Por José María Panero (corredor de cereales).-
Luego de llegar a un pico de 3.000 pesos, el precio del trigo sobre Bahía Blanca retrocede un 10% para poner un “pain in the ass” a los productores, que ya se aprestan a ponerse en la cola de las protestas por los aumentos inmobiliarios, la falta de quita de las cargas fiscales para la producción y los aumentos energéticos, el verdadero “paquete” de problemas que desmorona las rentabilidades productivas.
Resulta preocupante que los traders no hayan podido a principios de noviembre negociar en Abitrigo (como habitualmente se hace) los negocios que garanticen la colocación de nuestro trigo y que son los que evitan que se acumulen los saldos de la cosecha 2016/17 con las nuevas ventas de la 2017/18.
Parece que los industriales brasileños, a sabiendas que deben comprar más de 5 millones de toneladas, como es tradición, no quieren depender de un sólo comprador. Primero intentaron que el gobierno brasileño anuncie un arancel 0 para compras de trigo extra-Mercosur, en un escarceo aparentemente neutralizado por el Ministerio de Agroindustria, que es el que permitiría sostener una caída mayor del precio del trigo, en momentos en que el petróleo pone en jaque los fletes navieros.
Los brasileños -siempre hábiles negociadores- con sus movimientos han logrado neutralizar cualquier intento alcista, enfriando a los entusiastas productores, a la espera de que los exportadores trasladen esta baja.
Sabemos que el partido hay que jugarlo, pero los transportistas dieron el puntapié inicial subiendo las tarifas. Luego, con la suba del crudo WTI impulsó los valores del flete marítimo. Son todos costos que se descuentan en forma directa del precio al productor.
Sumado a la acumulación de físico, la porfía puede llegar hasta marzo, si es que Brasil compra trigo extra-Mercosur.
En síntesis, toda la industria molinera argentina que se subió a los futuros deberá ponerse curitas. Las opciones pueden ser basura orgánica. Los productores quemarán cebada e iniciarán un nuevo año con la zanahoria a la vista.
Algunos sabios ya vendieron toda la cosecha 2016/17, entendiendo que estamos en años con grandes producciones mundiales y los precios tienden a la baja. Las coberturas son un seguro que se paga para perderlo sin complejos y el gerente financiero tiene un escritorio al frente, mientras el gerente comercial toma mate en la cocina.
Como nunca, corazón para producir y pases cortos.