¿Cómo puede hacer la industria nacional de maquinaria agrícola para defenderse y competir contra el ingreso de fierros usados desde el exterior?
“Nos defendemos con esto. Con innovación, con postventa, con atención al cliente, con repuestos, con trabajo nacional”, dice Rosana Negrini parada al pie de una máquina imponente que acaba de lanzar al mercado. La dirigente industrial no solo se apoya en lo técnico para justificar su respuesta, sino que habla desde el interior productivo, desde el arraigo, desde la decisión de seguir apostando por fabricar maquinaria argentina, aun cuando la competencia internacional -ahora legalmente más habilitada a través de la importación de maquinaria usada– se vuelve más feroz.
Rosana es presidente de Agrometal, una de las firmas más emblemáticas del rubro, que inició sus operaciones hace 75 años en Monte Maíz, Córdoba, y hoy cotiza en bolsa. Rosana también es parte de esa generación que no se resigna ni se victimiza, pero que también exige condiciones mínimas de equidad para producir: “Nosotros estamos dispuestos a competir, necesitamos estar con las mismas posibilidades”, insiste.
La pregunta que surca toda esta nota es cómo hará la industria nacional para sobrevivir y prosperar frente a la decisión oficial de facilitar el ingreso de maquinaria agrícola usada. La respuesta de Negrini enumera hechos.
“Nos defendemos haciendo productos específicamente para cada uno de los productores y de las zonas y de los cultivos que se necesitan en el país y también para la región. Y nos defendemos con postventa, con escucha al cliente, con atención, con tener el repuesto en el momento que se necesita, con trabajo nacional”, asegura.
Agrometal emplea a 430 personas en Monte Maíz, un pueblo donde la empresa representa el 17% del empleo total. “Somos una empresa que genera arraigo. Hay familias enteras que han trabajado en Agrometal, hasta tres generaciones juntas. Los jóvenes se van a estudiar y vuelven, porque saben que hay futuro. Si no es en la empresa, es en emprendimientos vinculados a ella”, dice con orgullo.
Además de producir, Agrometal forma: “Tenemos un convenio con la UTN de Villa María y estamos por sacar los primeros egresados de Mecatrónica, empleados nuestros que durante dos años y medio se formaron con profesores de allá y de Monte Maíz. Eso es sembrar futuro”.
Pero el desafío que plantea la apertura importadora no es menor. Rosana lo reconoce: “Preocupa, pero no nos vamos a quedar. Vamos a competir, vamos a tratar de que el gobierno entienda que tenemos que estar en igualdad de condiciones”.
Mirá la entrevista completa con Rosana Negrini:
“Nosotros tenemos un porcentaje alto de un costo impositivo que las otras empresas que importan no lo tienen. Por ejemplo, el IVA técnico es una cifra multimillonaria que no podemos recuperar. Compramos al 21%, vendemos al 10% y no nos devuelven la diferencia de todos los gastos comerciales. Eso queda como un activo inmovilizado que no se recupera. Además, pagamos para exportar y tenemos un costo laboral muy alto. No es que no queramos pagar buenos sueldos, pero en otros países no existen los juicios laborales como acá. Nosotros tenemos que competir en igualdad de condiciones”, reclama.
En ese contexto, Agrometal eligió responder con innovación concreta. Este año, en Agroactiva, presentó una máquina pensada específicamente para el cultivo de arroz: la ADX Z. Una sembradora adaptada a terrenos complejos como las taipas, con un cuerpo de siembra exclusivo, capaz de trabajar con precisión sobre suelos duros e irregulares.
“Es una sembradora arrocera, para un lugar determinado: el norte de Argentina, la Mesopotamia, un poco de Formosa y Chaco. Son unas 400 mil hectáreas. Es un cultivo muy volátil, pero sabemos que el productor necesita una máquina especial. Por eso nos animamos a hacerla”, cuenta Negrini.
La ADX Z tiene estabilidad sobre terreno desparejo, un sistema de copiado inteligente que regula la presión según el terreno, y una distribución de flujo estable que asegura precisión en todo el ancho de trabajo. A pesar de su tamaño, puede transportarse con un ancho reducido sin bajarse del tractor. Y nació, justamente, porque “la que teníamos antes, la XZ, ya no servía: la distancia de siembra había cambiado, había evolucionado la forma de sembrar. Entonces decidimos arrancar de cero y hacer una nueva”, explica.
No es casual que el aniversario de Agrometal –sus 75 años recién cumplidos el 28 de marzo– la encuentre en pleno lanzamiento. Porque lejos de celebrar la nostalgia, Rosana prefiere mirar hacia adelante: “Me siento orgullosa de ser la continuadora de aquellos emprendedores que fundaron la empresa. El sueño continúa. Nos quedan muchos años por delante”.