Hace unos días, encendió las alarmas el rumor de que la mosca de la fruta había aparecido en la zona productora de arándanos de Concordia, que junto a Tucumán aporta el grueso de la producción de esa fruta fina, que sobre todo tiene mercado de exportación. El INTA aclaró ahora, en un informe, que se trata de la “mosca de alas manchadas”. Su nombre científico es “Drosophila suzukii” y es una especie presente en la Argentina desde 2014, que constituye una amenaza para las producciones de frutas finas.
El informe del INTA explicó que esta mosca es prima de las otras dos especies que afectan a la fruticultura. Es que las especies de mayor importancia son la mosca del Mediterráneo (Ceratitis capitata) y la mosca sudamericana (Anastrepha fraterculus). Pero desde hace siete años se sumó a este complejo la Drosophila suzukii (Matsumura), popularmente conocida como la mosca de alas manchadas.
¿Por qué apareció ahora en la zona de Concordia? La explicación es que “las condiciones climáticas durante el invierno provocaron que las poblaciones de algunos grupos de insectos presenten un comportamiento errático, como es el caso de esta mosca, que se halló en los trabajos de monitoreo periódico realizado por especialistas del INTA Concordia.
¿Y por qué en los arándados? Contaron los expertos que el rango de hospederos de la plaga es amplio, sin embargo, las frutas finas (como arándano, cereza, frambuesa, frutilla y zarzamora) son las más elegidas por la plaga porque presentan piel delicada.
Atacado por estas moscas, el productor puede ver síntomas tales como heridas superficiales, ablandamiento, arrugamiento y caída prematura.
“Los adultos de esta especie miden de dos a tres milímetros de longitud y presentan ojos rojos, la coloración del tórax es amarillo claro o parduzco y el abdomen tiene bandas negras”, indicó Juan Pedro Bouvet, que es investigador especializado en cultivos de cítricos y arándanos del INTA Concordia.
Los machos tienen manchas oscuras en las alas, una característica que no es compartida por las hembras. “Tolera distintas condiciones climáticas y el viento favorece su dispersión, ya que son moscas de tamaño pequeño”, agregó el experto.
Después de la copula, las hembras buscan frutos sanos y maduros para colocar sus huevos, los cuales insertan dentro ellos. “Cada hembra puede poner hasta 21 huevos por día, y lo hace cortando la piel del arándano”, explicó Bouvet.
Las aberturas ocasionadas facilitan las infecciones de hongos y bacterias, lo que contribuye al deterioro de la fruta. A esto se suma que, al nacer, las larvas se alimentan de la pulpa y benefician la aparición de levaduras que causan la fermentación.
Para Valeria Viana, especialista en sanidad vegetal del INTA y del Conicet, el monitoreo durante todo el año, tanto en cultivos comerciales como en hospederos alternativos, es el paso más importante para poder determinar la presencia de la plaga.
“En Argentina, aún no se encuentra establecido el tipo de trampa ni el atrayente específico para el monitoreo de esta plaga, actualmente se realiza mediante el uso de trampas tanto transparentes como de color rojo con atrayentes alimenticios”, mencionó la investigadora.
Las pautas de control recomendadas por los especialistas incluyen prácticas culturales tales como eliminar las fuentes de alimentos (ya sea de hospederos alternativos cerca del cultivo, como la fruta del cultivo que no se comercializa), gestionar correctamente el traslado de los frutos, la limpieza de herramientas y maquinaria, evitar las plantaciones abandonadas, manejar los huéspedes ornamentales y silvestres, realizar monitoreos periódicos y estar en comunicación con las producciones vecinas.
Insisten en complementar con trampeo masivo, ya que es una medida con bajo impacto ambiental y gran efectividad. “Consiste en colocar una alta densidad de trampas con un atrayente lo más específico posible y de esta forma capturar la mayor cantidad de hembras posibles antes de que produzcan daño en la fruta”, expuso Bouvet.
Con respecto al control químico, aún no se autorizaron en el país principios activos para el control de la Drosophila suzukii. El control físico, como son el uso de barreras o mallas si bien son efectivos, estarán sujeto a la rentabilidad del productor. Por último, los especialistas mencionaron que se están evaluando la Técnica del Insecto Estéril (TIE) y el control biológico con hongos entomopatógenos.