insumos.
La cuestión es que el 33% del volumen operado tanto en mayo pasado como en el mismo mes de 2021 corresponde a operaciones de soja realizadas con la modalidad “a fijar”, según datos publicados por la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios de la Nación.
En maíz la cuestión es aún peor, porque el 49% de lo operado el mes pasado se comercializó con precio “a fijar”, es decir, prácticamente la mitad de lo comercializado. ¿Y el trigo? El mes pasado el 31% se vendió con precio “a fijar”.
Como las cosechas de soja y maíz recolectadas este año son bastante inferiores a las previstas, porque buena parte del rinde se evaporó por inconvenientes climáticos, se podría haber esperado que los productores sean más celosos de su mercadería. Pero no fue el caso.
El único cultivo que está libre de a modalidad “a fijar” es el girasol, que el mes pasado se negoció con precio hecho en una proporción del 97%, aunque probablemente porque, al estar mucho más concentrada la demanda y no tener referencia orientativas en el Matba Rofex, los productores prefieren ir a lo seguro.
La gestión profesional del comercio granario debería sustentarse en el uso sistemático de mercados de futuros agrícolas combinado con el empleo de silobolsas o el uso del servicio de acopio.
La comodidad y la ley del menor esfuerzo son siempre la solución fácil. Pero en el comercio de granos aplicar tales preceptos implica asumir un riesgo enorme, el cual, lamentablemente, se evidencia cuando ya es demasiado tarde.