José Aranda es periodista agropecuario de uno de los diarios más antiguos del país, El Liberal de Santiago del Estero, que fue fundado el 3 de noviembre de 1898. En estos días de cuarentena, José sigue yendo unas horas diarias hasta ese medio de comunicación, a hacer su fajina diaria, pero ya no puede recorrer las grandes distancias para cubrir en cada sitio la actividad en una provincia donde el agro ha crecido mucho en las últimas dos décadas.
Tanto ha crecido la actividad productiva en Santiago del Estero que de entrada Aranda nos cuenta que allá quedan cerca de 1 millón de hectáreas sembradas con granos (soja y maíz) que todavía deben ser cosechadas en tiempos de pandemia. Están ubicadas en la zona noreste de la provincia, recostada sobre el Chaco y también sobre Santa Fe. Las lluvias que cayeron en los últimos días demoraron un poco el inicio de la trilla. Pero ya se larga…
Mirá la conversación que tuvimos con José Aranda:
“Los productores del noreste santiagueño, donde se implantaron 1 millón de hectáreas de granos, están por comenzar la cosecha ahora mismo, como en varias zonas del país. Hubo algunos problemas de ingreso de transportes y de maquinaria agrícola. que suelen venir de Santa Fe, Chaco o Córdoba. Eso está provocando algún tipo de dificultad. Se pone complicado para ingresar” a la provincia, comentó José.
La responsabilidad de que esto suceda a pesar de que al agro haya sido considerado una actividad esencial, y por lo tanto pueda movilizarse, es política: hay controles policiales que traban el tránsito de camiones y equipos de cosecha, especialmente en la frontera con el Chaco. “Hay un protocolo para los desplazamientos, pero los controles están muy estrictos”, informa el colega agropecuario de esa provincia, donde también se ha puesto en práctica un permiso provincial para poder circular por las rutas.
“El tema es fundamentalmente con los que vienen de otras provincias, porque si bien hay un permiso nacional, se complica la validación aquí”, advirttió Aranda. Luego nos comentó que en algunas rurales estaban viendo como acomodar las cosas, formulando corredores sanitarios seguros o con algún otro tipo de solución, para que no quede sin cosechar ningún lote. “Esta cadena necesita mucho dinamismo hacia los puertos”, comentó José.
En el caso de la maquinaria agrícola también hay inconvenientes. “No pueden ir más de dos personas, que tienen que usar barbijo. Y eso ralentiza un poco”, describió.
Para Aranda, que conoce el sector productivo local como pocos, “el tema del transporte van a tener que aceitarlo… porque una vez que se larga la cosecha no se puede parar. Y salvo silobolsa, no hay una gran capacidad de almacenaje, salvo algunas cooperativas o acopios”.
El algodón es otro cultivo tradicional de Santiago del Estero. “Se ha empezado a cosechar en las zonas bajo riego, pero hay empresas que por el tema bancario no tienen precio definido. Los productores prefieren entregarlo antes de que se les ponga feo en el campo, entregarlo igual sin precio”.
No es el único frente de conflicto a arreglar en Santiago del Estero. En materia ganadera, avanza con mucho sobresalto la primera campaña de vacunación contra la fiebre aftosa, donde en algunos lugares recién van 40% del stock. Y hay mucha preocupación por el gran frigoríficos que existe en esta provincia desde que se cortaron las exportaciones de carne a China. Es el Forres Beltrán, que anda “con una actividad bastante reducida”.