Entre tanto fierro brillante en Agroactiva, hay máquinas que no se entienden a la primera. No porque sean complicadas, sino porque vienen de un universo distinto: el del picado fino, el silobolsa y los contratistas que trabajan a mil. Frente a una de esas máquinas nos encontramos con Sergio Adragna, titular de Green Pac y fabricante de embolsadoras para forrajes. “Esto es el complemento de una picadora grande”, explicó.
Sergio fabrica sus equipos en el Parque Industrial de Burzaco. Son 100% industria nacional, con excepción de alguna transmisión importada. Según explica, empezaron en 1994 con equipos chicos y fueron creciendo a medida que crecía también el nivel de exigencia del contratista local. “Ya no nos dedicamos más al picado. Ahora toda la energía va puesta en la fábrica”, aclara. Y se nota.
En medio del debate sobre la apertura de importaciones de maquinaria usada, muchos fabricantes locales miran con recelo el escenario. Sergio no. Dice que fue a Estados Unidos a ver qué había y volvió tranquilo. “Lo que hay allá es caro, es grande y está destruido. Este tipo de maquinaria, como la nuestra, no tiene competencia real en ese mercado. Allá no las cuidan. Acá el productor necesita algo simple, confiable y adaptable a nuestros caminos. Allá las máquinas ni siquiera están hechas para carretear”.
No se trata solo del precio. “Una máquina nuestra es mucho más barata que una usada que venga de afuera”, insiste. Pero el corazón del argumento no está en la factura: está en el servicio. “Vos traés una máquina con sensores que ni sabés para qué sirven, se rompe algo y te queda parada en medio del campo. Y con alambre no se arregla”. La frase queda flotando, potente, como para remeras de contratistas.
Mirá la entrevista completa con Sergio Adragna:
“Podemos llegar a competir con alguna máquina que venga de República Checa o Italia, pero son complejas que usan mucha hidráulica. Tenemos aggionarnada la máquina para el productor local”, dice Adragna.
Lo que propone Green Pac, en cambio, es otra cosa: fiabilidad, repuestos accesibles y máquinas pensadas para el productor local. Sergio lo resume en una idea sencilla: “El mercado nos toma todo lo que fabricamos. Eso quiere decir que estamos haciendo las cosas bien”, resume.