La campaña agrícola argentina 2020/21 resultó afectada en términos productivos por una fase “Niña”, aunque esa desgracia pasó casi desapercibida gracias a los altísimos precios internacionales de los granos.
Pero la mala noticia es que uno de los principales centros de estudios climáticos del mundo que realiza un seguimiento del fenómeno Niño-Oscilación del Sur (ENSO por sus siglas en inglés), que comprende la oscilación de parámetros meteorológicos del Océano Pacífico ecuatorial, prevé que se viene otra fase “Niña” en 2021/22, la cual suele promover restricciones hídricas en la mayor parte de las zonas agrícolas argentinas.
Hoy jueves el pronóstico elaborado por Climate Prediction Center e International Research Institute for Climate and Society (CPC/IRI) indicó que existe un 67% de probabilidad de ocurrencia de un evento “Niña” en el último trimestre de 2021.
El pronóstico prevé que el evento “Niña” se consolidaría durante todo el verano 2021/22 para recién comenzar a desacelerarse durante el próximo otoño e ingresar en una fase “Neutra” (como la vigente en la actualidad).
No se trata –en caso de confirmarse el pronóstico– de una buena noticia para la Argentina porque el país atravesó en la campaña 2020/21 una fase Niña que provocó una caída de la cosecha prevista de maíz temprano y soja.
La última vez que la Argentina atravesó una fase “Niña” durante dos ciclos seguidos fue en 2010/11 y 2011/12. ¿Qué sucedió entonces? Los rendimientos del maíz se desplomaron a nivel nacional, mientras que los de la soja también sufrieron el “doble golpe”. Un fenómeno similar se había registrado también en la “doble Niña” de 2007/08 y 2008/09.
En el escenario climático planteado por CPC/IRI los cultivos de granos gruesos de siembras tempranas (soja de primera y maíz temprano) serían los más comprometidos, mientras que los tardíos y de segunda estarían mejor posicionados, dado que el período crítico de formación de vainas en soja y floración en maíz ocurriría recién bien entrado el año 2022.
Vale recordar que el pronóstico puede no llegar a cumplirse o, en caso de presentarse, podría manifestarse con una potencia débil, además de que el mismo, si bien es un factor global determinante de la variabilidad climática, está influenciado en el Cono Sur por otros factores –como la dinámica del vórtice polar– que sólo pueden ser predichos con una o dos semanas de anticipación.