“La siembra directa como tecnología del cuidado del suelo es labranza vertical, es no labrar el suelo si se puede, y es lo mismo que la agricultura orgánica. ¿Qué nos separa? El paquete tecnológico”. Con esa definición, el productor agropecuario Pedro Landa explicó la diferencia entre dos formas de producir alimentos, que parecen lejanas pero al parecer están íntimamente emparentadas.
El padre de la agricultura orgánica en la Argentina, según detalló Landa, fue el ingeniero Jorge Molina, primer asesor CREA junto con Pablo Hary y uno de los precursores de la siembra directa. Vendría a ser el abuelo común entre ambas primas hermanas. Pero en los últimos tiempos, el sistema productivo convencional se desvió de los fundamentos iniciales de la directa, que nació como una práctica conservacionista.
Ver Recordando a Jorge Samuel Molina, el padre de la siembra directa
Mirá la charla de Pedro Landa con Bichos de Campo.
“El paquete tecnológico de la agricultura convencional es cada vez más agresivo y por eso está siendo repensado. La gente está empezando a pensar cómo cambiar productos agresivos por otros menos nocivos, e incluso las empresas que los producen tienen sus áreas de bioinsumos porque ven que se metieron en un camino acelerado que los lleva a un lugar en el que no quieren estar hoy”, explicó a Bichos de Campo Landa, quien además de productor es director de la Organización Internacional Agropecuaria (OIA), una certificadora de prácticas agrícolas.
Luego fue al núcleo de la cuestión, el argumento que realmente puede mover la vara de muchos productores. Preguntó: “Nos enseñan a maximizar rendimientos, y lo que hay que hacer es maximizar beneficios. ¿De qué te sirve producir 15 toneladas si el costo es 13 y tengo 2 de margen, si se puede producir 8 toneladas con un costo de 5, con lo que el beneficio es de 3 toneladas?”
En otras palabras, Landa cree que un sistema productivo menos intensivo en insumos puede incluso ser más conveniente desde el punto de vista económico.
En un plano más general, el director de la OIA afirmó que hoy se confunde crecimiento con desarrollo. “El sector agrícola argentino creció, exportó, pero recién ahora se está desarrollando, porque el desarrollo es el crecimiento armónico de todas las partes de un sistema. Si solo producís cantidad, estás creciendo en producción, pero eso tiene patas cortas, es como un gigante con pies de barro. Si producis 6 toneladas de maíz pero no tenés claro por qué camino o con qué camión lo vas a sacar, no te vas a desarrollar”, indicó.