Esta semana fue noticia la Corte Suprema de Justicia de la Nación debido a una supuesta maniobra para favorecer judicialmente a la ex presidenta Cristina Kirchner, postergando el inicio de uno de los juicios orales que la tiene como protagonista.
Tanta polémica sobre estas cosas, en medio de un contexto político que se calienta por las cercanas elecciones, desdibuja una noticia que es mucho más importante para la vida cotidiana de miles de entrerrianos: la ratificación de un fallo judicial en esa provincia que aplica una exageradísima restricción al uso de agroquímicos.
Ese fallo que pasó desapercibido fue emitido por la Sala de Procedimientos Constitucionales y Penal del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos. Esta otra Corte Suprema rechazó así el recurso de apelación interpuesto por el Estado provincial contra una sentencia previa que declaraba la nulidad parcial el decreto 4407/18, que regula la aplicación vía aérea y terrestre de fitosanitarios. Todo ello dentro de una causa que tiene a mal traer a los productores de toda la provincia: “Foro Ecologista de Paraná c/Superior Gobierno – Acción de Amparo”.
Para resumir el proceso: Una ONG ambientalista acciona contra los agroquímicos y un fallo de primera instancia le da la razón; luego interviene el gobierno provincial con un decreto que fija nuevas distancias para el uso de esos insumos; pero ahora es la Corte Suprema la que anula ese decreto que intentaba conciliar.
En efecto, con este fallo la Corte Suprema entrerriana desarticuló la estrategia trazada por el gobierno provincial para resguardar al sector agrícola local, ya que el decreto emitido en diciembre por el gobernador Gustavo Bordet fijaba una distancia de 100 metros para las aplicaciones terrestres de agroquímicos y de 500 metros para las aéreas en torno a las escuelas rurales y zonas pobladas.
La propia justicia, a pedido de los ambientalistas, había fijado previamente una distancia precautoria de 1.000 metros y de 3.000 metros, según el tipo de pulverización. Esta segunda definición ahora volvió a quedar firme y dejaría afuera de la agricultura convencional a cientos de miles de hectáreas productivas. Unas 300 mil segundo los ruralistas entrerrianos. Casi 25 veces la superficie de la ciudad de Buenos Aires.
“El reciente fallo del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos que deja en pie lo dispuesto en su momento por el Vocal de la Sala II en lo Civil y Comercial de Paraná, Dr. Daniel Benedetto, respecto de las distancias para las fumigaciones agrícolas, es una nueva demostración del grado de irresponsabilidad y demagogia de la Justicia entrerriana”. Así de dura fue la reacción de la Mesa de Enlace provincial frente a esta novedad judicial que vuelve a impactar de lleno en la estrategia productiva del sector.
En un comunicado conjunto, la Federación Agraria, la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (Farer), la Sociedad Rural Argentina y la Federación de Cooperativas (Fedeco) dijeron que “este fallo, sin respaldo ni criterio técnico alguno, imposibilita la producción en más de 300 mil hectáreas y se trata, sin dudas, de un nuevo golpe asestado al corazón de los productores, quienes ven una vez más como los poderes del Estado provincial juegan a la política dando rienda suelta a viejos rencores, especulaciones y prejuicios ideológicos que en pleno siglo XXI debieran estar perimidos”.
“Esa decisión insensata ha dejado de la noche a la mañana a miles de productores al borde del quebranto, sin importar lo que será de sus destinos, ni de los puestos de trabajo de que ellos dependen, ni de los contratos firmados, ni de los créditos asumidos, ni de sus familias”, se quejaron los dirigentes rurales, ante un nuevo fallo judicial que da mayor importancia a la preocupación ambiental de la sociedad urbana que a las necesidades productivas de la sociedad rural.
Para los ruralistas, a los integrantes del poder judicial “en definitiva no les importa nada, salvo obtener un rancio rédito político”.
Pero la Mesa de Enlace entrerriana también le pegó duro a los otros poderes del Estado por esquivar sus propias responsabilidades. “El gobernador Bordet y su equipo han sido partícipes necesarios de este mamarracho, subestimando la situación y mostrando un doble estándar, con un discurso resbaloso y contradictorio. Por un lado, se dictaba un decreto, se apelaba la medida judicial, y por el otro, hombres del gobierno apoyaban a los que impulsaban este artilugio legal o lo que es peor aún, especulaban con los tiempos electorales, sin importar las consecuencias”, dispararon.
Los diputados, en tanto, fueron criticados por cajonear una ley que podría haber impuesto un marco para las aplicaciones de agroquímicos respaldado por el arco político. “Sin duda alguna una ley como la que se había consensuado oportunamente entre los distintos actores de la provincia, sería el camino más serio hacia una producción agropecuaria responsable y previsible”, dijo la Mesa de Enlace en el comunicado.
En este contexto tenso, en una visita a Gualeguaychú, el gobernador Bordet ahora se mostró a favor de impulsar una legislación de fondo. “Dejando de lado el tema de la apelación, creo que hay que ir en busca de una norma que genere consensos en la provincia, una norma que nos haga superar la antinomia y las posiciones extremas, que proteja a los chicos en las escuelas, pero que garantice el proceso productivo y que cuide la salud de los vecinos”, se manifestó.
Bordet anunció además la firma de un nuevo decreto para tratar de satisfacer los requerimientos de la justicia. “Venimos haciendo una revisión sobre este tema, nos hemos estado reuniendo con universidades para que el decreto en el que estamos trabajando tenga sustento científico, como así también atienda a la demanda de todos los sectores”, anticipó.
Felicitaciones al STJ de Entre Rios , mientras en el interior del país y el mundo los afectados (victimas) reclaman por sus derechos quienes nos gobiernan y nuestra Corte Suprema de Justicia Nacional -en cambio- miran para otro lado, se hacen los desentendidos y parece no importarles la tragedia que la argentina vive como consecuencia del envenenamiento masivo con 450.000.000 de litros de Glifosato por campaña de siembra esparcidos sobre doce millones de argentinos que viven en zonas rurales, sus alimentos y su suelo cada vez más pobre en nutrientes y minerales. Digo esto porque hace dos años que tiene en su despacho para resolver una medida cautelar en la que se le solicito la suspensión preventiva de las “fumigaciones” y/o el “etiquetado” de aquellos alimentos transgénicos producidos a base del uso del “glifosato”. Dicha cautelar se anexa a una demanda judicial colectiva masiva (acción de clase estilo americano) donde la clase somos “todos los argentinos”, incluido usted lector, en la que se demanda a todas las empresas contaminantes, Monsanto, Bayer etc. un resarcimiento económico colectivo para todos los argentinos por el daño ocasionado a la salud pública y al ambiente además del daño moral colectivo, por haber convertido nuestro territorio (30 millones de hectáreas) en un campo químico experimental por más de 20 años a sabiendas de su peligrosidad para la salud pública y el ambiente, su insostenibilidad científica y económica, basado en la mentira y con el único fin de ganar dinero. La causa cuenta con el aval de dos Fiscales Federales y la Defensora de Menores ante la CSJN y ahora el Dictamen de los propios Peritos Oficiales de la Corte -sin embargo- su trámite duerme el sueño de los justos. Anhelamos que el máximo Tribunal deje de mirar para otro lado, asuma la responsabilidad que le cabe en el asunto, no ignore estos hechos y dilemas terribles, pues no es propio de hombres del derecho atentos a la realidad, a la vida cotidiana y sus conflictos. danielsallaberry@hotmail.com
No digas idioteces. En Argentina se practica la misma agricultura que en el resto del mundo.
Y no tiene ningún sustento afirmar que hay consecuencias sobre la salud. Sobre todo en cancer, cuya mortalidad está comprobado que no tiene una distribución geográfica asociada a la agricultura.
Lo de Entre Ríos no tiene precedentes a nivel mundial. No hay restricciones, mucho menos de esa magnitud, en ninguna parte del mundo.
En Europa, por ejemplo, con un fallo así no existiría la agricultura