Como los argentinos consumimos muy pocos berries, los proyectos de producción de estas frutas finas surgieron pensando sobre todo en el mercado exterior. Es lo que sucede con los arándanos. “Esta fruta siempre estuvo orientada a la exportación. El mercado interno recién despertó hace pocos años y eran muy limitadas las ventas”, contó Adolfo Storni, presidente de la firma Extraberries SA, que arrancó con el negocio de los arándanos hace unos 10 años en Metán, Salta, pero también tiene plantaciones en Uruguay y Concordia, en Entre Ríos.
Storni relató que, cuando comenzaron, una década atrás, “la Argentina estaba prácticamente sola en el mercado en los meses de septiembre, octubre. Había una ventana muy atractiva con muy buenos precios, donde no tenía mucha competencia”.
Pero de inmediato aclaró: “Hoy Argentina no está sola en el mercado de arándanos, y compite contra Perú que se acerca a ser el principal exportador mundial, y con Chile aunque en este caso no compita en directo con Argentina, además de Sudáfrica y otros países que crecen y están mucho tiempo en el mercado, como es el caso de México y Marruecos”.
Mirá el reportaje completo a Adolfo Storni:
Storni dice que la competencia en el mercado mundial del arándano en contraestación se intensificó mucho por mérito de los otros países (en especial Perú, que hasta 2012 no producía la fruta) y por probleas internos propios de la Argentina. “Muchos años el tipo de cambio estuvo sobrevaluado, hubo falta de acuerdos de libre comercio, la presión tributaria, las retenciones, la conflictividad laboral, con problemas serios para competir en una actividad de mano de obra intensiva contra otros países productores que tienen valores mucho más bajos. Y luego están los errores de los productores”, describió.
Acerca de cómo mejorar la actividad, el empresario dijo que “Argentina tiene mucho que hacer a nivel producción, desde la elección de correctas variedades, hasta desarrollar productos que puedan viajar y estar 30 días en un contenedor hasta llegar a destino.”
Sucede que, según explicó Storni, hay una reconversión del negocio de arándanos que es forzada por las nuevas circunstancias. En rigor, ahora hay países competidores que tienen mucho más volumen y menores costos, y en consecuencia hay que reconvertir las 2.700 hectáreas cultivadas hacia variedades que puedan ingresar al mercado en otra época del año, pero además para pelear por nichos de calidad.
“Por el tipo de clima y suelo, Argentina y Uruguay tienen muy buen sabor y color de las frutas, y esto se da también en cítricos y frutas de pepitas. Pero también es cierto que hay mucha competencia. Estamos en una transición que, en el mercado de arándanos, apunta a la búsqueda de productos que duran más, y que el medio de transporte, que nació como vía aérea, vire hacia el contenedor (que se envía por barco). El 90% de los volúmenes exportados de Chile, Perú y Sudáfrica se hace en contenedores. Para hacer esto, Argentina debe cambiar variedades y trabajar con frutas de mejor calidad, y eso se logra con diferencial en campo y empaque”, afirmó el productor.