Alfredo Paseyro, el titular de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA), se mostró muy satisfecho con la decisión del ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, de comenzar a llamar “Ley INTA” al proyecto de Ley de Semillas que el gobierno envió al Congreso con respaldo de casi todo el sector agrícola privado. Ese bautismo, sin duda, trata de contrarrestar los ataques de sectores ambientalistas que afirman que esa nueva legislación será funcional a las multinacionales. Y por eso la denominan “Ley Monsanto”.
“No es solo un eslogan. El INTA es la institución que más variedades registró ante el INASE (Instituto Nacional de Semillas), con más de 1.000 variedades en 130 especies. Pero son aquellos cultivos que no tienen la visibilidad o la prensa que tienen los cuatro grandes cultivos extensivos. Estamos hablando de garbanzos, de lentejas, de porotos, de caña de azúcar, tabaco, etcétera”, justificó Paseyro.
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Como hizo Etchevehere en el congreso de AAPRESID, el directivo de los semilleros remarcó que el organismo público de investigación tampoco recibe compensaciones económicas por esos desarrollos, debido a la falta de un marco legal adecuado. “En los años ’90 el INTA empezó a trabajar en la transferencia de tecnologías, en especial en trigo. Primero cobraba algo de regalías y después dejó de cobrarlas”, lamentó.
Luego señaló que los únicos ingresos que recibe el INTA por estos desarrollos provienen de otros países. “Lo que cobra hoy viene de Brasil, con cultivares de arroz que se adaptaron muy bien en ese país, y algo más, muy poco, en algodón. Esa es la paradoja, que el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria cobre en otros países y no pueda cobrar acá”, sostuvo Paseyro a Bichos de Campo.
Mirá la entrevista completa al titular de ASA:
¿Y sale finalmente la nueva ley de Semillas? Contestó que “es un trabajo muy intenso. Ahora estamos en estos días tratando de encontrar los dos o tres votos que faltan para que el proyecto tenga despacho de comisión y después es todo política. Pero creemos que estamos ante una oportunidad histórica. El momento es ahora, así que estamos muy entusiasmados”.
Paseyro destacó que el proyecto que ingresó al Congreso -hay además otra iniciativa presentada por la Federación Agraria-, “es un proyecto trabajado y discutido en el sector privado. Todos cedimos un poco: hay que decir que las empresas también cedieron en sus aspiraciones y el productor lo mismo”.
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El ejecutivo aclaró que la iniciativa preserva el derecho al Uso Propio, ya que los productores van a poder reservar parte de la cosecha como simiente para el año que viene. Aunque remarcó que ahora “lo que cambia es que tiene que haber un reconocimiento a la innovación tecnológica. (Las empresas) le van a dar previsibilidad y le tienen que decir, por los próximos tres años, cuál va a ser el valor de esa tecnología nueva y ahí el productor decide. Y va renovando por ciclos si la quiere a esa variedad, y si no cambia. Eso es lo bueno”.
Paseyro descree que con la nueva ley aprobada puedan generarse situaciones de abuso por parte de alguna empresa que haya desarrollado una tecnología apetecida por la mayoría de los productores, como sucede hoy con la soja Intacta en el norte del país. “Todo lo contrario. Va a haber más oferta, tanto en germoplasma como en biotecnología”, aseguró.