El marco para reafirmar este compromiso no podía ser más romántico: la Estancia San Nicolás, ubicada en Uranga, en Santa Fe. Hasta allá se llegaron Susana Mirassou, la presidenta del INTA, y David Roggero, el productor que lidera Aapresid, para firmar un nuevo convenio de cooperación entre ambas instituciones, una pública, la otra privada, para prolongar el trabajo conjunto en investigación agrícolas e iniciar el tercer ciclo en el Sistema Chacras, que ya cumplió su primera década.
Roggero, en su discurso, ponderó el rol del Sistema Chacras porque permite “generar conocimiento científico para responder a la demanda del productor y el desarrollo local mediante el agregado de valor, teniendo como premisa fundamental los aspectos ambientales, económicos, sociales, tecnológicos y energéticos”. Para esto, señaló, es fundamental unir al productor con la ciencia y generar conocimiento de rigor científico.
“Hoy reforzamos los lazos con una de las instituciones más prestigiosas en la generación y transmisión de conocimiento para el agro”, celebró. En esta línea, destacó el trabajo de los técnicos de INTA “por el acompañamiento en todos estos años de crecimiento”.
Mirassou también destacó el trabajo articulado entre ambas instituciones “El Sistema Chacras fue y será un camino que facilita y ayuda a cumplir con los objetivos de aportar a la competitividad, a la salud ambiental y a la equidad, que están nuestro Plan Estratégico Institucional”.
En esta línea, señaló la presidenta del INTA que “los cambios en la demanda mundial de alimentos, el cambio climático, la sofisticación y globalización de la dieta alimentaria, los cambios en los paradigmas de innovación, las tensiones urbanas rurales y la dinámica de actores en el ámbito rural, son desafíos estratégicos que debemos afrontar para una competitividad sistémica”.
“En esa línea, es clave integrar la actividad del sector privado con los aportes que se puedan hacer desde la ciencia y la técnica, y el establecimiento de agendas compartidas”, indicó Mirassou.
A su turno, Marcelo Arriola, que actúa como director adjunto de Sistema Chacras de Aapresid, señaló que lo que se busca en estos ensayos compartidos es “la sinergia entre el conocimiento empírico del productor y el conocimiento científico, promoviendo un protagonismo horizontal y fortaleciéndolo con la institucionalidad”.
“Aprendemos produciendo sobre sistemas reales, abordados de manera holística y en la constante búsqueda de la sustentabilidad como proceso colectivo”, agregó el agrónomo, a quien hemos entrevistado sobre el asunto en Bichos de Campo:
El Sistema Chacras es un programa de Aapresid creado para dar respuestas a las demandas del productor a través del desarrollo de tecnologías sustentables en los diferentes ambientes y sistemas de producción. Acciona a través del “aprender produciendo” sobre escenarios reales y planteos de soluciones crecientes, y del “protagonismo en red” integrando la experiencia del productor con el conocimiento científico, la visión empresarial y el apoyo institucional. Instituciones como el INTA o la Facultad de Agronomía de la UBA aportan científicos de renombre.
A partir de la firma de este nuevo convenio de cooperación entre el INTA y Aapresid, comienza el tercer ciclo de trabajo del Sistema Chacras con nuevos objetivos y ejes de trabajo que tiene como faro a la sustentabilidad de los sistemas.
Las Chacras son unidades de desarrollo en un área de influencia determinada con semejantes condiciones ambientales, actividad rural, dimensión de las explotaciones, así como problemas y objetivos de los productores que las integran. Estos Sistemas Chacras permiten un trabajo coordinado para el desarrollo de tecnologías agropecuarias sustentables, ajustadas a las condiciones particulares y en línea con las necesidades y demandas.
En el caso particular de la Chacra Pergamino, éste es un proyecto que comenzó en 2011 con el objetivo de orientar el desarrollo de modelos que demuestren mayor productividad con una mayor eficiencia en el uso de recursos, estabilidad en los rendimientos y mantenimiento o mejora del ambiente de producción. Durante los nueve años de trabajo exitoso en la Chacra, se observó el impacto positivo que generó la intensificación de procesos y la diversificación de cultivos sobre las propiedades físicas, químicas y biológicas de los suelos, como así también sobre los rendimientos acumulados en la rotación.
La nueva etapa constará de tres ejes conductores e interrogantes centrales a responder relacionados con la biología del suelo, el balance de carbono y agua y el impacto ambiental. Para ello, acordaron responder tres preguntas: ¿qué indicadores explican la salud y evolución biológica de un suelo? ¿cómo generar un sistema de Carbono Neutro donde podamos demostrar mayor productividad y eficiencia en el uso del agua? y ¿cómo medimos el impacto ambiental sobre los sistemas actuales?
Para abordar estas áreas temáticas, se conformó una mesa de expertos de la Chacra, conformada por Luis Wall de la Universidad Nacional de Quilmes-CONICET, José Bedano de la Universidad Nacional de Río Cuarto-CONICET, Lucas Garibaldi de la Universidad Nacional de Río Negro-CONICET, Luis Milesi, Andrés Llovet, Horacio Acciaresi, Ana Clara Caprile y Alfredo Cirilo del INTA Pergamino.