El maíz, un cultivo esencial para consolidar la sostenibilidad de los sistema agrícolas, va camino a enfrentar dos desafíos enormes que conspiran contra la viabilidad del mismo.
El primero es de orden comercial: con los precios actuales y la enorme presión tributaria vigente sobre el cereal –tanto directa como indirecta a través de impuestos a la importación– al cultivo no el “cierran los números” (especialmente en el caso del maíz tardío).
El segundo factor de orden agronómico: el achaparramiento del maíz o Spiroplasma, una enfermedad de amplia distribución en el norte argentino que resulta letal para el maíz, se extendió este año por buena parte de la zona norte de la región pampeana argentina, donde los productores y técnicos no tienen experiencia alguna en el manejo de la nueva amenaza.
En la red social X (ex Twitter) el hashtag #spiroplasma da cuenta del drama silencioso que se está experimentando en muchas regiones productivas de las provincias de Córdoba y Santa Fe, donde, además de precios bajísimos del cereal en pleno inicio de la cosecha de maíz temprano, deben hacer frente a ataques de Spiroplasma en cultivos tardíos.
Esta semana, la región CREA Sur de Santa Fe realizó una gira agronómica para recorrer ensayos de híbridos de maíz realizados en establecimientos de Colonia Medici (Santa Fe) Monte Buey (sudeste de Córdoba). “Cuando llegué a esta zona pensé que no íbamos a ver Spiroplasma, pero acabo de descubrir que sí está presente”, señaló María de la Paz Giménez Pecci del Instituto de Patología Vegetal Sergio Fernando Nome (Ipave-INTA), quien participó de la recorrida.
Relevamientos realizados por Ipave-INTA muestran que en el norte argentino la prevalencia de Spiroplasma era elevada hasta el año 2005, aunque luego comenzó a descender de manera progresiva hasta niveles casi insignificantes entre 2011 y 2016. Sin embargo, hacia 2017 comenzó a registrarse un aumento considerable de la enfermedad.
Hasta el momento se han identificado cuatro patógenos que causan la enfermedad, los cuales son transmitidos por el insecto vector Dalbulus maidis. Tales patógenos son Spiroplasma kunkelii, Maize bushy stunt phytoplasma, Maize rayado fino virus (MRFV) y Maize striate mosaic virus (MSMV) y pueden encontrarse en infecciones simples o mixtas en el maíz.
En la Argentina, la enfermedad es causada principalmente por Spiroplasma kunkelii, comúnmente denominado “Corn stunt spiroplasma” (CSS). Se trata de un patógeno sistémico que se propaga a todas las partes de la planta a través del floema. “En Brasil existen varios insecticidas registrados para tratar la enfermedad, pero en la Argentina no hay ninguno específico; de todas maneras, su efectividad es muy acotada”, expuso Giménez Pecci.
Si bien los síntomas de la enfermedad suelen aparecer en la etapa reproductiva del maíz, el control efectivo debe instrumentarse en las primeras etapas fenológicas del cultivo. Por tal motivo, el tratamiento de semillas representa una herramienta esencial para proteger a la planta de maíz, junto con la siembra de híbridos tolerantes a Spiroplasma.
El próximo miércoles el proyecto CREA Plagas y la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA) realizarán una jornada en formato virtual para informar sobre el estado de situación de la enfermedad y tratar las prácticas de manejo disponibles a la fecha.
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Dalbulus maidis apareció en distintas regiones de 🇦🇷 y en esta jornada virtual vamos a compartir estrategias que funcionan para mitigar su impacto y minimizar riesgos de spiroplasmaInscripción disponible muy pronto 🔜 pic.twitter.com/Y1dY3S4RYH
— CREA (@crea_arg) February 28, 2024