Con más del 47% de los votos, Alberto Fernández se convirtió este domingo en el nuevo presidente de los argentinos, a partir del 10 de diciembre. Viene con lastre: su vicepresidente es Cristina Fernández de Kirchner, una ex presidenta que no podrá borrar de su currícula dos cosas bastante graves: las sospechas de una enorme corrupción y la estupidez de haber gobernado durante ocho años en contra del principal sector productivo de su propio país, el agropecuario.
Alberto es el nuevo presidente y viene con lastre, un lastre que los productores no quieren. Un lastre al que le tienen mucho miedo. No quieren los productores ni que vuelvan a chorear tanto como antes, ni que haya peleas fraticidas que no conducen a nada.
Prometen Alberto y su lastre, sin embargo, que han de volver mejores de los que eran antes. Ojalá. Se necesita mucho mejorar. Sobre todo se trata de entender al otro, intentarlo.
Alberto es el presidente. Pero mientras no demuestra que será mejor que antes (o que puede dominar su lastre), el agro volverá a ser como “el orejano”.
“Entre los ceibos estorba un quebracho”, dice.
Ahí va la letra:
“Yo se que en el pago me tienen idea
porque a los que mandan no les cabresteo, porque dispreciando las huellas ajenas se abrirme camino pa’ dir donde quiera.
Porque no me han visto lamber la coyunta ni andar hociqueando pa’ hacerme de un peso y saben de sobra que soy duro e’ boca
y no me asujeta ni un freno mulero.
Porque cuando tengo que cantar verdades las canto derecho nomás, a lo macho, aunque esas verdades amuestren bicheras donde naides creiba que hubiera gusanos.
Porque el copetudo de riñón cubierto
pa’ quien no usa leyes ningún comesario lo trato lo mesmo que al que solo tiene chiripá d’ bolsa pa’ taparse el rabo.
Porque no me enyenan con cuatro mentiras los maracanaces que vienen del pueblo a elogiar divisas ya desmerecidas y hacernos promesas que nunca cumplieron.
Porque cuando truje mi china pal’ rancho me he olvidao que hay jueces pa’ hacer casamiento, y que nada vale la mujer mas guena si su hombre por ella no ha pagao derechos.
Porque a mis gurises los he criado infieles aunque el cura chille que iran al infierno, pues de nada valen los que solo saben estar todo el dia pirichando el cielo.
Porque aunque no tengo donde caerme muerto soy mas rico que esos que ensanchan sus campos
pagando en sancocho de tumbas resecas al pobre peon que deja los bofes cinchando
Por eso en el pago me tienen idea,
porque entre los ceibos estorba un quebracho, porque a tuitos eyos le han puesto la marca y tienen envidia al verme orejano.
Y a mi que me importa, soy chucaro y libre!no sigo a caudillos ni en leyes me atraco y voy por los rumbos clareaos de mi antojo y a naides preciso pa’ hacerme baqueano”.