En una entrevista a la Televisión Pública que estuvo destinada sobre todo a enviar señales al kircherismo más duro y desacreditar las versiones que hablan de una ruptura del Frente de Todos, el presidente Alberto Fernández tuvo este domingo a la noche un párrafo destinado al sector agropecuario que lo colocó de inmediato más cerca del secretario de Comercio, Roberto Feletti, que del ministro de Agricultura, Julián Domínguez. Uno y otros funcionario encarnan posiciones más confrontativas o más comprensivas respecto del sector agropecuario.
Cuando se lo consultó sobre la suba de dos puntos en las retenciones a la exportación de aceite y harina de soja, para llevarlas a un máximo del 33%, Alberto contestó: “Esos puntos que hemos subido es para compensar los precios internos, y no le cambia la vida al campo. Hay algunos que no representan al campo, sino que han tomado posturas político-partidarios”, criticó el Presidente a parte de los dirigentes rurales.
“Yo no quiero quedar con Dios y con el Diablo, yo necesito que la gente pueda vivir en paz y que los precios bajen”. #AlbertoEnDesiguales | https://t.co/fnEKkuadQ9 pic.twitter.com/eSHgvxzqNn
— Televisión Pública (@TV_Publica) March 27, 2022
De este modo, el mandatario se alineó con el arco más duro del kirchnerismo, al menos en esta materia. Ese ala está corporizada en la gestión no solo por la vicepresidenta Cristina Kirchner sino también por el secretario Feletti, quien impulsó la suba de esas retenciones por vía de la eliminación del diferencial histórico entre el poroto de soja y sus derivados, y que se apropiará de esos 400 millones de dólares de recaudación adicional para instrumentar un fideicomiso que le permita subsidiar los precios internos de la harina de trigo.
Esta posición dura incluyó críticas directas de Feletti a las empresas alimenticias y los productores agropecuarios, a quienes intentó culpabilizar de la escalada de los precios de los alimentos sucedida en las últimas semanas. El secretario de Comercio habló de “un ataque especulativo”. Y acusó del mismo a “los que quieren comprarse más departamentos en Miami, más 4×4 y salen a la ruta a exhibir el lujo que tienen porque quieren convalidar una suba del 50% en dólares en sus stocks, por solo efecto riqueza. Yo dije la otra vez: si vamos así la Mesa de Enlace va a decidir qué comemos y qué no comemos”, añadió, poniendo nombre y apellido a los destinatarios de sus críticas.
El titular del Ministerio de Agricultura había aceptado a regañadientes la suba de retenciones (pese a que había prometido que no se tocaría ese impuesto), pero esta semana trató de aplacar esta polémica durante una visita al gobernador Gustavo Bordet en Entre Ríos. “La prioridad es cuidar a nuestros productores. Nuestra mirada está puesta en consolidar el desarrollo de sus mejores capacidades. Todas las decisiones que tomamos desde el Ministerio son para fortalecer la capacidad del productor”, enfatizó Domínguez desde la Fiesta Nacional de la Apicultura. Estaba hecho una miel.
Con claridad, el tono elegido este domingo por Alberto está más lejos de esta posición conciliadora que de la acusatoria que hace flamear Feletti. Si acaso había dudas, el presidente también dijo que no quiere “quedar bien con Dios y con el diablo” pero dijo que hay “diablos que aumentan los precios y hay que hacerlos entrar en razón”.
“Hay una inflación autoconstruida que tiene mucho que ver el modo en que se concentra la producción de alimentos; hay que llamarlos a la reflexión para que ellos entiendan que el hecho de que tengan una especie de oligopolio no los autoriza a subir los precios”, agregó el primer mandatario, contento con hacer sonar los tambores de guerra.