La oferta de maíz temprano brasileña no será abundante dado que la mayor parte de los empresarios agrícolas apostaron por el cultivo de segunda siembra.
El dato no es menor porque las restricciones hídricas presentes en buena parte del territorio argentino van camino a hacer fracasar la cosecha argentina de maíz de primera siembra.
A pesar de una caída interanual del área del 3,1%, la perspectiva de una mejor situación climática permitiría generar –según estimó hoy la agencia oficial Conab– una cosecha brasileña de maíz temprano de 28,1 millones de toneladas versus 25,0 millones en el ciclo 2021/22.
La reducción de área se explica por la alta presión de plagas, como la chicharrita (Dalbulus maidis) y los elevados costos relativos del cereal respecto de otros cultivos.
Hasta el momento ya se sembró un 78% del área proyectada en Rio Grande do Sul, mientras que en Paraná esa proporción es del 46%, donde lluvias excesivas provocaron en algunos sectores un retraso de la fecha de siembra.
La gran apuesta reside en el maíz tardío, el cual, con una superficie 5,4% superior a la del año pasado y mayores rendimiento proyectados, podría lograr una cosecha de 96,2 millones de toneladas versus 85,6 millones obtenidas en la campaña anterior.
Con un stock final de 7,61 millones de toneladas, Conab proyecta que podría generar una oferta exportable del orden de 45,0 millones de toneladas, pero que requeriría importar 2,50 millones. Con esas cuentas, si no falla la cosecha total prevista de 126,3 millones, Brasil debería finalizar la campaña con un stock de 9,7 millones de toneladas.