Previo a dejar inauguradas de modo formal las 137 sesiones ordinarias del Congreso Nacional, Mauricio Macri pronunció un discurso tenso, con varios furcios e interrumpido varias veces por la oposición, con insultos y agravios que exponen la falta de respeto que caracteriza a la dirigencia política. El acto institucional estuvo gobernado por un clima de campaña electoral. Más que un discurso de apertura legislativa, marcando proyectos concretados o aún pendientes, Macri puso en marcha la carrera rumbo a las elecciones presidenciales.
En todo momento, vimos a un Macri apuntando a que se están resolviendo problemas que son estructurales más que coyunturales, ante la risa socarrona de un Axel Kicillof, diputado y ex ministro de Economía de Cristina Fernández, que deslizó que una vez más en Argentina, nunca se podrá pensar en construcción conjunta entre Oficialismo y Oposición. Mientras tanto, en las afueras del Congreso se montó un tremendo dispositivo de blindaje.
En referencia a la economía general, Macri no pareció notar que debió hablarle a una población que piensa más que nunca con el bolsillo y que no necesita escuchar más comparaciones con el pasado o con la “herencia recibida”. Pero Macri no hizo otra cosa que apuntar directamente y con más fuerza al gobierno de Cristina Fernández, alegando que “Argentina está mejor parada que en 2015”. Lo hizo en varias oportunidades, como buscando esa confrontación fútil con un pasado que ya no importa.
Según el mandatario, “era necesario empezar por lo más básico. Cloacas y agua limpia. Y hoy podemos decir que Argentina está parada mejor que en 2015. Mejor no significa que estamos donde queremos estar sino que salimos del pantano en el que estábamos”.
“Somos el primer Gobierno que pasó todo su mandato en minoría y aun así generó consensos”, destacó el mandatario. “Sacar a la Argentina adelante. Esa fue la decisión que encaramos juntos. Entendimos que el país depende de nosotros y de nadie más. Cuántas veces elegimos el camino del atajo y siempre pagamos las consecuencias. Todos entendimos las consecuencias de no cambiar”, dijo Macri durante su discurso.
Un tema clave: la inflación, algo que Macri esquivó en números, y ante lo que se mostró más bien, esperanzado: “esperamos una baja sustancial de la inflación. Pero no se es pobre solamente por lo que se gana a fin de mes. La del bolsillo es una pobreza muy importante, pero también tiene que ver con la libertad y la dignidad perdida. Es tiempo de que la pobreza estructural de nuestro país de décadas empiece a cambiar”.
Contrario a lo que reflejó el Sistema Integrado de Previsión Argentino (SIPA), que sostuvo que en diciembre de 2018 se contabilizaron 191.300 empleos menos que un año antes, Macri afirmó que “se crearon 700.000 nuevos puestos de trabajo”. Los datos del SIPA contrastan porque sostienen que hay desplome del mercado interno y de la inversión privada, debido a que en el sector privado se destruyeron 130.800 puestos, marcando el mayor retroceso laboral desde 2002. Y los tres sectores que explican el retroceso que marca el SIPA son la industria, el comercio y la construcción. Estos datos alcanzan a 22 de las 24 provincias.
El presidente sostuvo que “hay un equipo que gobierna pensando en el largo plazo, que asume la inflación, la pobreza y la inseguridad; que le devolvió al INDEC su prestigio y credibilidad”.
El mandatario alegó que “por primera vez enfrentamos dificultades sin cepos artificiales, sin default”, y se mostró convencido de que “lograr un equilibrio fiscal sin parches en los presupuestos de 2020 y 2021 será el hecho de justicia social mas importante que hayamos hecho en 70 años”.
Otro de los aspectos a los que apuntó es a la recuperación del Indec, que “reflejaba una realidad maquillada”, y reivindicó una vez más el acuerdo celebrado con el FMI.
Uno de los anuncios más fuertes es que se incrementarán en más del 46% los montos de la Asignación Universal por Hijo (AUH). Acto seguido vendría el sinceramiento, quizás de los pocos que hizo, y es que reconoció que la pobreza volvió a los niveles en que estaba en 2015.
Luego vino el derrame de números que era lógico que debía dar durante su discurso: 2.800 kilómetros de autopistas ¿Construidas o en construcción?, la mejora de accesos viales a los principales puertos del país, y allí afirmó que “es más económico transportar desde el puerto de Buenos Aires que del de Chile” y remarcó que “estas obras las estamos haciendo 40% promedio mas barato que en 2015”. Otra vez la comparación con el pasado.
Con la cumbre del G20, de la cual Argentina fue sede, Macri indicó que “estuvimos a la altura. Tuve 17 reuniones bilaterales en ese tiempo y les conté que estamos en un proceso de cambio de verdad. Hoy todos los países nos dicen que quieren acompañarnos y nos abrieron mas de 170 mercados para que exportemos nuestros bienes y servicios”.
Y siguió con los números, esta vez para el Campo, no sin antes destacar a los parques solares del norte, los molinos del sur, y la forma en que crecieron la energía y el gas que comenzaron a alimentar incluso a países vecinos. “Llegamos con nuestras cerezas y arándanos a China, con la carne a China, con los limones a Estados Unidos, con el aceite de soja a India, con el ajo a Taiwán, la carne a Israel, la yerba mate a Siria e India. Esto significa que llegamos a las góndolas del mundo con nuestros productos”, enunció el mandatario.
En cuanto a las exportaciones, dijo que “crecieron 15% en el último año y nos comprometimos con Argentina Exporta”, al tiempo que destacó que “hoy tenemos 75 mesas donde participan mas de 220 cámaras empresariales y 152 sindicatos”.
La digitalización de trámites es otro aspecto clave del que Macri se mostró conforme durante su discurso. “Reemplazamos los expedientes de papel por electrónicos y reducimos los tiempos de trámites en 75%. Por eso les pido a los municipios y provincias que impulsen el “plan de Gobierno Abierto, porque cada minuto que pierde un emprendedor haciendo un tramite, es tiempo que pierde en ser productivo e innovador.
Con respecto a la Energía, y de cara a los nuevos aumentos que computarán el 43% en lo que va de 2019, dijo: “Nos hicieron creer que no valía nada. Después de un proceso de cambio cultural, entendimos que la energía vale y que es importante cuidarla”.
También apuntó a la energía renovable, diciendo que “es un sector con un potencial enorme. Las actividades agrícolas son fuentes de biomasa y biogas. Hay 27 nuevos proyectos de energía renovable y hay 98 en construcción. Esto es un verdadero programa de desarrollo federal”. Esto sin dejar de remarcar que Salta y Jujuy son enormes reservas de litio y que Vaca Muerta “se está despertando”.
A su vez, el Jefe de Estado apuntó a la igualdad de genero y de oportunidades: “Transparentamos y reformulamos los planes sociales. El 63% no había terminado el secundario en 2015, mientras que hoy mas del 80% de los que reciben un plan se capacitan”.
En materia de Justicia y Seguridad, Macri dijo que hay presente “un Estado que combate las mafias y previene la corrupción. La ley del Arrepentido fue una pieza clave para el avance de causas judiciales. Necesitamos que se modifique el Código Penal, un Código que tiene más de cien años. Lo mismo puedo decir que el Régimen Penal Juvenil”.
También marcó que “el DNU de Extinción de Dominio, es el reflejo de la postura clara que los argentinos tomamos. Porque queremos recuperar los bienes de la mafia, del narcotráfico y la corrupción. Se acabo el tiempo de que los delincuentes se salgan con la suya mientras la gran mayoría trabajamos para sacar este país adelante”. Y remarcó que el Gobierno “respeta la independencia de poderes y de la Justicia. Se está acabando la impunidad y en este sentido también estamos mejor que en 2015”.
Más números derramados en su discurso. En esta ocasión para el Turismo: “En 2017 fuimos los primeros de Sudamérica en visitas. En los últimos 3 años llevamos ganancias de mas de 71.000 millones de pesos, habiendo sumado 10 millones de hectáreas protegidas. Y mejoramos la infraestructura de 19 aeropuertos, haciendo a Aerolíneas Argentinas más sustentable. Hoy sacar un pasaje de avión es cada vez más barato”.
Más comparaciones con 2015 cuando se refirió a los ejes de política exterior que tenía Argentina: “antes era la alianza con Venezuela y el pacto con Irán. ¿Como pudimos condecorar a Maduro?”, se quejó Macri, y remarcó que “hoy recuperamos el rol positivo de la Argentina en la región. Ese rol incluye condenar las violaciones de los derechos humanos en Venezuela que atraviesa una profunda crisis política, regional, económica y sanitaria”.
Macri recalcó una y otra vez que estamos viviendo “un gobierno que promueve pluralidad de voces, que no abusa de los medios para imponerse, que responde entrevistas y pedidos de informes con frecuencia. Los argentinos estamos haciendo cambios profundos para no volver atrás nunca más”.
Uno de los momentos más encendidos se dio cuando la diputada electa Joana Picetti interrumpió el discurso del mandatario en varias oportunidades. La diputada de Cambiemos no pudo asumir su banca por una grave denuncia contra sus hijos y sigue vigente sobre ella un fallo de la jueza electoral, María Romilda Servini de Cubría, quien le impidió asumir su banca.”Yo estoy acá por el voto de la gente, señores”, dijo Picetti. La vicepresidenta Gabriela Michetti le pidió que se retire.
Cerca del cierre, Macri se refirió a la juventud, convocándola a “armar nuevos acuerdos por la Argentina de los próximos 30 años. Veo una Argentina despertándose y creciendo, que vuelve a ser parte del mundo, como un ser querido que vuelve después de un largo viaje y que no le pone parches, sino que se hace cargo de lo que le toca, con una clara visión de futuro”.
Más anuncios a la juventud de parte de Macri y más llamados al pasado: “la juventud es parte de un mundo nuevo y distinto que nos desafía las formas de pensar que ya quedan en el pasado. Pymes que visito a diario quieren torcer la realidad pasada. No estamos parados sobre el relato sino sobre bases solidas. Los argentinos estamos mejor parados que hace 3 años. Creamos los cimientos y estamos listos para avanzar”.
Un discurso que, una vez más, contrastó con el pasado más que hablar con el bolsillo de los argentinos, porque ratificó que, aunque estamos todavía frágiles, las obras que se están haciendo se hacen “con los valores que realmente tienen”. Eso sí, “los cambios profundos requieren paciencia”, dijo. Sentir que se pide más paciencia en un electorado que se cansó de esperar, y que se quedó con las ganas de conocer un rumbo económico concreto, con un anuncio concreto de un plan de rebaja de la inflación y de alivio de la pesada carga impositiva, más que de la confrontación permanente con el pasado.