Si algún iluso se había ilusionado con que la frase “insumos y bienes intermedios vinculados en forma directa a productos de la canasta básica alimentaria” incluía a los insumos que todos los años utilizan los productores agropecuarios (desde productos veterinarios a agroquímicos o fertilizantes), pues puede ir perdiendo la ilusión. En lo inmediato entonces las compras de ese tipo de productos se encarecerían un 7,5%, como el resto de las importaciones de la economía.
Una resolución de la Secretaría de Comercio excluyó por completo esos bienes intermedios y entonces se confirma el peor escenario: el agro deberá pagar sus insumos (que muchas veces son importados) bastante más caros que la semana pasada.
La Resolución 1183/2023, publicada este viernes en el Boletín Oficial con la firma de Matías Tombolini, limitó el sentido de aquella frase a un listado de alimentos terminados, y no a los insumos necesarios para la producción de alimentos. Con lo cual prima fascie todos los fertilizantes, agroquímicos, semillas, maquinaria agrícola o medicamentes utilizados en el agro que tienen origen importado sufrirán un incremento inmediato de 7,5% de su valor de importación, como efecto del Impuesto PAIS aplicado desde esta semana a todas los bienes que provienen del extranjero
La única excepción a la aplicación del impuesto, según el decreto 377/2023 que lo generalizó y que fue publicado el lunes pasado, eran unas cuentas posiciones arancelarias vinculadas al negocio de los combustibles y la energía. Pero además se dejaba la puerta abierta a excluir en la reglamentación a los “insumos y bienes intermedios vinculados en forma directa a productos de la canasta básica alimentaria”.
Pues nada, éstos no aparecen ahora en la lista de mercaderías exentas definidas por Comercio Interior, que es la que sigue:
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Se da así el absurdo de que el café (que es considerado parte de la canasta alimentaria, pero es totalmente importado) quedará exento del nuevo tributo, pero no así los abonos necesarios para producir cultivos dentro de la Argentina.
“Establécese que los insumos y bienes intermedios vinculados en forma directa a productos de la canasta básica alimentaria en los términos del apartado (ii) del inciso e) del artículo 13 bis del Decreto N° 99 del 27 de diciembre de 2019 y sus modificatorios serán los detallados en el Anexo que, como IF-2023-87050285-APN-SSPMIN#MEC, forma parte integrante de la presente medida”, resume el único artículo de la nueva resolución firmada por Matías Tombolini.
En ese anexo se presenta el listado de alimentos que integran una canasta básica alimentaria en los términos del INDEC, y que la Argentina suele exportar mucho más que importar, pero no se hace ninguna mención a los insumos necesarios para producirlos.
El Impuesto PAIS se aplicaba hasta ahora a la compra de dólares -incluidos cheques de viajero- para ahorro o “atesoramiento”, pero a partir de 2022 se extendió su alcance a “las operaciones de compra de billetes y divisas en moneda extranjera efectuadas por residentes en el país para el pago de obligaciones por la adquisición en el exterior de servicios personales, culturales y recreativos”.
Luego, este semana, en el marco de nuevas medidas de emergencia para evitar la desaparición de divisas en el Banco Central, el impuesto PAIS se amplió a la compra de divisas para el pago de obligaciones por la importación de las mercaderías. La única excepción eran “insumos y bienes intermedios vinculados en forma directa a productos de la canasta básica alimentaria conforme lo establezca el Ministerio de Economía”.
“En consecuencia corresponde establecer los insumos y bienes intermedios vinculados en forma directa a productos de la canasta básica alimentaria en los términos de lo previsto (…), sin perjuicio de posteriores modificaciones, ampliaciones o restricciones a los referidos insumos y bienes por parte de la autoridad competente”, justifica la nueva resolución de Comercio, que da por cumplida esa reglamentación sin siquiera hacer mención de los “insumos y bienes intermedios” sino limitando el listado de excepciones a los productos (alimentos) terminados.
En definitiva, con esta estrategia la excepción contemplada para no afectar los productos del agro parece perder toda dimensión. Tendrá un muy escaso impacto a pesar de las promesas oficiales de que los insumos para producir alimentos serían exceptuados. El agro gasta por lo menos unos 5.000 millones de dólares en ese tipo de productos, entre fertilizantes, principios activos para elaborar agroquímicos o maquinaria agrícola.